Que nadie se extrañe si catalogo esta novela como fantasía histórica, aunque transcurre al 100% en la actualidad. Siento debilidad por las obras que intentan llenar el pozo del desconocimiento de nuestra historia con premisas fantásticas. Son un tema que me atrae y me apasiona y Rodolfo Martínez parte de una idea tremenda, genial, casi diría que única, para aportarnos teorías conspiranoicas, aventura y reflexión en torno a la religión y en especial al comportamiento del iglesia católica en los últimos dieciséis siglos.
Pero estoy avanzando eventos. Centrémonos en la trama y los personajes. Uve - Viola Mercante -es una investigadora privada que acepta un caso estraño de mano de un cura de su ciudad: En ciertos barrios marginales - poblados especialmente por inmigrantes- una nueva iglesia de la que nadie ha oído hablar está atrayendo los creyentes, pero de forma sutil y sin discursos, amenazas ni actos masivos. Uve comenzará a indagar con la ayuda de amigos y confidentes y le acabará por estallar un secreto que se oculta a los ojos de la gente desde hace siglos. Un misterio que puede poner en peligro la sociedad tal como la conocemos hoy en día.
Ah! Rodolfo Martínez lo hace muy bien al principio: nos da pistas, nos intercala capítulos informativos sobre religión y filosofía, lo adereza con algunas cartas misteriosas, siempre estimulantes y voilà, ya tenemos una novela que nos atrapa desde el principio. También abre cada capítulo con flashforwards futuros donde intuimos que Uve sufre una persecución frenética - ella es la víctima- que no augura nada bueno. Así pues, el presente se conjura con el pasado y el futuro a través de fragmentos y capítulos insertados en el arco argumental. Una buena combinación que evidencia el buen hacer del autor.
Los personajes también son bien tratados. Tienen vida y se parecen creíbles. Pueden resultar graciosos y serios en poco tiempo narrativo y cumplen perfectamente con su papel. Quizás en algunos casos - especialmente los personajes de origen japonés- se acercan demasiado al estereotipo nipón de las películas y parece más bien que formen parte de un film del Tarantino.
A Rodolfo Martínez le gusta, pero, desdramatizar su propia historia y a menudo intercala chistes de tipo friqui - Iván, el amigo de Uve es un freak acabado- que pueden extraer muchas sonrisas a los lectores que captamos el mensaje pero que paradójicamente resta credibilidad a la historia pues parece que esta nos presente con demasiada humor, con demasiado poco tacto y más tratando un tema fundamental como es la religión cristiana que un puñado de ateos descreídos - y un cura semi-agnóstico- deben salvar.
Cuando llegamos a más o menos dos terceras partes de la novela, el autor opta por empezar a dar explicaciones más que razonadas sobre la causa del porqué los inmigrantes están cayendo en una red invisible de creencias, porque buena parte de la ciudad parece haber desaparecido o quedarse en coma y en definitiva dar una solución al gran enigma que parece haber perseguido a la iglesia desde que Constantino la declaró oficial en el imperio romano de oriente. Pero el clímax literalmente orgásmico de la novela casi podríamos decir que llega demasiado pronto y luego el nivel baja demasiado en picado.
El problema o mejor dicho el sabor de ligera insatisfacción con la trama viene después, hacia el final del libro, donde de golpe conocemos otros aspectos que nos vienen poco elaborados, poco integrados en la historia - por ejemplo la aparición de Ishtar que en ningún momento recibe tantas explicaciones como sería necesario, o la fabricación de cierto artefacto que no entendemos cómo ha podido construirse con la tecnología actual-. Son detalles que bombardean el sentido de la credulidad del lector y que están cogidos un poco con pinzas, elementos plausibles si tuvieran unas cuantos páginas más para garantizar una buena inserción en la trama. Por otra parte, la fuerza de los personajes -en especial de Uve que narra la historia en primera persona- es tal que arrastra estas incongruencias y las minimiza bastante.
Con esto tenemos una historia muy original, repleta de buenas maneras que combina con acierto filosofía y religión y no tanto un cierto grado de friquiismo que la le lima demasiado a menudo las costuras. Una trama argumental eminentemente elaborada que por momentos parece escrita por el propio Lovecraft y que en otras nos hace pensar en Dan Brown - pero mucho mejor, el mismo autor se ríe de las teorías conspiranoicas vaticanas-. Terror, intriga, humor y aventura. Todo bastante bien resuelto excepto por los detalles que hablaba antes. Las astillas de Yavé es una notable novela, a pesar de quedar lejos de la excelencia, no por la trama que nos ofrece, si no por el tratamiento desigual de la historia que a veces notamos.
Muy recomendada como lectura fresca, con ideas muy interesantes y con una prosa guiada por un lenguaje coloquial que por un lado proporciona amenidad pero por otro le quita solemnidad y por tanto seriedad a la premisa inicial que rodea el secreto que ha estado escondiendo la iglesia desde cuatro siglos después de su fundación.
Eloi Puig, 29/06/14
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