Siempre me han interesado bastante los hechos históricos que acompañaron a la II Guerra Mundial más allá del escenario europeo. A menudo me he preguntado porque se le llamaba "Guerra Mundial" si la mayoría de las batallas ocurrieron en Europa. Naturalmente África y Asia también tuvieron diversos grados de enfrentamiento pero quizás Oceanía ha sido siempre un territorio que por idílico, siempre he apartado de mi mirada cuando buscaba información sobre batallas de dicha guerra.
Dejando de lado algunas películas o series que siguen con más o menos acierto los enfrentamientos entre Japón imperial y los americanos, he leído relativamente poco al respecto. Un primer encuentro con la dura realidad de Japón de entre guerras la probé con La imprescindible obra Adolf, de Osama Tezuka. Ahora, con esta Operación Muerte vuelvo a descubrir el papel de los japoneses durante la guerra, especialmente de los soldados rasos.
Shigeri Mizuki, el autor de esta novela gráfica publicada aquí por Astiberri tiene un valor añadido también. Fue uno de los supervivientes en las batallas de la isla de Nueva Bretaña, frente a la costa de Nueva Guinea, que durante varios meses del año 1943 fue sometida al intenso fuego del ejército norteamericano. Allí el autor perdió un brazo, pero también perdió mucho más, la inocencia de un joven soldado.
Operación Muerte nos narra las trifulcas de un pelotón de 500 soldados enviados a la isla de Nueva Bretaña para asegurar posiciones. La mayoría son reclutas sin experiencia que no saben ni qué hacen en esa isla ni porque están luchando tan lejos de casa. La malaria, la malnutrición, los abusos y en definitiva la guerra les pasará una cara factura. No es un argumento nuevo ver cómo los oficiales enviaban a jóvenes a luchar sabiendo que morirían para asegurar una posición, un terreno que en la práctica no servía para nada. Esto ha ocurrido en todas las guerras - sólo hay que recordar las matanzas de Verdun durante la I Guerra Mundial para ejemplo- y se ha visto en numerosas películas. Pero en este caso hay que añadir un componente cultural de la sociedad nipona basado en la obediencia ciega y el honor que impregnaba a muchos de los oficiales y soldados. Un honor que los empujaba a morir y a sacrificarse voluntariamente en muchos casos por una causa que creían justa. Kamikazes, hombres destinados a morir, a caer en combate.
De hecho uno de los temas que el autor recrea más fielmente es el de la estupidez innata de muchos de los oficiales que seguían órdenes sin plantearse su lógica o que imponían su voluntad a través de la violencia sabiendo que si fallaban, el honor les exigía su vida a cambio. Las "operaciones Muerte" (gyokusai, en japonés) eran precisamente eso: Ataques desesperados cuando ya sólo quedaba rendirse ante una fuerza superior, enfrentamientos suicidas que se llevaron miles de vidas, especialmente de reclutas japoneses que morían sin saber el porqué. La historia entre ficticia y real de muchos de estos jóvenes se explica en este volumen pseudo-biográfico que trata de forma bastante clara tanto la organización caótica y sin recursos del ejército japonés como la falta de mira de muchos oficiales. Un ejercito que consideraba a los soldados rasos menos valiosos que los caballos o los víveres y por tanto una carne de cañón perfecta.
El estilo de Mizuki dibujando es cuando menos, curioso. El detallismo de los paisajes es increíble pero en cambio los personajes son caricaturizados de forma constante en un dibujo sencillo y poco elaborado que contrasta como decía con los fondos de viñeta. Naturalmente es un efecto creado expresamente. Por mi parte, no me gusta demasiado este tipo de dibujo que parece reírse de sí mismo pero quizás es el efecto que quería crear el autor: Ridiculizar la guerra y especialmente los peones que deben sufrir ofreciendo un dibujo sencillo, casi infantil para, parece, querer desdramatizar el momento pero que puede conducir también a hacernos ver aquellos personajes como personas volubles, poca cosa, prescindibles incluso.
En Operación Muerte encontraréis 360 páginas de selvas exóticas ... llenas de hambre, enfermedades y soldados japoneses más preocupados de escaquearse de sus tareas que de combatir al enemigo. Más interesados con lo que pasa en casa que en la isla de al lado. Soldados condenados a muerte sólo para inspirar a otros soldados que probablemente también serán enviados en estas infames operaciones suicidas.
Eloi Puig
09/21/14
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