Cuando una novela viene apoyada por multitud de premios, entre los que figuran el Hugo, El Nebula, El Locus y el Arthur C Clarke es que algo tiene, algo la hace especial. Me lancé a leer Justicia Auxiliar precisamente por este motivo - y porque me apetecía mucho leer space opera. Además, la portada era atractiva y la contraportada te llenaba de buenas vibraciones. El resultado ha sido impresionante en varios aspectos pues ciertamente Justicia Auxiliar es un space opera pero no como me esperaba; entiendo también que haya ganado varios premios pero también creo que se ha exagerado todo un poco.
Para empezar hablemos de la trama que ha creado y trabajado una autora completamente desconocida como es Ann Leckie: Buena parte del universo conocido está dominado por un gran imperio, el Radch, una inmensa colección de mundos y sistemas estelares habitados básicamente por humanos que se expande sin encontrar casi resistencia. Pero quien domina este imperio, quien controla las anexiones de nuevos sistemas, quien dirige el mundo de los humanos no es una persona, es una IA, una Inteligencia Artificial que desde hace miles de años rige el destino de prácticamente toda la humanidad disgregada por el espacio. No sólo eso; con los humanos conviven máquinas, otros IA conscientes que se integran a la vida civil y militar del Imperio Radch. Desde administrar estaciones espaciales a naves de guerra, las IA tienen un papel más dentro del entramado del imperio - hasta aquí, el planteamiento me ha recordado la serie de La Cultura de Ian M. Banks-. Pero además, la mayoría de ellas poseen apéndices en forma de cuerpos humanos, llamados auxiliares, que forman parte de la misma IA. Estos auxiliares no es que no posean conciencia propia, es que su mente es la misma IA, por lo que una sola mente puede controlar miles de auxiliares que pueden realizar tareas completamente distintas en lugares totalmente dispares.
Nos encontramos pues con Breq, el último apéndice consciente, el último vestigio de lo que fuera la nave Justicia de Toren. Un auxiliar que está buscando algo muy importante en un apartado planeta para nada menos destruir al Lord del Radch, la entidad suprema que gobierna el universo de los hombres. Cabe mencionar aquí que el Lord del Radch aplica las leyes y la justicia según su visión conservadora - o no- del control del imperio. No actúa de mala fe o como un tirano, o al menos su mente lo ve como una forma lógica de crecer. Fascinante. No es extraño que la premisa atrape a cualquier aficionado a la ciencia ficción pues para empezar el protagonista es un cuerpo humano sin cerebro con una IA que lo controla, una IA que había sido una nave de guerra gigantesca con miles de auxiliares a su su servicio. Ann Leckie se gana a pulso la oportunidad de que los lectores se adentren en su novela, sólo para proponer una temática tan original.
La estructura de la novela comienza bajo dos frentes: El presente donde Breq maquina para conseguir llegar a uno de los miles de cuerpos del Lord del Radch y el pasado donde se explican las circunstancias que provocaron la destrucción de la Justicia de Toren y la causa del porqué Breq prepara su venganza. Son capítulos alternos, bien descritos pero que sorprende al lector por su ritmo. Si bien este es constantemente sin prácticamente ninguna alteración, observamos como los personajes no empatizan demasiado con el lector. Claro que uno es la mente de una máquina y el otro un teniente que acaba de despertar de una criogenización de mil años, por lo que quizá no podemos pedir demasiado. Pero el hecho es que nos atrae la historia, no los personajes, y eso a la larga hace resentir la valoración de la obra.
Como decía, Leckie demuestra una buena habilidad para describirnos las maravillas y las conciencias colectivas que comparten los apéndices de las IA. También hace un buen trabajo en las políticas planetarias, las costumbres etc de las sociedades que nos vamos topando pues nos resultan creíbles. Todo ello, bastante admirable.
Y entonces también está el tema del género.
Aix! El género! En la legua radch, el género no tiene importancia por lo que cuando se habla no se detalla si el interlocutor es macho o hembra. Esto, que a priori parece una idea interesante - y más si tenemos en cuenta que quien gobierna es una IA y que seguro no le importa si sus súbditos son machos o hembras- a la práctica se convierte en un dolor de cabeza para el lector. Para empezar en inglés muchos cargos militares tienen un carácter neutral, aparte de que los artículos no demuestran de qué género estamos hablando, pero en las lenguas románicas sí tenemos artículos para señalar este hecho. De modo que la traductora - con buen criterio- ha traducido todas las vinculaciones de género al femenino. ¡Parece que estemos leyendo una novela exclusivamente protagonizada por mujeres! Pero creo que aquí Ann Leckie la ha pifiado queriendo dar un tono aún más original a sus sociedades a través de la lengua y la desaparición del género. Que al final de la novela no tengamos claro que el 95% de los personajes que aparezcan son de sexo masculino o femenino no ayuda y provoca una gran confusión.
Además, esta práctica es engañosa completamente. Si en la novela se hubiera descrito en cualquier momento el aspecto físico de un personaje con detalle - curvas femeninas, barba, pechos voluptuosos, musculatura, tono de voz, altura etc ..- sabríamos perfectamente qué son y no habría tanta parafernalia con el género. La autora se cuida de no formular descripciones que puedan hacer entender si un personaje es masculino o femenino; y eso, señores es hacer trampa. Si esta novela algún día se adapta a la gran pantalla, la cuestión del género parecería ridícula, por ejemplo.
En todo caso, es un punto importante a resaltar. Leckie apuesta mucho por el tema del género y aunque le salga más o menos original, acaba por cansar bastante al lector que le cuesta imaginarse a los personajes- incluso el principal-. Es un tema tan engañoso como el de la portada en la que se nos muestran unos cazas espaciales que parece vayan a combatir cuando la verdadera temática de fondo son las interacciones entre inteligencias artificiales.
Justicia Auxiliar es un concepto de novela que hay que tener muy en cuenta y que seguro que a los más veteranos habrá gustado por las dosis de originalidad que conlleva pero por otro lado le falta una dosis más significativa de acción y emoción. Es un libro que recomiendo leer, pero sobre todo por su frescura argumental, por algunos golpes de efecto sencillamente sublimes y por ser una obra innovadora. Pero también aviso que es lenta en avanzar y que los personajes resultan fríos y poco estimulantes. Una mezcla de sensaciones que veremos ampliada a sus secuelas, aunque la novela es ya de por sí bastante autoconclusiva.
Eloi Puig 07/10/15
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