La fantasía onírica ha sido desde tiempos inmemoriales una meta abordada por muchos autores de género. Mezclar nuestro mundo real con nuestros sueños no deja de tener un punto de morbosidad y también de sentido de la maravilla. Una especulación en el plano fantástico sobre la trascendencia o no de los sueños, sobre si significan realmente algo o no, sobre si son necesarios para nosotros o resultan una tontería sin importancia.
Como es lógico, del tema se ha ocupado tradicionalmente la literatura fantástica pues el potencial es enorme y si el autor sabe controlar su creación puede llegar a ser una obra espléndida. Pero los sueños son una espada de doble hoja: por un lado proporcionan una fuente inagotable de imaginación y fantasía pero por otro normalmente cuesta integrarlos en una trama coherente. Se necesitan unas buenas bases y unas reglas estrictas para que una novela y los mundos dentro de los sueños sean comprensibles para el lector.
Desde la esperpéntica duologia de la Guerra de los sueños de John C Wright - de la que no entendí ni la mitad de lo que me proponía- hasta obras más recientes como El sueño del otro de Juan Jacinto Muñoz Rengel o la saga de Guardianes de sueños de Ricard Ruiz y Álex Hinojo, las novelas que tratan de tú a tú los mundos oníricos necesitan, como decía, establecer una serie de reglas para que la fantasía no se desborde demasiado por sus páginas.
El libro de Ivo es la primera novela de Juan Cuadra y es una obra dedicada al mundo de las pesadillas. Cuadra nos cuenta que en nuestra realidad cotidiana hay que sumar otro plano o dimensión llamado El Reino, donde los humanos vierten sus pesadillas y por decirlo de alguna manera comprensible, depuran la violencia malsana que llevan dentro. Este reino está poblado por servidores y por los señores que representan la esencia de las pesadillas: La oscuridad, el Laberinto, la Bestia y la Cazadora y obviamente por una reina, creadora y controladora de todo el reino. Pero la reina ha muerto y alguien debe perseguir al asesino que ha huido a nuestra realidad para vencerlo y restablecer la normalidad. Esta es una premisa inicial más que prometedora y que combinado con magia, violencia, pequeñas dosis de terror y una trama dinámica por no decir frenética, convierten la novela en una atractiva apuesta.
El autor es un buen narrador y sabe secuenciar los diferentes escenarios y pasar de uno a otro con elegancia. La estructura combina básicamente dos escenarios: Nuestra realidad en una ciudad indefinida y El Reino, el otro plano de la realidad donde se vierten las pesadillas. Si bien, la parte dedicada a la Ciudad es loable, creo que donde realmente el autor experimenta más es El Reino pues puede deja desbocada su imaginación para mostrarnos un universo que intenta ser coherente con sus propias leyes físicas y mágicas.
El autor, como decía, asalta las páginas del libro con gran dinamismo: Capítulos cortos, cambios de personajes, prosa bastante ambiciosa y una estructura eficiente. También solapa escenas de forma notable pues a veces leemos unos párrafos y más tarde, en el siguiente capítulo, volvemos atrás para descubrir el punto de vista de otro personaje.
Ahora bien, antes hablaba de que la fantasía onírica necesario explicarla cuidadosamente y que debe seguir unas reglas. Y aquí el autor juega poco a explicarnos las normas de cómo se estructuran los diferentes planos o dimensiones y eso resta un poco de credibilidad a la obra. En nuestra realidad se juega mucho con la magia, a secas, pero sin anunciar de dónde proviene o de quien puede hacer uso. En general, pero, Cuadra se sale con la suya dada una premisa que augura una lectura que nos atrapa desde el comienzo - aunque los inicios tienen un leve regusto cinematográfico-.
Lo que no consigue el autor, en mi opinión, es dejarnos satisfechos con la trama ya que se nota a faltar varias respuestas a problemas tanto de primer orden como poco trascendentales. Yo como lector me he sentido frustrado leyendo el final. No porque presuponga que probablemente habrá una continuación - aunque en ningún momento se ha anunciado que forme parte de una saga- sino porque no he entendido muchos detalles y hechos que he encontrado confusos o vagamente tratados. Sin hacer spoilers, se me ocurren algunos: Porqué la gente se vuelve psicótica por no poder deshacerse de las pesadillas cuando todavía no ha ido a dormir? ¿Qué papel hacen personajes como Sakura? Qué es el "Tercer lugar" y porque es tan importante? Es muy posible que algunas respuestas se proporcionen en otro volumen y entiendo que no todos los misterios serán resueltos pero los de lógica como saber porque a unos humanos les afecta una cosa y a otros no creo se debería haber resuelto en este primer libro.
Así pues, una historia fresca, una narración eficaz, unos tempos espléndidos pero una trama que se pierde en algunos momentos y que te deja con una sensación de no haber entendido bien la novela, tal vez porque deja demasiado hilos sueltos para un segundo volumen.
Eloi Puig, 14/10/14
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