Mucha gente conoce el nombre de George R.R. Martin, pero sobre todo lo cocnocen a raíz de su saga de Canción de Hielo y Fuego. Menos personas lo siguen también por sus anteriores novelas de ciencia ficción, como Muerte de la Luz, Refugio del Viento o Los Viajes de Tuf pero todavía es menor el grupo de seguidores que también lo conocen por sus excelentes cuentos. Yo mismo hasta el día de hoy sólo había leído cinco.Esta carencia, de un autor que comenzó precisamente escribiendo relatos de ciencia ficción y fantasía, es la que puede repararse con el presente volumen.
En 2003, Martin recopiló sus mejores relatos en una antología retrospectiva que tituló precisamente GRRM: A RRetrospective. Aquí se incluían pues buena parte del pasado de un autor que hoy en día es un super ventas mundial pero que como todo el mundo tuvo unos inicios mucho más humildes. La publicación en castellano por parte de Gigamesh de esta inmensa antología se ha traducido en tres volúmenes, de los cuales, Luz de estrellas lejanas, es el primero.
Es muy importante apuntar que los cuentos recogidos en la antología fueron elegidos por el propio autor, teniendo en cuenta factores de calidad y de evolución de estilo y de temáticas, muy ligados a sus vivencias personales. Para coordinar todo esto, Martin separó los cuentos en cuatro grandes bloques y escribió un prólogo sobre cada uno de estos apartados. Estos textos son, ya por sí mismos, muy fascinantes y nos trasladan por la memoria del autor durante décadas.
El primero de estos grandes capítulos se llama Un aficionada a todo color. Como su nombre indica, nos toparemos aquí con un Martin juvenil, aficionado a los fanzines y las historias pulp, los tebeos, los dinosaurios ya una larga lista de iconos pop de mediados del siglo XX en la aburrida ciudad de Bayonne (Nueva York ). Quizás para mí es una de las mejores introducciones a sus cuentos pues refleja claramente las bases de la cultura popular americana con respecto a la ciencia ficción. Una cultura de revistas, fanzines y de mucha pasión por parte de los aficionados que ha sido modelo de copias en muchos otros países. Aquí, obviamente esta afición llegó décadas más tarde.
El primer cuento de este primer bloque es "Solo los niños temen a la oscuridad", Un relato pulp pero muy bien escrito con personajes antagónicos estereotipados. El bien contra el mal, la luz y la oscuridad, vírgenes a punto de ser sacrificadas etc ... Todo muy pulp pero teniendo en cuenta hacia qué revistas iba dirigido era un trabajo más que loable. Su personaje principal, El Doctor Destino, estaba pensado para protagonizar una saga de historias.
Más interesante y profunda es "La fortaleza", un cuento de corte histórico ambientado en las guerras entre Suecia y Rusia por el control de Finlandia a principios de x. XIX. Relato tenso, estricto y con personajes bien caracterizados donde se premia el diálogo y la tirantez entre los protagonistas. Un buen relato histórico en torno a la fortaleza de Sveaborg (hoy Suomenlinna). Una curiosidad es que este relato nunca había sido publicado antes de esa antología.
Otro caso de relato inédito lo encontramos con "Su legado, la muerte", una historia realizada durante un curso de escritura creativa. Con un claro tono político nos narra con buenas dosis de paranoia anticomunista algunos momentos clave que se vivían a finales de los años 60 en EEUU. Correcto.
El segundo bloque de Luz de estrellas lejanas se titula El Asquerosa profesional. Martin, decidido a empezar a triunfar como escritor, comienza a cobrar por sus trabajos. Ya no sólo colabora con fanzines sino que algunas revistas le empiezan a comprar algunos cuentos. Esto es todo un punto y aparte en el que se plantea a menudo como todavía su carrera periodística y como la combina con escribir.
Después de los dos únicos relatos no fantásticos del libro, encontramos "El heroe" que a pesar de ambientarse en un escenario de ciencia ficción no deja de tratarse de otro cuento político que puede extrapolarse claramente a nuestra realidad de finales de los años 60, en este caso de carácter antibelicista. Una crítica a la guerra pero también un canto a favor de los veteranos
"La salida a San Breta" cambia radicalmente de temática y nos abre las puertas a un cuento de fantasmas moderno con aires melancólicos. Esta atención por el pasado, por cómo eran las cosas antes será un punto fuerte en muchos cuentos de Martin. En "La salida a San Breta", un coleccionista vintage de coches -pues la práctica totalidad de los viajes son aéreos- recorre una antigua carretera y se topa con un extraño accidente que parece no haberse producido nunca.
Llegamos al primer relato en que después de leerlo, el lector comienza a pensar que este autor, no sólo es bueno, sino que nos puede sorprender muy positivamente. "Esa otra clase de soledad" es una historia de ciencia ficción muy introvertida, como le gustan al Martin. Los sentimientos, las sensaciones y en este caso la soledad de un astronauta después de pasar cuatro años solo en una estación espacial en los confines de Plutón son los verdaderos protagonistas de un relato donde el miedo y la incertidumbre ganan la partida.
Creo que en "Cuando lega la brumabaja" podemos ya distinguir bastantes de los elementos propios de buena parte de los relatos de Martin: Nostalgia, decadencia, sueños idealizados, un sentimiento de pérdida por lo auténtico, por lo que hace diferente un planeta o una cultura. Podría haber sido (quién sabe) un posible embrión de Muerte de la luz sobre todo por la carga sentimental volcada hacia un planeta. Un grupo de científicos llegan a un mundo inocuo donde la leyenda afirma que existen espectros entre la niebla que día tras día sube y baja por los valles y montañas. Un periodista es enviado a cubrir el reportaje y topará con los sentimientos contradictorios del dueño del único hotel de ese mundo.
Con el tercer bloque, Luz de estrellas lejanas, llegamos a la crême de la crême. Aquí prima
el sentido de la maravilla por nuevos territorios, planetas, razas alienígenas o por el misterio de la vida. Todo ello bajo una visión light de la ciencia ficción donde los sentimientos y talantes son un foco principal donde hay que buscar las historias. Buena parte de estos cuentos están ambientados en una historia futura que medio definió Martin hace décadas. El "dominio de los hombres" o los "Mil mundos." Como intentó bautizarla no se consolidó pero podemos leer nombres, razas, partes de un futuro lejano que se repiten en algunos de los cuentos.
Para empezar un plato fuerte, no fortísimo: "Una canción para Lya", una de las mejores novelas cortas nunca escritas que da lugar a la portada del presente volumen. Uno de los pocos cuentos que ya había leído anteriormente en Los Premios Hugo 1973-1975. El relato se adentra en el misterio que rodea a los Shkeen, una raza peculiar que tiene un rito religioso inquietante: Al alcanzar cierta etapa de la vida se suicidan voluntariamente haciendo que un parásito les absorba completamente. El problema estalla cuando algunos humanos se vuelven adeptos también a esta religión extraterrestre por lo que un par de telépatas son enviados a investigar ya averiguar porqué hay gente que quiere pasar por este trance. Un canto al amor, a la vida, narrado con auténtica maestría.
"Esta torre de cenizas" rebaja el nivel y nos sitúa en un planeta exótico donde también los sentimientos de amor y pérdida luchan por encajar en un nuevo estatus solitario de nuestro protagonista.
También en "Y siete veces digo: el hombre no matarás" nos ubica en un planeta con un conflicto entre razas extraterrestres. Mucho misticismo y religión, puntos fundamentales en los cuentos de esta época, son los que llevan a un comerciante a intentar posicionarse contra el abuso de poder de unos individuos invasores que creen llevar la verdad con ellos. Interesante pero con un final un poco decepcionante.
Si un cuento es el máximo exponente de este sentido de la maravilla de lo que hablaba, creo que es "La ciudad de piedra", una historia que toma como base un hecho normal (unos personajes que buscan la manera de abandonar un planeta debido a las pocas posibilidades de éxito comercial) para mostrarnos la inmensa capacidad que tiene el universo para sorprendernos con infinidad de planetas, culturas y civilizaciones, algunas perdidas en la memoria del tiempo y otras que comienzan a avanzar, tanteando el terreno.
"Hieles de tierra" es una historia extraña, a medio camino de la fábula y un cuento de ciencia ficción. Parece que no sólo a Westeros llegan los inviernos crudos y largos. El planeta donde ocurre esta historia el frío también es protagonista - al igual que ocurrirá más adelante con "El dragón de hielo". La trama gira en torno a una cultura poco avanzada donde una chica es apunte de morir por congelación cuando una visitante la salva in extremis. En este punto juega un papel fuerte la imaginación del autor y la fantasía propia de una historia curiosa y bien narrada -como siempre- que tiene mucho de cuento de hadas estrambótico.
Y finalmente otro relato especial: "El camino de la cruz y el dragón", un intento de prever cómo el cristianismo evolucionaría en un universo con miles de planetas habitados por diferentes especies. Esta historia es un canto a la lógica, una crítica suave a los sistemas de creencias cerrados, poco evolucionados y en definitiva a las religiones que vierten más fanatismos e injusticias sobre sus seguidores. Muy buena.
Y llegamos al tramo final, Los herederos de las tortugas, que hace un pequeño salto cronológico para agrupar tres cuentos claramente fantásticos. El mismo Martin apresura a recalcar que él no empezó a escribir fantasía con la saga de Canción de Hielo y fuego (de hecho "La salida a San Breta" es un buen ejemplo) pero parece que las oportunidades de triunfar en la fantasía en los años sesenta o setenta en EEUU eran más bien escasas ya que la ciencia ficción lo acaparaba todo -hablamos de literatura fantástica obviamente-. Sin embargo, Martin siempre ha tenido varias historias con claros componentes fantásticos y aquí nos ofrece tres. Atención al discurso pro fantasía del final de este prólogo: !Antológico!
"Las canciones solitarias de Laren Dorr" es un cuento que ya había tenido el placer de leer en el número 40 de la revista Gigamesh: Una historia de soledad y amor no correspondido en un entorno fantástico. Escrita con buen estilo y con rasgos poéticos. Una chica aventurera que busca su amor perdido, viaja de mundo en mundo a través de portales hasta que llega al mundo en que vive Laren Dorr, una figura triste, inmortal y cautivadora.
Muy diferente es sin embargo, "El dragón de hielo", uno de los mejores cuentos de la antología, una historia más propia de la fantasía épica pero sin olvidar la parte dedicada a explorar sentimientos tan propios de la obra del autor como la soledad o la sensación de pérdida. Con una de las mejores prosas que recuerdo de Martin, nos narra la historia de una chica nacida en el más crudo invierno que se recuerda, que crece autista y solitaria hasta que conoce un dragón del hielo, el cual la cambiará completamente mientras a su alrededor la guerra y la desolación avanzan hasta su familia. Muy épico y triste. Excelente en todos los sentidos.
Para terminar, un relato que esconde una fábula: "En la tierras prohibidas". Encontramos aquí un cuento de princesas y pociones, de seres mitológicos, engaños, brujas y algo más. Pero Martin sabe sacar provecho como nunca y nos transporta con sus descripciones de paisajes y personajes en un mundo fantástico. La búsqueda de una fórmula mágica y el desafío lanzado a una bruja son la premisa inicial de un cuento ideal para cerrar este primer volumen.
Así pues, son dieciséis cuentos, la mayoría notables y sobresalientes, que nos abren las puertas a la extensa producción corta de uno de los nombres del momento. Imprescindible para todo aquel que quiera conocer Martin más allá de su conocida saga - yo añadiría también que no se pierda sus novelas de ciencia ficción- y esperando que Gigamesh saque el segundo volumen.
21/03/13 Eloi Puig
|