Félix J. palma es especialista en tocarnos la fibra sensible a todos aquellos lectores que somos unos enamorados de los clásicos, de la aventura y que en mayor o menor medida somos un poco propensos a la nostalgia ya sentirnos maravillados por una época sumergida en corrientes como el steampunk, los inventos revolucionarios, pero sobre todo por las ansias de conocimientos derivados de la ciencia. Con su trilogía victoriana (aún inconclusa) Palma nos ofrece un homenaje explícito a un autor visionario en la época como fue H.G. Wells. Si en la magnífica primera novela, El mapa del Tiempo este homenaje se encarnaba en la primera novela de Wells: La máquina del tiempo, ahora ha tocado recordar lo que posiblemente sea su obra maestra: La Guerra de los mundos.
Y es que en El mapa del cielo continuamos saboreando como le gusta al autor mezclar fantasía con realidad, como consigue crear un amasijo con ingredientes propios de un delicatesen: Personajes reales como Wells o Poe combinados con ciencia-ficción que se enmarca dentro corrientes tan sutiles como los viajes en el tiempo o los universos paralelos y también tan populares como las invasiones extraterrestres.
Pero hemos detener en cuenta que esta es la segunda novela y que por tanto ya no posee ese elemento sorpresa que tanto maravilló en la primera entrega. Ya sabemos como piensa y escribe el autor, ya sabemos cómo utiliza recursos propios de la metaliteratura en una novela donde un narrador omnisciente conoce cada detalle de la trama - o posibles tramas- y donde hay que advertir que en ocasiones esta retórica resulta algo agotadora.
El mapa de cielo sigue siendo una novela llena de secretos y giros en las tramas pero ya se ha asentado en este universo propio que ha creado de la nada la imaginación del autor. Esto conlleva a que el exigente lector espere más, o como mínimo que la novela alcance un nivel equiparable a su predecesora. Si lo consigue o no es una valoración que cada uno se hará para sí mismo. Mi modesta opinión es que El mapa del cielo es una muy buena novela que consigue enganchar al lector en una serie de tramas bien elaboradas y trenzadas aunque quizá le falta una parte que resulte tan original y espléndida como la historia central de El mapa del Tiempo.
Lo que si le sobran son páginas. Félix J. Palma escribe endemoniadamente bien, pero a menudo le hubiera agradecido que hubiera ido más al grano, que sus propuestas hubieran florecido antes. A Palma, por ejemplo, le gusta repasar meticulosamente las biografías de sus personajes principales. Esto otorga más credibilidad a sus acciones pero resta dinamismo a la obra. Cierto es que su gran prosa no da tiempo a aburri a nadie, que a pesar de no usar demasiado diálogos y preferir la narración pura y dura en todo momento, la prosa sigue siendo fluida, amena y muy elaborada, sumergida en una estilo decimonónico buscado expresamente para conseguir un efecto ambientador muy intenso. La cuestión es que uno piensa que después de leer algunos cientos de páginas prácticamente no ha pasado nada. Este aspecto me recuerda a Patrick Rothfuss, otra monstruo de la literatura actual que en su primera novela nos embelesó durante cientos de páginas donde se desarrollaban poco las tramas, la acción, el suspenso etc. Eso sí, disfrutabas como nunca leyendo buena literatura.
En todo caso, eso no quita que la novela sea un éxito y que casi alcance los niveles de su predecesora. Quizá dicha falta de sorpresa es el hecho que marca más la diferencia. Pero hay que dar al César lo que es del César dicen, y yo no desmereceré nunca la imaginación vertida en esta trama pseudo histórica-literaria que rodea la figura del gran H. G. Wells.
Hablemos un poco de ella: H. G Wells, después de los hechos que llevaron a que su novela La máquina del tiempo fuera considerada de culto dentro la estricta sociedad victoriana y donde varias intrigas lo llevaran a contemplar cosas que a diferencia de lo que suele pasar, sí había podido imaginar, ahora se encuentra en otra encrucijada histórica que tiene mucho que ver con su recién publicada novela La guerra de los mundos, donde se describe, en clave crítica hacia el poderoso impreso Británico, una invasión marciana que azota la Tierra.
El mapa del cielo está estructura en tres partes bien diferenciadas. La primera tiene un escenario tan exótico como la Antártida y su trama argumental resulta una especie de mezcla entre la película La cosa y la novela El terror, de Dan Simmons. Interesante pero un poco lenta. Es una parte diferente al que nos tenía acostumbrado el autor. Bien narrada y con pequeñas sorpresas pero el hecho de tener tantos elementos en común con las dos obras antes mencionadas le resta intensidad pues uno ya piensa hacia dónde irán los tiros.
La segunda parte es la más lograda y nos traslada a un presente donde Wells y sus compañeros - algunos ya aparecieron en la primera novela- serán testigos en toda regla de una invasión marciana que parece replicar punto a punto la novela del escritor inglés. Aquí aparecerán personajes carismáticos como la neoyorquina Emma que después de una atención desmesurada por parte del autor, va cayendo poco a poco en el olvido a favor de otros protagonistas como el mismo Wells. Una historia imposible de amor -todo un referente en esta trilogía victoriana-, ciertos momentos de acción y suspense y varios momentos de máxima tensión. Muy bien resuelta.
La tercera parte es también tratada de forma diferente. En buena parte se describe a través de un diario de manera que podemos afirmar que tiene larguísimos flashbacks. Es aquí donde las especulaciones en torno de subgéneros tan fascinantes de la ciencia-ficción como los universos paralelos cobran fuerza.
Naturalmente trataré de no desentrañar nada de la trama pero hay que decir que aunque previsible no deja de estar bien construida y de resultar adictiva. Como siempre, mezclando la realidad y la ficción, la literatura visionaria de Wells y la metaliteratura que nos evoca el narrador ... pero siempre, siempre consiguiendo alcanzar el objetivo principal del libro y de toda la saga: Hacernos soñar, maravillarnos como nunca.
El autor ya ha comenzado a escribir la tercera parte de esta trilogía, probablemente tendrá como temas fuertes la publicación de otras novelas de H. G Wells, como El hombre invisible. Sea como sea, seguiremos soñando con los ojos de las personas que contemplaron la era de las maravillas: Aquel cambio de siglo XIX al XX donde parecía que todo fuera posible.
Eloi Puig, 26/05/2012
|
|