Tengo que admitirlo: Las propuestas políticamente incorrectas me atraen.
Las obras que cargan contra los estamentos oficiales, contra todo lo que puede parecer tabú en nuestra sociedad son obras que llaman mi atención: algunas pueden ser tachadas de valientes y decididas, otras de locas o fuera de lugar, sea como sea son historias que gritan un poco fuerte para hacerse notar; a veces lo consiguen y otras no. Claro que si esto se hace bajo la óptica del humor irreverente hay muchos puntos ganados ... total siempre se puede decir aquello de "Eh, que es broma".
Steve Redwood ha escrito una paranoica aventura de viajes en el tiempo. Sí, utilizando como medio conductor el humor, a veces sutil e irónico pero también chapucero, salvaje, impactante, que busca la risa fácil ... y que la consigue. Podría comparar el estilo de la obra con Pratchett pero sería injusto. El también británico autor tiene un savoir-faire más fluido y unos argumentos más sencillos -no menos elaborados-, a pesar de los altibajos de la saga del Mundodisco. Pero Steve Redwood no se queda muy atrás, nos presenta una historia pensada para hacer reír y pasar un buen rato. Y eso es lo que debemos buscar en este libro: la satisfacción que nos deja después de comprobar como una trama de viajes temporales cuadra y encima nos deja con un buen sabor de boca.
Pero vamos al tema: ¿Quién necesita a Cleopatra? es el sugerente título de esta historia de viajes temporales. N, el narrador sin nombre y Bertie, su limitado acompañante, indeseado pero impuesto por el padre de éste que financia los viajes temporales a través de la compañía Chronotrek, explicará a unas sospechosas - y peligrosas- visitantes del futuro el origen de los viajes temporales y también de la invención de la máquina del tiempo. Todo ello no representará unos simples viajes a épocas pasadas sino que repercutirá en un futuro lejano donde hay una especie de guerra civil interplanetaria.
A través de capítulos salteados descubriremos porqué la Mona Lisa tenía aquella sonrisa enigmática, o porque la muerte de Rasputín fue tan cruenta, pero los hechos más divertidos y desmesurados son los que nos llevan al origen de algunas religiones. Impagables los momentos en que los viajeros se encuentran con Caín o con Joseph Smith -el creador de la religión mormona- y especialmente paródicos son los últimos momentos de la crucificción de Jesucristo que evocan imágenes de aquella obra maestra que es La vida de Brian y que evidencian la predilección del autor para destrozar mitos religiosos. No sería la primera vez que alguien se mofa de forma deliberada de Dios o Jesús en una novela fantástica: Recuerdo el estimulante planteamiento de Remolcando a Jehová aunque desgraciadamente la novela falló un poco en las expectativas creadas.
La cuestión es que la incorrección religiosa de Redwood se ve recompensada por algunas de las risas más estridentes que recuerdo haberme oído desde que acabé la primera novela de Enano rojo o alguna de las últimas de Pratchett. Ahora bien, también hay que decir que reírse de la religión es un recurso facilote que poporciona placer a los lectores poco influenciados por el misticismo divino y en cambio provoca frustración para los que lo pueden ver como un ataque a sus creencias más personales. En todo caso sólo recordar que es un libro de ficción con ánimos de entretener.
La novela, como decía, combina los capítulos narrados en pasado sobre los viajes de N y Bertie con el presente, donde N es interrogado educadamente por tres guerreras exuberantes provenientes del futuro. Ambos tipos de capítulos están bien equilibrados y los gags y chistes se resuelven correctamente. Quizás, pero, hacia el final de la novela cuando vienen las -a veces- interminables tandas de explicaciones para cuadrar todo el Continum espacio-tiempo, el nivel curiosamente baja un poco. No me malinterpreten, considero el hecho de que el autor quiera ligar toda la trama un aspecto muy positivo pero a la vez quizá ha descuidado mantener el mismo ritmo humorístico. Se echa en falta también una explicación más detallada de algunos aspectos mencionados del futuro -como qué pasó realmente con la desinfección por ejemplo-de manera que uno tiene la sensación que le han escatimado algunas páginas.
Otra cosa que quisiera destacar es el poco aprovechamiento del personaje de Bertie, teniendo en cuenta su escasa inteligencia, su olor corporal y de hecho todas sus características negativas y dejando de lado que es un personaje clave para el futuro de la humanidad creo que, durante la novela, el autor lo ha explotado poco hasta hacerlo prácticamente desaparecer en muchos momentos, propiciando así que N sea el único protagonista absoluto.
En todo caso, recomiendo la novela a quien no tenga miedo de pasar un buen rato a costa de ver cómo se desmontan algunos personajes históricos en una obra donde los gags tienen una calidad bastante elevada (siempre me quedará en la mente ver a Caín aplastando un lagarto con su ... ejem ..., o como se inspira Joseph Smith con su esposa para seguir los dictados de su absurda y recién creada religión).
Leed y reíros.
Eloi Puig, 25/02/10
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