Parece ser que cada año tenga que cargarme literalmente
a un clásico reconocido. El año pasado le tocó
a Tú, el immortal,
una obra que nunca me enganchó y de la que no puedo decir
casi nada de positivo. Hoy le toca a Campo de Concentración,
una de aquellas novelas también muy reconocidas y apreciadas
por cierto sector del fandom pero que a mi particularmente no me
ha parecido nada del otro mundo.
Louis Sachetti es un pacifista condenado a 5 años de reclusión
que se ve inmerso en un experimento concebido por el gobierno. Este
experiemneto que se da lugar en el campo Arquimedes (algo así
como un campo de concentración idealizado) propone a Sachetti
que estudie los prisioneros del campo, a los cuales se les ha suministrado
una fuerte droga que los va volviendo progresivamente más
inteligentes, posiblemente esta inteligencia podrá ser usada
por el gobierno americano en guerras actuales y futuras
Si una cosa deja clara Disch son sus convicciones antibelicistas
(en un año como 1968 donde los intelectuales intentaban ganar
la guerra a los generales), así como sus temores sobre hacia
donde puede avanzar América si continua con sus políticas
tanto internas como externas (predicciones que creo que el autor
ha cumplido con creces).
Pero para demostrar estas teorías Disch realiza un ejercicio
confuso sobre los aspectos psicológicos de esta reclusión
en el campo Arquímedes, tanto de los prisioneros como de
los celadores. Con una trama desordenada y algo caótica donde
se nos explican pocas cosas y donde se nos muestran más temas
secundarios de la vida de Sachetti de los que haría falta,
Disch nos va introduciendo en este mundo loco de la gente que se
da cuenta que se vuelve más inteligente. Pero tanto sus problemas
éticos como de personalidad no quedan bien reflejados.
La historia (estructurada com un diario personal) se hace más
coherente a medida que avanza, si exceptuamos el principio de la
segunda parte donde durante algunas páginas nos es imposible
entender lo que escribe el autor, seguramente hecho a propósito
para demostrar el caos psicológico del protagonista (particularmente
he leído otras formas mejores de reflejarlo
por ejemplo
bajo la mano de Alfred
Bester). Finalmente, Disch se guarda un final sorprendente que
ayuda a mejorar la nota global de la novela.
Pese a ello, la sensación que me ha dejado es bastante decepcionante.
Creo que el autor no sabe quitar partido de unas ideas interesantes,
aportando su intelecto a un escrito confuso y sin ritmo.
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