Se me ocurren varios adjetivos para calificar a los autores relativamente poco conocidos que se embarcan en obras complejas, largas y presnetadas en diferentes entregas. Me vienen a la cabeza palabras como visionarios, valientes, soñadores, confiados o temerarios... No es que las novelas escritas por David Prieto, por Francisco Javier Illán Vivas, o por Jaime Santamaría -por poner unos ejemplos- no se merezcan el mismo status que otras obras realizadas por autores con más trayectoria, pero el hecho de que sus casi primeras presentaciones al público sean novelas que conforman una saga -normalmente trilogía- y estas novelas no puedan salir publicadas de forma consecutiva, hace que lectores como yo se echen atrás a la hora de empezarlas. Y es una lástima porque estos autores tienen muchas cosas que ofrecer.
Me he esperado aproximadamente un año a leer Urnas de Jade: Leyendas y no por falta de ganas si no porque esperaba ver anunciado que la segunda parte estuviera a punto para al menos leer dos libros seguidos. Porque aunque la novela establece algunas conclusiones provisionales, claramente tiene una línea de acción continuista en el segundo volumen que esperamos David Prieto esté a punto de acabar. El hecho es que si esperamos mucho a la hora de leer las continuaciones, parte del argumento, de la esencia de la primera novela se pierde en nuestra memoria y probablemente no acabemos de disfrutar de la saga como tendría que ser.
Pero mejor me centro en esta primera parte de Las Crónicas de Drashur. David Prieto nos presenta una novela típica y tópica de fantasía épica. No es que eso sea un problema si la novela está bien escrita ya que pocas veces encontramos aportaciones originales a este subgénero tan explotado por los autores. También es verdad que a menudo se compara a toda la fantasía épica a residir bajo la sombra de Tolkien pero es que en este caso evidente -que se utilicen palabras como mithril no ayuda precisamente a olvidar al autor de El Señor de los anillos-, tan argumentalmente como por los elementos que nos ofrece el libro: Tenemos una trama que gira en torno a la lucha contra una sombra que vuelve, el antiguo mal que azotó las tierras de Drashur, un enemigo derrotado en el pasado que parece esté a punto de renacer a través de diferentes indicios que nuestro grupo de protagonistas va observando en sus viajes. Tenemos un grupo de héroes que parece ser que están destinados a impedir que este mal derrotado vuelva a las tierras de Drashur. La sensación que desprenden las páginas pues, es de falta de originalidad - cosa que no tiene porque quitar calidad a la prosa de Prieto-.
Otro punto discutible son los personajes. Urnas de Jade: leyendas presenta una gran variedad de éstos, aunque protagonistas podemos contar seis: Un explorador, un asesino, un mago, un guerrero, un guía/líder y un chico prometedor. No, no estoy definido unos personajes de una aventura de rol pero lo parece. Tengo una relación de amor-odio con estos personajes. Por un lado es de agradecer que el autor haya trabajado el pasado de éstos, que se haya esforzado para darles vida y un talante definido y para que algunos de ellos - los más torneados por la mano de Prieto, Falstaff y Qüestor- nos resulten bastante carismáticos. Pero por otra parte esta definición tan marcada de la profesión de los personajes, el hecho de que la mayoría de ellos tenga un arma concreta o una técnica propia para luchar, todo ello me recuerda demasiado a la creación de personajes de cualquier juego de rol de fantasía medieval. ¿Probablemente sea casualidad? Es posible, pero cuando leo las aventuras de estos personajes no dejo de pensar que Prieto es un master que dirige, de manera bastante esmerada eso sí, a los personajes que juegan con él. En conjunto le da un aspecto algo artificioso que me recuerda las aventuras del compañeros de la Dragonlance –no hay que olvidar que las primeras novelas de esta saga infinita se crearon tras una campaña de rol- sólo que en aquel caso el carisma de los personajes era más alto.
Hablar del argumento es complicado. Cómo decía Prieto tiene una idea en la cabeza bastante compleja y como la acción de las crónicas se desarrollará en diferentes libros, en éste primero sólo me podemos intuir una parte. Tenemos a Delin, un aprendiz de ladrón al que las cosas le salen mal en el momento que es a punto de entrar en el gremio, tenemos a un grupo de aventureros que están en misión secreta en Fyelan, la ciudad donde vive Delin, los cuales están investigando sobre algunos misterios que parece que apunten contra Demosian, uno semidiós caído décadas antes a manos de una coalición de magos. Prieto nos rodea de misterios y situaciones de forma que nos interese la trama que ha tejido, sólo que a veces ésta se vuelve enrevesada y facilita que el lector pierda el norte.
La prosa de Prieto es muy buena cuando se suelta, cuando deja correr la imaginación sin tener que ligar ningún hecho imprescindible, cuando no está pendiente de una situación tensa - como las batallas, en las por cierto que hay que reprocharle el uso abusivo del Deus ex machina en al menos dos claras ocasiones donde los protagonistas son salvados in extremis por personajes que el lector no sabía que existían, lo cual resta credibilidad a la situación-; entonces su prosa fluye con una naturalidad desbordante, haciéndonos olvidar que estamos leyendo un libro, ofreciéndonos lo mejor del mundo de Drashur. Esta prosa tiene una clara evolución después del laberinto argumental de la ciudad de Fyelan. De hecho, una vez acabada esta etapa, dónde se observa la peor parte de la novela con la lucha muy confusa -argumentalmente hablando- contra un grande bestia, Prieto asienta la cabeza y nos muestra de lo que es capaz: De saber describir con maestría los paisajes y el territorio de Drashur, de saber como captar la atención del lector separando las líneas argumentales, de utilizar un estilo fluido y ameno, sólo ensombrecido por algunas luchas que todavía encontramos artificiales pero que mejoran ostensiblemente respeto al principio de la novela. En definitiva, el estilo de Prieto mejora en cada capítulo hasta el punto que se olvidan los condicionantes más negativos que ujno se había formado para disfrutar de verdad con una novela de fantasía épica.
Un aspecto bastante original y trabajado por Prieto es la distribución de muchos capítulos en escenas que ocurren en el presente y de otras en el pasado de forma entrelazada. El autor llega a escribir quizás su mejor capítulo en Kiramel, la ciudad muerta en éste sentido. Dado el entramado argumental, Prieto va presentando la historia de Drashur en cuentagotas, para que el lector vaya asimilando la información de forma gradual - todo un acierto- y una manera también de conocer el pasado de algunos miembros es mediante esta técnica que sería una mezcla de flashbacks y notas del autor. Muy bien conseguido.
Tenemos ante nuestro pues un libro que combina la novela clásica de aventuras y la fantasía en diferentes escenarios: catacumbas misteriosas, costas azotadas por un barco pirata fantasma, desiertos, ciudades laberínticas... todos los ingredientes para motivar a un lector ávido de clichés de este género. Un libro en general bien narrado donde la prosa dinámica de Prieto y su capacidad para dirigir la trama son notables pero una novela también que peca de algunos altibajos argumentales que confunden al lector y de soportar el peso de la falta de originalidad y de poseer personajes demasiado estereotipados. En todo caso, veremos si la siguiente novela de la saga evoluciona positivamente en este sentido o se encalla definitivamente con personajes con unas personalidades demasiado limitadas. Igualmente, me han quedado ganas de continuar leyendo sobre Drashur.. esperemos que el segundo volumen sea publicado pronto.
He dejado para el final un párrafo dedicado a la edición por parte de Grupo AJEC. De todos los libros que he leído de este editorial, éste es con el que me he sentido más cómodo. Dado el eclectismo en el diseño de la colección es difícil comprar las ediciones pero tanto por la portada - impactante y con mucha fuerza-, o la flexibilidad de las páginas, como incluso por el tipo de fuente utilizada en este volumen (mucho más agradable a la vista que otras utilizados en otros libros) tengo que felicitar en el editorial por el trabajo hecho.
Eloi Puig, 22/12/08
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