Andrzej Sapkowski es uno de los principales autores europeos de fantasía actuales. Su conocidísima saga de Geralt de Rivia le abrió las puertas al mercado español de mano del editor Luis G. Prado que sigue apostando por su obra, sea bajo el sello de Bibliópolis, de Alamut o de Artífex; con la encomiable ayuda de un gran traductor como es Jose Maria Faraldo, que ha participado desde el comienzo en la enorme tarea de acercarnos la literatura fantástica polaca de Sapkowski.
Víbora tiene una portada muy atractiva que hace pensar en fantasía medieval, muy al estilo de Geralt de Rivia, pero esto no es así. Sapkowski nos plantea una fantasía historia ambientada nada menos que en los años 80 en Afganistán, en plena invasión soviética. Sí, Afganistán, el llamado por algunos Vietnam de la URSS, un territorio agreste, montañoso, desértico, pero que paradójicamente durante largos periodos de la historia ha sido reclamado por diferentes facciones, de forma que el territorio, sea en tiempos del Gran Alejandro Magno, en la época del dominio británico o en la reciente invasión soviética ha sufrido el dolor y la muerte de forma extenuante.
Andrzej Sapkowski demuestra tener buenos conocimientos de historia y también una buena capacidad de investigación y de análisis reciente para ofrecernos una obra diferente, centrada en la vida de un alférez ruso - de origen polaco- que lucha por la URSS contra las diferentes facciones de muyahidines afganos en la larga lucha que duró prácticamente toda la década de los años 80. El autor en primer lugar nos adentra en las trincheras y fortificaciones de avanzada rusas con una prosa que se encasilla bajo términos militares y palabras de origen ruso en un principio de novela demoledor y salvaje que evidencia una vez más el carácter de la guerra. Esta inmersión dentro de los protocolos rusos, bajo las siglas que definen los tipos de armas, tras los apellidos rusos y los apodos que reciben los soldados, es muy dinámica pero también un poco agotadora debido a que muchas palabras y expresiones nos son desconocidas. Por suerte el autor lo previó y al final del libro tenemos un glosario de definiciones.
Una vez saltado este primer impacto al descubrir que encontramos en pleno Afganistán hace sólo una treintena de años, es cuando Sapkowski saca la artillería fantástica. Esta vez de forma mucho más sutil y metafórica: El alférez Levart es enviado a otro punto de control donde se sentirá atraído por un estrecho desfiladero y por una extraña víbora que activará su mente - ya de si con mucho potencial - para facilitarle diversas visiones perturbadoras sobre episodios pasados.
No es ésta una lectura apacible en algunos momentos; pues el autor se aleja por una parte de las historias de magos, elfos y enanos y en cambio utiliza la magia y la religión para proponernos también una muy buena historia fantástica. Por otra parte sin embargo, los que conozcan la obra de Sapkowski se sentirán reconfortados al descubrir que Jose Maria Faraldo ha sabido - como siempre - trasladar el poder de la palabra del autor, los diversos acentos y formas de expresión y en definitiva la capacidad que nos sentimos muy a gusto, como en casa, escuchando los diálogos de los soldados rusos.
Víbora es pues una obra que sentiremos próxima en muchos momentos, debido a su brillante prosa, y también muy diferente debido a su temática. Es, sin embargo, una novela que hay que leer con atención y saborearla como se merece. Una novela sin capítulos y bastante corta - sólo 180 páginas que el editor ha complementado con una interesante entrevista al autor - y que en definitiva será del agrado de todos, arrastrados por las visiones y las pasiones que la inusual magia de una serpiente que esconde muchos secretos nos puede transmitir en uno de los lugares más estériles y carentes de vida del planeta, pero por el que la historia no ha pasado nunca de largo. Un alegato antibélico e histórico que no dejará indiferente al lector paciente.
Eloi Puig, 04/03/2014
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