No hay nada como un anunciado fin del mundo para que aparezcan libros de aires catastrofistas como setas en la montaña. Si además esta hecatombe de la raza humana fue anunciada convenientemente por una civilización precolombina como las mayas, le da a la profecía, un encanto especial difícilmente rechazable por muchos escritores y guionistas.
¡Ah! Pero resulta que el libro no habla de los mayas casi nada -cosa que se contradice con la ilustración de la portada- y en cambio nos introduce a diferentes temáticas propias de la ciencia-ficción como son la existencia de universos paralelos o las invasiones alienígenas. Todo eso con combinación de unas dosis mesuradas de terror que hacen que la novela sea amena y entretenida en buena parte de su extensión y que sólo nos desespere hacia el final.
Pero vayamos a paso a paso: Nos encontramos en el año 2012 - de aquí 4 días vaya-, la fecha señalada por el calendario maya como el fin del mundo, el fin de un ciclo de 13.000 años - según ellos nuestro mundo actual empezó el 3114 A.C-. Así pues, el calendario maya anuncia que el universo se destruye - renace- cada 13.000 años exactos. Bajo esta premisa, el autor ha diseñado una trama interesante y con planteamientos convincentes: El alineamiento de diferentes universos paralelos en el solsticio de invierno del 2012 abrirá diversos portales donde los habitantes de estos universos podrán circular libremente. Dos de estos universos están habitados por humanos y otro por lagartos evolucionados de tiempos de los dinosaurios. ¿Adivina el lector cuál de los universos ha urdido una trama para conquistar el resto de mundos?
Aunque el autor intenta no identificar del todo a los lagartos -serafines se dicen- como los malos absolutos de la película, realmente le sale demasiado bien. Ciertamente hay facciones disidentes de este movimiento de conquista, consecuencia directa de una política dictatorial extrema en Abbadón - La Tierra de los serafines- pero su presencia en la novela es más bien anecdótica. La cuestión es que la conjunción de los universos paralelos se puede convertir en nefasta para los dos mundos humanos. Uno de esos mundo es el nuestro, conocido de sobra, el otro es un universo donde la Tierra es prácticamente dominada por 5 grandes imperios y donde las guerras han sido relegadas al olvido a costa pero de continuar manteniendo el tercer mundo bajo una explotación constante. Strieber realiza una ligerísima crítica sobre ambos universos humanos, comentando de paso los aspectos negativos de éstos, pero la crítica se queda en eso: en un simple comentario sin que sirva como puntal de reflexión. Una lástima.
He comparado antes la novela con una película. La afirmación no es gratuita: La precipitación en que el autor nos proporciona los acontecimientos, la forma en que narra los capítulos ... todo ello te hace sentir como si estuvieras en el cine -sólo hay que leer el prólogo, con la espectacular explosión de la pirámide de Keops para entenderlo-. Y como film funciona bastante bien: El autor tiene talento para entretener, para repasar de un vuelo los hechos importantes y ofrecernos directamente la acción y en definitiva para llevarnos por la obra ágilmente. Especial atención hay qye señalar sobre la manera de interpretar la percepción que tienen algunos personajes los diferentes universos paralelos. Muy bien resuelta.
Así pues, la novela empieza bien, quizás con un poco demasiado de adrenalina cinematográfica pero correctamente. El problema es cuando Strieber quiere avanzar la novela a base de casualidades, insertando temas fantásticos mal resueltos y un largo etc de despropósitos. Entonces el sentido de la credulidad se resiente totalmente. No por el hecho de que nos hablen de teorías como la de los universos paralelos o la de la misma Gaia si no porqué las acciones de los protagonistas y el desarrollo de la trama parecen enfocados, como decía, a los clímax cinematográficos. El hecho de que los personajes no tengan personalidad y que algunos aspectos argumentales no se resuelvan satisfactoriamente no ayuda a que el nivel de calidad de la novela alcance poco más que el aprobado.
Hacia el final, aunque la historia queda ligada - ni que sea con una cuerda floja- la incredulidad se ha apoderado totalmente de nosotros: La historia de los coches animados, la perversa política social de Abbadón, la poca gracia de los personajes de nuestro universo con la lectura del libro que escribe la misma historia que se vive al universo humano de las dos lunas - y que sinceramente todavía no he entendido el porqué- y sobre todo la propuesta de misticismo pseudo-religioso con que el autor nos deleita, añadiendo encima algunas dosis de sentimentalismo barato, provoca que hacia el final del libro la calidad de la obra baje a cotas insospechadas al principio de su lectura.
En definitiva, hemos leído el guión de una película de serie B de aliens que atraviesan portales y que por momentos nos recuerdan a los lagartos de la serie V. Nos hemos entretenido bastante - recuerdo que la prosa de Strieber no es mala, si no desestructurada y precitada- y hemos vislumbrado, allí en el fondo de algunos capítulos, una historia interesante que podría haber dado mucho más de sí si el autor no hubiera mezclado tantos temas fantásticos y religiosos en un mismo libro ... y si hubiera experimentado más para escribir un libro pensando en el lector y no en una posible adaptación cinematográfica - A Strieber ya le adaptaron el libro El Mundo del mañana-
Un entretenimiento que en algunos momentos apunta alto pero que de forma resolutiva está por debajo de las expectativas, especialmente el argumento que resulta muy poco trabajado en diversos momentos.
Eloi Puig, 10/09/08
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