Es bien sabido por la buena gente que me lee que normalmente desconfío de los títulos largos que suelen expresar demasiado conceptos y desvían la atención sutilmente de su esencia. Esto es así, como también lo es que Sergi G. Oset, como buen autor subversivo y provocador, ha confeccionado un título de una longitud extensa y malsana para evidenciar que mi desconfianza es sólo una paranoia digna de un hipocondríaco visceral poco inteligente.
Y eso es así, está claro que cuando contemplas un título como Adzum i els monoculars: Fusió! Y con el sugerente subtítulo: 'Cicle de l’expansió Galàctica Catalana' lo primero que piensas es si el autor se ha vuelto loco o si por otro lado tenemos un genio que nos está abriendo paso a conocer el bizarro en catalán. Probablemente sean las dos cosas.
Teneís ante vosotros una novela eminentemente humorística que en ocasiones os hará soltar un carcajada sincera y en otros os pondrá los nervios a flor de piel mientras mentalmente realizáis una tirada de resistencia para no lanzarla contra la pared.
(Si pasáis la TR —Tirada de resistencia— de esta extravagante reseña continúas leyendo; Sino, dirigíos directamente al último párrafo)
Imaginaos, pues, una trama que se puede encajar fácilmente con los relatos que ya hace un tiempo emergieron de los autores que colaboran como Concili Fetiller y la editorial SECC. Unas historias plasmadas en varias recopilaciones, especialmente los dedicados al planeta Goblin —que también aparece en esta obra—. Una trama donde los personajes principales son esperpénticos y divertidísimos: Tenemos al protagonista, Adzum Microzoom, un humanoide con cabeza de cámara de vídeo que parece inspirado en cómics como Saga y que es el comandante de una nave sintiente que surca el espacio bajo las órdenes del Concili Fetiller. Esta nave es la Perpetua —Perpu para los amigos—, tiene una personalidad vampiresca y se alimenta de gatitos. También nos encontramos con Montícola Miralpeix que es una sarga guerrera (una especie de reptil con cuerpo de mujer y larga cola), el personaje que hace de contrafuerte al Adzum: Inteligente y preparada. Otro gran hallazgo es Titània que es un hada cañón, una imponente valkiria guerrera y amante que habla en aranés (por laquello que el occitano es la lengua del amor) y como no, entre la tripulación también encontraremos un caso de entidad multiforme al más estilo Jekill / Hyde que complementa a los ocupantes de nuestra nave vampira: El Pinso... que a veces adopta la personalidad relajada e inteligente del Penso
(NOTA: Los juegos de palabras son intraducibles al castellano)
Un caso aparte será el cabo Ansietat, todo un astrogaver él, a través del diario del cual podremos adentrarnos en la psique de los soldados que persiguen a nuestros protagonistas. En él todo será poesía, con aquel hablar de Pedralbes que no ha pasado ningún corrector ortográfico y que nos saca de quicio y nos pone muy nerviosos.
Sergi G. Oset nos presenta una aventura con toda esta pandilla extraña que definen el título de la novela: Adzum i els monoculars. Y uno de los puntos fuertes es precisamente los personajes, aunque creo que no están del todo suficientemente explotados. El trasfondo, no importa excesivamente porque el estilo multireferencial de Oset nos trastoca cualquier intento de profundizar con la historia: Adzum es enviado al Planeta Goblin para investigar unas anomalías pero justo antes de llegar la nave (La Perpu) sufre un accidente y se estrella en el planeta. Allí se topará con un escenario delirante y conocerá la realidad del universo que le ha visto crecer.
Pero no os preocupéis, el argumento es lo de menos. Lo que si es necesario es relajarse para conectar con unas páginas cargadísimas de chistes, vínculos y referentes culturales para disfrutar sin complejos. Es como ver una película del Leslie Nielsen donde no te importa tanto el guion como el personaje en sí y lo que le ocurre mientras avanza el film.
El autor, de manera peculiar y refrescante para de vez en cuando la acción para contarnos algo específico que afecta al mundo tras la novela: Desde biografías de los protagonistas, a la descripción de armas míticas o del funcionamiento económico de un planeta. Son capítulos paréntesis que a veces se convierten en un soplo de aire fresco (especialmente si el anterior era uno de los diarios del cabo Ansiedad que siempre nos deja algo tocados y hundidos literariamente hablando)
¿Qué podremos encontrar, pues, en esta obra de humor vertiginoso que camina por un estrecho acantilado donde a un lado tiene un precipicio inmenso y al otro un tornado que se acerca imparable? Pues diversión asegurada y muchas guiños a obras como Dune, autores como Stevenson (y más nuestros como Herce) e incluso a anuncios clásicos de televisión ("Què bones son, què bones son les galetes Fontcanaleta! ") que se te meten en el cerebro y te perforan durante capítulos enteros. Por si fuera poco, Oset, añade momentos metaliterarios para ensalzar su desmesurado ego. Y encima le sale bien.
Todo ello es... extraño, ajeno, espasmódico, pero también original, rompedor y valiente. No, no es una lectura que pueda gustar a todos pero tampoco sería este su hito. Es una obra donde el autor se lo ha pasado en grande escribiendo, pensando cómo cuadrar de manera divertida gags, escenas, historias y cómo proponerlo de forma ecléctica a un lector que sólo tiene un título para intentar descifrar si le gustará o no la novela.
Si nos ponemos (un poco) firmes me atrevería a decir que el autor ha desaprovechado un poco la interrelación de estos personajes tan bien definidos como son el grupo de los monoculares. Echo de menos más diálogos y situaciones surrealistas con Titania y su delicioso idioma o más perversiones con la Perpu (por cierto, el acento de la nave me hace pensar continuamente en Nadja, la divertida vampiresa de la serie Lo que hacemos en las sombras) por no hablar del escaso papel que acaba obteniendo el Penso / Pinso en la historia. También hay momentos en que el delirium continum de Sergi Oset en cuanto a las referencias sucesivas a la cultura (cataclana), los juegos de palabras y los homenajes populares en algunos momentos nos desborda y nos parece excesivo. El autor no siempre encuentra el equilibrio para que aquel gag, aquel guiño que nos tumba de una carcajada. Pero sí encuentra un estilo propio que propicia una lectura amena y ligera, lo que no es tan fácil de lograr en una novela como ésta.
Pero el bizarro es así: Extraño e imprevisible. Y a unos les parecerá una ópera excelsa y otros no pasarán de las tres páginas. Yo os recomiendo que os lo leáis como una gran manera de pasarlo bien y dejéis los perjuicios a un lado. La expansión galáctica cataclana ya tiene un punto donde apoyarse con esta disparatada novela. Quizás tendremos más...
Què bones son, què bones son les galetes Fontacanaleta!
Eloi Puig
18/05/2021
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