A menudo no saber absolutamente nada sobre una novela o una autor/a es un riesgo que hay que tomar. A veces sale bien, y otras no. Y la gran mayoría de los golpes descubres una obra que es bastante diferente de lo que habías pensado, de las expectativas que te habías creado.
Mirad sino Agentes de Dreamland. Dejando de lado la atracción que me hacía la magnífica edición en tapa dura (curioso tratándose de una novela tan breve) que ha realizado Alianza Editorial dentro del sello Runas y una portada que resulta cuando menos inquietante, yo no sabía nada de dicha obra. Ni siquiera había oído el nombre de su autora: Caitlin R. Kiernan.
Y resulta que me he encontrado con una obra compleja, inquietante, contenida, que quiere insinuar más que mostrar y que encima perpetra una trama argumental del todo adentrada en el universo Lovecraftiano sólo que con una ambientación más contemporánea. El resultado es bastante sorprendente pues: Agentes de Dreamland nos aporta información a cuentagotas sobre un extraño suceso que tuvo lugar en una remota granja de las profundidades de Arizona, a través de la post-investigación de los agentes especiales de Dreamland, un nombre naturalmente de marcado carácter eufemístico para esconder a qué tipos de casos persiguen.
También descubriremos los interiores de una extraña secta que propugna la llegada de algo de más allá del espacio, un extraño advenimiento que esperan de forma sumisa y obediente. Y poco a poco, a través de capítulos carentes de información y de conversaciones frías y enigmáticas iremos encajando las piezas de un puzzle que nos llevará más allá del espacio y nos acercará al terror cósmico imaginado por Lovecraft.
La novela es un algo áspera, incómoda, tanto por la prosa de la autora que tanto nos puede ofrecer las enfermizas idas de olla de una ex-yonqui conversa, como nos puede transportar a través de extraños flashbacks al pasado o al futuro o porque no, describirnos las miradas escondidas y los pensamientos paranoicos de unos agentes que saben que están haciendo un trabajo que no debería hacer nadie. Sin embargo, la autora sale bastante bien parada al narrarnos una historia que a pesar de parecer distante está también creada para influir en nuestra psique y termina haciéndonos coger algún que otro escalofrío.
Quizás un poco más de conclusión o de profundización en ciertos aspectos de los agentes protagonistas me hubiera resultado más agrado (y más cómodo). He pensado a menudo con la serie True detective para hacer símiles con una estructura caótica, llena de silencios o de inmersiones mentales en la cabeza de los protagonistas y eso me llevó a una cierta paz y coherencia porque algunos capítulos, especialmente los protagonizados por la ex -yonqui, pueden resultar confusos.
Una historia pues, oscura, descarnada pero también sutil y enrevesada, atada a los mitos de Cthulhu pero con personalidad propia, puesta al día en cuanto a la prosa y ambientación sin renunciar a aquellas máximas no escritas de Lovecraft que marcaban tanto sus novelas y cuentos: Insinuar más que enseñar y que la imaginación del lector haga el resto. Si lo que quería Kiernan era dejarnos con un sabor amargo después de ver cómo termina la historia, lo ha conseguido.
Eloi Puig,
03/21/2018
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