El principal hecho que me ha sorprendido al cerrar la última página de El baile del sonámbulo es que el libro me ha intrigado mucho más de lo que pensaba. Es más, la segunda novela de la saga de los Guardianes de sueños no es sólo una nueva tanda de aventuras protagonizada por los cuatro amigos que aparecían en la primera entrega. No, al final del presente libro he descubierto que no estoy leyendo una serie, sino una saga con todos sus efectos, una historia continuada y interelacionada con su predecesora, El libro de Morfeo, de forma mucho más estrecha de la que habría supuesto nunca.
Venecia es el escenario fantástico donde se desarrolla íntegramente esta segunda entrega. Serena, invitada por su abuelo a la ciudad de la laguna podrá descubrir la esencia del antiguo esplendor de la Serenísima, ahora una ciudad con una decadencia melancólica, pero en su momento la capital de una poderosa república marítima. Y paradójicamente también es un punto de entrada a Tierra Onírica con todas las consecuencias positivas y negativas que ello representa. Serena, pues, se verá inmersa en una conspiración para liberar a ciertos personajes que pueden ayudar al malvado Letárgo a cumplir su sueño de reescribir el pasado. Y hasta aquí puedo leer, como se suele decir.
Vayamos por partes: Para empezar hay que destacar los aciertos de los autores, Ricard Ruiz y Álex Hinojo: Uno de los puntos fuertes es haberse centrado en uno de los dos mundos para desarrollar la acción de la novela. En este caso, como es lógico, el mundo de los sueños. A diferencia del primer libro donde los personajes entraban y salían y no siempre quedaba claro dónde estaban o qué hacían, aquí podemos afirmar que todos ellos están bien ubicados.
También hay que aplaudir la apuesta arriesgada de introducir las nuevas tecnologías - aplicaciones de móvil- en una trama fantástica que hasta ahora parecía tirar de máquinas amorfas de serie b que le daba un aire retro muy elegante pero que probablemente no captaba tanto la atención del actual público juvenil. Bravo por las aplicaciones y el isomne. Más congratulaciones: Algunos capítulos más oscuros, más encarados al horror como el de las legarañas o los intrigantes bailes de los sonámbulos en una Plaza de San Marco onírica, todo ello ayuda a que la historia tenga más fuerza.
Es curioso también descubrir algunas inspiraciones cinéfilas - o al menos me lo parece a mí- en el transcurso de la novela. Desde el Castillo Ambulante de Miyazaki, hasta Matrix o la obvia referencia de Belenius en su papel de mentor, muy al estilo Obi Wan Kenobi.
Los autores siguen demostrando una gran capacidad de imaginación y de resolver con rapidez las situaciones. Sí, aquí la acción también vuela como la primera parte. Pero atención! Hay aspectos que todavía hay que seguir mejorando: Uno es sin duda que a veces nos perdemos con todo lo que está pasando; y el hecho de que algunas situaciones sean tan inverosímiles y (recuerdo que estamos en un mundo de sueños) no ayuda a entender la lógica de ciertos capítulos. Hay varios momentos hacia la mitad de la novela que tenía la sensación de que se me escapaban muchos detalles de la trama. Quizás toda esa información en forma de virus, píxeles, lugares imposibles y personajes estrambóticos debería estar más cohesionada. Por otra parte los personajes secundarios, aunque ganan un poco de protagonismo - hablo de Virginia y Raúl- parecen totalmente prescindibles. Si en la historia no existieran, no los encontraríamos menos. Se entiende que los autores dediquen toda su atención a Serena como líder del grupo y protagonista única de la novela - por algo está narrada en primera persona- pero hay que proporcionar un vínculo mayor entre el lector y los secundarios por si un día desaparecen, echarlos menos. Centrándonos de nuevo en Serena, también vamos descubriendo que los autores quieren darle un entorno más típico de la nove la juvenil: Los primeros pretendientes por ejemplo. Presupongo que este tipo de historias se irán asentando en las próximas entregas.
Pero volvamos al libro. Si bien, la trama se nota más elaborada, si bien los personajes secundarios han ganado peso - aunque no lo suficientemente- lo que hace especial esta novela es su final. Un remate de carácter metaliterario, casi podríamos hablar que de metasueño. Un final que, como decía al principio, liga perfectamente con el primer libro y transforma la obra en una saga donde todos los detalles deberían tenerse en cuenta. En estos últimos capítulos hay muchas claves para comprender por ejemplo el que la historia está narrada en primera persona. Excelent por parte de los autores y sin duda, lo mejor del libro: Trascendencia, épica, final vibrante y lleno de fuerza.
En resumen, El baile del sonámbulo, aunque continúa pecando de cierta desinformación sobre las reglas mágicas de la Tierra Onírica, aunque algunos capítulos nos preguntamos si entendemos lo que estamos leyendo, ha girado página y se empieza a transformar en una obra más oscura, con una trama más rica y sobre todo con un final sorprendente que ayuda a enfocar la visión global de la saga.
Sólo apuntar que el extraordinario ilustrador Pedro Rodríguez nos sigue aportando unos dibujos fantásticos y que además ahora están muy sincronizados con las páginas que vamos leyendo de forma que no provocan spoilers. La editorial ha tenido el buen gusto de colocarlos en su lugar, lo que se agradece.
Ahora a esperar el tercer volumen, que parece transcurrirá en algún país nórdico.
Eloi Puig, 12/10/14
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