Alexandre Lacambra ha publicado una recopilación de cuentos de ciencia ficción ciertamente prometedores. Los ha titulado Ciència de la ficció y con ellos ha querido acercarse a buena parte de los subgéneros que especulan con caminos y direcciones a tomar dentro de diferentes corrientes de la ciencia ficción. Y lo hace desde una perspectiva de relato corto que quiere dar tanto un empujón al pensamiento crítico y transgresor del que hace gala siempre la ciencia ficción como también aportar aires a veces más poéticos al género.

Sus cuentos, como decía, son siempre cortos (entre 3 y 4 páginas normalmente) y cada uno de ellos está acompañado de una gran ilustración de Lluís Masachs (lo que le confiere más valor todavía). Son relatos amenos que no quieren tanto hacernos trasegar cómo darnos la oportunidad a veces de reflexionar y otras de soñar. Y aunque no todos poseen la misma frescura (en algunos momentos nos vendrán a la cabeza imágenes de referentes cinematográficos o de historias quizás poco originales) sí que el nivel de calidad literaria es similar y sólo las preferencias propias del lector marcarán al grado de satisfacción final pues el autor se mantiene en todo momento en un mismo espacio por donde se mueve cómodamente pero de donde no se arriesga a salir.

La recopilación empieza y termina con dos cuentos que tienen mucho de textos metaliterarios ( "Tinta en el tinter" y "Sang en el tinter" donde el hecho de escribir ciencia ficción por parte del autor parece definir también los mundos que va creando desde dentro y desde fuera el libro. Es como un ejercicio introspectivo sobre el hecho de escribir y el hito de haber completado esta antología. Bastante interesante.

En cuanto al resto de relatos (una docena) a mí por ejemplo me han tocado más la fibra historias como "Gènere" (sobre cibernética) o "S’obre la porta" (en torno a la clonación) o incluso "Nebulosa" por su mensaje entre romántico y soñador. Quizás los cuentos que en mi opinión no han acabado de cuajar del todo son las distopías, que no aportan novedades como ( "Tot per l’estat", que me recuerda inevitablemente a Un mundo feliz o "L’estat sempre ho ha estat tot ") que no deja de ser una crítica antibelicista más.

Pero Lacambra abre las puertas a todo tipo de subgéneros: nanorobótica ("Nano"), viajes en el tiempo ("Temps al temps"), realidad virtual "Aniversari", robótica ( "El despertar"), ecologismo ( "Llavors d’esperança ") o incluso teletransportación ("Càpsules") y un cuento que afronta los cambios sociales que proporciona la tecnología en la alimentación, "A dieta" que me ha parecido bastante refrescante.

Sea como sea Àlex Lacambra consigue escribir una antología muy decente y desinhibida que al tocar tantos temas diferentes nos pasa como el agua y además nos hace reflexionar más de una vez. El de Vilafranca nos ha ofrecido una cata variado, una ensalada satisfactoria pero que augura que el autor puede pensar en narraciones de más largo alcance. Porque, al menos a mí, me entra hambre después de leerlos.

Eloi Puig
26/04/2019