Claus vermells

FANTASÍA
HEROICA

 

CLAUS VERMELLS
Red Nails;
The Jewels of Gwahlur

(1935-1936)

Robert E. Howard

Editorial:
Laertes
(2023)


Colección:
L'arcà

Núm:
112

Páginas:
174

Traductor:
Enric Navarro Pérez

Ilustrador:
Luis Mujsant


   
Claus vermells

El quinto volumen de los cuentos de Cónan escritos por su creador, Robert E. Howard, nos llegaba hace unos meses con la cubierta más clásica y espectacular de esta colección que periódica y puntualmente nos acerca Laertes. Una cubierta que también ha sido ilustrada por Luis Mujsant y que se ha convertido en mi favorita hasta ahora.

Y en esta cubierta podemos descubrir tres elementos que son el inicio del cuento “Clavos rojos” pero que también simbolizan los arquetipos de muchas historias de Cónan, el bárbaro: El poder de la fuerza bruta de los músculos y el empuje de nuestro antihéroe, la delicadeza y las formas esbeltas de la chica o princesa de turno que acompaña a cimerio y la bestia a la que hay que destruir y que aquí se nos presenta como una formidable cola de un dragón.

Espero me permitáis que insista tanto en esta composición de la cubierta porque evidencia de forma clara y simple lo que busco en estas historias pulp creadas casi hace unos 90 años: Acción, aventura, un punto de picaresca y fanfarronería y fantasía pura en un universo que Howard ya dejó claro que tenía potencial para acoger casi cualquier cosa que la pasase por la imaginación

Y así, siguiendo el rastro de un Conan ya acomodado a la vida salvaje y sin piedad de los distintos reinos de Hiboria pero también un Conan que ha probado los refinamientos de la civilización, nos encontramos con dos historias ubicadas en el lejano sur del continente: En tierras de jungla, de civilizaciones perdidas y donde puedes encontrar animales casi mitológicos o antediluvianos. Las dos historias de este volumen, “Clavos rojos” y “Las joyas de Gwahlur” son ambos relatos largos (novelletes en inglés) que corresponden al tramo final de la carrera literaria de Howard

"Clavos rojos", publicado póstumamente a finales de 1936, una vez Howard ya se había quitado la vida, es un cuento que comienza de forma significativamente intrigante y que nos recuerda a otras narraciones del autor donde Conan está huyendo en solitario. En este caso, sigue el rastro de una joven chica y se enfrenta nada menos que a una especie de dragón de las junglas tropicales hibóreas. Todo ello para dejar consignados los talantes de cada personaje a expensas del pobre animalito terrorífico que han destruido y que me lleva a volver a recordar que Howard fue un gran narrador:

Una cabeza de pesadilla y locura atravesó los matorrales. Unos ojos mucho mayores que los de un pitón miraron sin parpadear a los maltrechos humanos que se sujetaban como podían en lo alto de la roca. Unas mandíbulas bien abiertas mostraron filas de colmillos amarillentos. Sobre la bocaza abierta se arrugaba un hocico de saurio. La sangre chorreaba por los labios gordos y con escamas, y caía de la boca inmensa.”

Cabe destacar aquí, en “Clavos rojos” la portentosa Valeria, el acompañante de Conan en esta aventura, no sólo es una belleza con piernas, sino que también es tratada como un personaje vivo, valiente e instintivo que rivaliza en formas y energía con la preciada Belit, aquella amante pirata de la que se enamoró Conan años atrás.

La mujer mató al primero que se le puso al alcance que pudiera atacarla. La hoja larga y recta de la pirata le rompió el cráneo, aunque el adversario había preparado su acero para golpear. Luego eludió una estocada y un navajazo. Los ojos le chispeaban y sonreía sin piedad. Volvía a ser la Valeria de la Hermandad roja. El ruido de las armas le sonó como una melodía celestial.”

A pesar de huir de un dragón —o quién sabe si era un estegosaurio—, esta aventura vuelve a transcurrir en una ciudad misteriosa y aparentemente abandonada. Esta vez, flanqueada por la mencionada Valeria, una pirata de piel blanca y formas voluptuosas. El papel de Conan y Valeria se ve sometido a resolver una antiquísima disputa de dos bandos enfrentados en las ruinas de una misteriosa urbe donde viejas heridas, pactos, espías y guerreros se enfrentan dentro de los departamentos y pasillos con magia y mucha lucha, sacrificios rituales de bellas consortes (nada desvalidas) y personajes que traicionan a la primera de cambio.

Una trama ligeramente barroca pero que quizás podríamos considerar que es de las mejores donde el personaje femenino (en este caso Valeria) se entiende más a la perfección con nuestro bárbaro preferido. Tanto a nivel de tensión sexual como en cuanto a guerrear:

Su espada parecía tener vida propia. Allí donde Conan acometía con el empuje puro de los golpes para romper lanzas, destrozar cráneos y atravesar pechos hasta el esternón, Valeria empleaba el acero con una astucia que desconcertaba a los antagonistas antes de matarlos

Lástima que Howard no siguiera con esa relación entre Cóonan y Valeria en otros cuentos. Muy entretenida.

El segundo relato se titula “Las joyas de Gwahlur” (inicialmente titulado “The servents of Bit-Yakin”) y volvemos a sumergirnos en unas ruinas abandonadas en medio de la selva, esta vez, me atrevería a decir que con algunas de las mejores descripciones que hace Howard sobre este tipo de escenarios exóticos.

Historia de ritmo trepidante, es uno de los cuentos con mayor emoción y nervio que recuerdo. Antiguos templos abandonados en la jungla, acantilados mortales, trampas, acólitos, oráculos, monstruos, momias… todo en una trama un poco confusa pero que te atrapa desde el principio. Hay que incidir en los engaños y sutilezas que rodean la búsqueda de un tesoro por parte de diversas potencias y donde Conan intentará llevarse la mayor parte en su condición de ladrón.

También hay que decir que es uno de esos relatos donde sobresale el buen corazón del bárbaro a la hora de elegir en una decisión complicada. Howard no siempre arrastra a su personaje insigne por los caminos del egoísmo y la brutalidad. También sabe otorgarle un talante noble cuando es necesario.

Dos cuentos, pues, donde destacaría del primero el personaje de la pirata Valeria que combina perfectamente con el de Conan, y en el segundo, el estilo rápido y dinámico de una narración especialmente fluida llena de peripecias que nos envía imágenes de pura aventura que ya firmaríamos por ver en alguna de sus adaptaciones cinematográficas.

Eloi Puig
27/07/2024

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Relatos que contiene esta antología:
Claus vermells
Les joies de Gwahlur