¡Volvemos a los orígenes! Porqué queráis o no, la saga del Mundodisco empezó con este volumen, El color de la magia y yo, como tantos otros, nos introdujimos en el terraplanismo verdadero empezando por el principio, leyendo una extraña novela que hablaba de un mundo plano sustentado sobre cuatro enormes elefantes que estaban sobre el caparazón de la enorme tortuga estelar Gran A'tuin, mientras ésta viajaba por el espacio...
Pero esa primera lectura no fue del todo fácil, pues para empezar, leí el libro con una serie de pequeños perjuicios. Me explico: Comienzos de los años noventa. En esa época la fantasía y el rol guiaban mi vida cotidiana. —me doy cuenta que 35 años después veo que sigo igual, no he evolucionado demasiado—. En uno de los encuentros semanales del grupo para hacer unas birras en Cal Figarot de Vilafranca se presenta un amigo mío, un tanto nervioso, sonriente y con un libro en la mano. Nos lo enseña y la cubierta es ciertamente impactante: Una serie de personajes estrambóticos corriendo por unas escaleras... donde había trolls, un tipo con cuatro ojos... y una especie de cofre con patas. Toda ella muy barroca, casi desagradable... y resultó completamente hipnótica. El amigo nos dice: “Tios, tios, este libro habla de fantasía pero con humor y tal... y salen dioses jugando a rol y...”.
La descripción continuó y no pude evitar cogerlo (no sé si en ese momento o unas semanas más tarde) y contemplarlo para decidirme a leerlo o no. Que hubiera dioses jugando a rol y bárbaros matando gente me atraía...pero no sabía si lo del humor era una buena idea... pues parecía que el autor se riera de cosas que para nosotros eran la esencia de nuestro ocio: El rol y la fantasía. Obviamente me lo leí y mientras lo hacía me repetía aquella sensación de que hacía gracia pero no sabía si reír demasiado por si la parodia no iba bien intencionada... no sé si me entendéis. La cuestión era que nosotros...
NO ESTÁBAMOS PREPARADOS PARA LEER A TERRY PRATCHETT
Aunque años más tarde hice una segunda lectura, ahora, unos 33 años después vuelvo a leer El color de la magia con una cierta sonrisa de condescendencia que no puedo esconder, después de haber devorado decenas de novelas del Mundodisco y haber catapultado a Terry Pratchett como uno de mis autores preferidos ya puedo decir que "Ya sé de qué va esto, ahora sí estoy preparado ". Y ahora, quizás, puedo analizar los pros y contras de esta temprana novela de Pratchett (y porqué no se recomienda a los nuevos lectores empezar por ahí). Por cierto, no dejéis de deleitaros con la cubierta que ha hecho Marina Vidal que junto con la de La luz fantástica, son de las más preferidas de la saga. ¡Impresionantes!
El color de la magia es una novela que sienta las bases —un tanto pantanosas— de cómo se desarrollaría el Mundodisco de Terry Pratchett. Curiosamente está formada por cuatro historias siempre protagonizadas por el dúo Rincewind y Dosflores que se presentan en la primera aventura titulada también El color de la magia. Esta primera parte es sin duda la mejor del libro pues nos abre los ojos a los talantes propios de Pratchett con sus personajes y su estilo. Las miradas, los diálogos, los juegos de palabras, los tempos... todo nos recuerda a cualquiera de las mejores novelas del Mundodico. Y también esa trama que parece sencilla pero que esconde un mensaje de trasfondo.
En El color de la magia conocemos a Rincewind, un mago desastroso e inútil. Que sólo conoce un solo hechizo y por accidente. Ahora bien, este hechizo es uno de los 8 grandes. Uno de los que podría cambiar las cosas si se pronunciara (créanme que lo intenta dentro de la cabecita del mago). Esto ha hecho que nuestro mago tenga un carácter... eh ... esquívolo, cobarde, egoísta y que dedique buena parte de su tiempo a una actividad ciertamente pragmática: Sobrevivir
Y también descubriremos a Dosflores, un hombrecillo bajito con gafas (1) que viene del lejano Imperio Ágata — el equivalente a nuestra China pero en el Mundodisco— y que llega para... tomar fotos y conocer los locales típicos donde los bárbaros y los trolls luchan todas las noches. Sí... es un turista. El primero del Mundodisco. Y parece a cargo de dinero pues regala oro por donde pasa. Por tanto es una diana móvil. Claro que detrás suyo siempre trota uno de los mejores personajes del Mundodisco: El equipaje, su baúl mágico hecho de peral sabio que lo protege y le guarda y plancha la ropa. Cuando camina, cientos de piececitos le mueven siempre detrás de su amo. Es un encanto... que puede matarte.
A partir de aquí, todo lo que acontece en El color de la magia es fantástico: Podremos conocer por primera vez la curiosa —por no decir asquerosa— ciudad de Ankh-Morpork y sus maravillas: Los gremios de asesinos y ladrones, la justicia implacable del Patricio, la vergüenza ajena que nos genera la Guardia de la ciudad... aquí tenéis su primera aparición:
(...) “La Guardia siempre iba con mucho cuidado de no intervenir demasiado pronto en ninguna trifulca con la cual no tuvieran una ventaja considerable. Era un trabajo que ofrecía pensión de jubilación, y atraía a una especie de hombre muy cauteloso y reflexivo.” (...)
o aquel personaje de facciones calavéricas y con una guadaña en el hombro que aparece cuando hay cadáveres en algún callejón. ¿Notáis cómo se os van erizando los pelos del brazo? ¡Sí! ¡Todo esto es la esencia misma del Mundodisco!
Una vez transcurre esta primera atropellada aventura por las calles de Ankh-Morpork, Pratchett cambia el tono de la acción. Estamos en la parte titulada La emisión de ocho y lo más destacable será descubrir a varios dioses jugando a rol con los personajes del libro. Una historia que juega con parodiar a bárbaros y monstruos lovecraftianos y donde se verán obligados a entrar el dúo protagonista. Quizás aporta poco al conjunto y a veces resulta algo inverosímil pero no deja de ser una aventura paródica y curiosa teniendo en cuenta el papel de los dioses. Nos ofrece un perturbador mensaje sobre que nuestro libre albedrío tal vez viene determinado por una mala tirada de dados.
Seguimos con El señuelo del Wyrm donde encontraremos mucha magia, dragones imaginarios, bárbaros irreprochables (como bárbaros se entiende) tan bien definidos aquí:
(...) Lo que no le gustaba de los bárbaros era que generalmente eran sombríos hasta el límite del suicidio cuando estaban sobrios, y locos hasta el límite del homicidio cuando estaban borrachos.” (...)
y viajes a mundos paralelos que quizás os sonarán. Una alocada aventura sin ton ni son, divertida por momentos pero que se alarga demasiado por mi gusto.
Y finalmente los caminos de Rincewind y Dosflores (siempre huyendo y corriendo, uno para salvar la piel y otro para conseguir una imagen pintada de recuerdo) nos llevan a la última parte de la novela: Cerca del borde. ¡Ah! Pratchett vuelve a tomar impulso en esta aventura y nos lleva donde indica el título... allí donde la cascada de los mares circundantes cae hacia el espacio exterior. Pratchett hace estallar su imaginación al mostrarnos a una pequeña civilización de astrónomos esclavistas que pretenden conocer un hecho sustancial: El sexo de la Gran At'uin la tortuga-mundo que surca el espacio interestelar. ¿Por qué? La respuesta es obvia... si es macho, quizá se va a emparejar... si es hembra, quizá vaya a poner huevos... La gracia de Pratchett pasa por imaginarse estas situaciones o por introducirnos personajes inverosímiles como trolls de agua que sufren mareas crónicas.
Sea como fuere, la narración termina aquí, con un Rincewind colgante no queráis saber de dónde y preparados para la magnífica continuación que es La Luz fantástica. Son cuatro partes desiguales, la primera empieza muy bien, las dos centrales parecen servir para que el autor se desate a cada cual más alocada y la última.... eh, también. No siguen un mismo estilo y a veces los personajes son un poco apartados por una trama que se volvió inverosímil en cada capítulo, como si encima de este Mundodisco, recién salido del horno... no siguiera un guion muy establecido.
A menudo se ha dicho que éste no es el mejor libro para conocer el Mundodisco, que no es lo suficiente divertidamente serio como lo son los otros volúmenes, sino más bien seriamente divertido. Que tiene un buen arranque y que las partes centrales nos dejan algo asombrados pues parece que el autor no aplique demasiado las normas y todo valga... pero siempre notas que aparte del trasfondo paródico, hay algo más que quiere salir a la luz. Lo palpas prácticamente en la primera parte y en cuanto acabas pareces tenerlo al alcance pero se te escapa y te desconcierta. Si es la primera vez que lees a Pratchett, piensas si este autor es muy bueno o si simplemente se le ha ido la castaña y está haciendo escribiendo un simple divertimento.
Quizás por este motivo, primero se anima a los nuevos lectores a que conozcan otras tres o cuatro novelas seriamente divertidas del Mundodisco. Pero eso no quita que, como decía al principio de esta reseña, todo empezó ahí. Así que disfrutadlo, sin los complejos o perjuicios que tuve yo la primera vez, sin expectativas también... así os fluirá mejor y descubriréis tics y pasajes que os iluminarán los ojos y os secuestrarán una sonrisa o porque no… una carcajada (y será la primera de muchas).
Eloi Puig
10/10/2024
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