Libro no finalizado.
Me ha costado mucho dejar de leer este libro. Aunque parezca paradójico le veía (le veo) un buen potencial y tiene rasgos muy atractivos como la prosa de Laura Fernández pero a medida que leía más páginas más me costaba conectar con la historia hasta que finalmente he decidido aparcarlo y quizás retomarlo en otra ocasión más propicia
Vayamos por partes: Connerland es una historia fantástica ambientada en unas difusas décadas pasadas (parece estar centrada en unos Estados Unidos de los sesenta o setenta) donde un escritor de Ciencia Ficción, Voss Van Conner, muere en un accidente doméstico. Su espíritu, extrañado, investigará porque le ha pasado tal cosa mientras un montón de personajes (amigos, familiares, representantes, agentes literarios) giran en numerosas subtramas en torno a la muerte del escritor.
Como podéis comprobar es una novela en clave de humor y lo cierto es que este hecho queda reflejado de forma sutil en la prosa fresca y desinhibida de Fernández. Realmente he disfrutado leyendo a la autora: Sus repeticiones en los nombres, su particular forma de tratar los diálogos, todo me parece notable y muy bien llevado por su parte.
El argumento, sin embargo, cuesta arrancar y arraigar, especialmente por el tratamiento coral de los personajes (demasiados en mi opinión) que corta continuamente la evolución de la novela. He leído un 41% de ésta y no he sabido discernir hacia dónde iba la historia. Esta falta de empatía con la trama argumental es el principal punto en el que me he basado para dejar la novela. Que a casi la mitad de esta las subtramas no te proporcionen suficiente diversión o intriga para seguirlas con atención no es algo bueno. Creo que la autora ha diversificado demasiado los puntos de atención (y ha dejado demasiado de lado el personaje de Voss Van Conner y el de la azafata que lo puede ver en la vida real a pesar de ser un fantasma).
Todo esto me ha provocado una sensación de cansancio en la lectura de Connerland. Quizás más adelante volveré a ella pero por ahora la dejo aparcada en la biblioteca.
Eloi Puig
20/08/2017
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