El manga que marcó a toda una generación
Con este impresionante subtítulo nos llega en catalán (por fin) esta obra original de Go Nagai en formato de tres volúmenes edición coleccionista publicados por Norma Cómics. El manga que abrió las puertas de un anime que sentó las bases para que todo un colectivo de jóvenes ansiosos (entre los que obviamente me incluyo) amase la aventura, los robots y la ciencia ficción. Algunos dicen también que somos la generación traumatizada porque la televisión española (la única en ese momento en el país) cortó la emisión de los dibujos después de sólo 30 episodios forzada por las quejas de grupos de presión conservadores y quizás también de padres que no veían con buenos ojos que robots gigantes se apalearan de forma épica ante los morros de sus niños.
Y es que, ciertamente, uno de los primeros recuerdos televisivos que recuerdo, probablemente lo más antiguo que conservo, es sentarme en el suelo del comedor de casa frente a un telefunken en blanco y negro y esperar a la emisión del Mazinger Z del sábado al mediodía. ¿Que si me traumaticé? Mirad, aquí estoy, un tipo de 50 tacos haciendo una reseña de un manga que tiene tanta edad como él y donde un robot gigante salva el mundo mientras es tripulado mediante cuatro palancas y un par de botones por un chico que cinco minutos antes sólo conducía motos. ¡Claro que me traumaticé, hombre!! ¿Por quién me tomáis? ¿Por un Normie? Pero hay que decir que el trauma no vino tanto por la cortada de la emisión donde un buen día nos pusieron a un tipo escuálido y blanquecino que era perseguido por la hostia de tribus africanas (pero que tenía una canción muy pegajosa, la de Orzowei) sino porque todos queríamos más Mazinger en todo momento y entonces lo del merchandising ¡Aún no se había inventado! (Me pasé unos años jugando con unas tijeras que hacían de Mazinger Z y un bolis que eran los robots malos mientras mis padres me miraban ligeramente preocupados).
Pero no os preocupéis, todas las generaciones tienen sus pequeños traumas televisivos. Años más tarde me cabreé como nunca cuando un chaval con cola y un bastón largo se asomó por la tele en sustitución del maestro Sembei Norimaki y Arale y mira... acabé queriéndolo también. Pero os estaréis diciendo: “¿Qué me estás contando Kraken? ¿Batalitas de cuándo eras pequeño?”
Y mi meditada y concisa respuesta es: “Sí. Naturalmente” Y es que señores, esta reseña es una batalla sí, pero esta vez contra la nostalgia, contra los dibujos que me trastocaron un poco y que por tanto forman parte de mí. ¿Quién ganará? ¿La cabeza o el corazón? Probablemente algo ambos. ¡Vamos!
Go Nagai creó Mazinger Z en 1972. Un shonen (manga dedicado a chavales jóvenes) que revolucionó el panorama de la ciencia ficción y de los mecas, el género que se ocupa de los robots gigantes al que los japoneses son locamente adictos. Entre otros hitos, Mazinger Z fue uno de los primeros robots gigantes (sino el primero) que era conducido directamente por un piloto humano en vez de ser teledirigido, de forma que el protagonismo era compartido: El robot y también el piloto que en este caso era Kôji Kabuto, que le conducía desde un planeador que se acoplaba a la cabeza de Mazinger Z. Y sólo con algunas palancas, cuatro botones y varios gritos heroicos era suficiente para que se te pusiera la piel de gallina. .. “Acoplamiento! ¡Planeador abajo!”. Estas dos frases otorgaban una fuerza narrativa sin igual y un espíritu épico fuera de serie. Porque quería decir que el Mazinger se encendía y empezaba a funcionar. Y por tanto... que había hostias a diestro y siniestro. ¡Por toda la pantalla! ¡Ahhh! ¡Venga Mazinger! ¡Dale! ¡Lanza tus puños fuera!
Un momento que me sereno. Este punto es importante: Mazinger Z sólo funcionaba con un piloto. Por tanto quien lo pilotara podía convertirse en un ángel, un salvador... o un demonio, un destructor. Las palabras que forman su nombre son definitorias en este sentido: 'Ma' es un prefijo que en japonés significa “demonio”. Y ‘Jin’ otro que significa “Dios”. La última sílaba es lo que queda del nombre original: “Energer”. Todo junto vendría a ser “Majinzer” que poco a poco evolucionó hasta Mazinger. La “Z” viene dada por la aleación Z con la que está construido el robot. Go Nagai, pues, nos trajo un robot casi inquebrantable que podía ser utilizado para el bien o el mal. Por eso cuando el abuelo de Kôji le traspasa el Mazinger... le dice literalmente que él puede ser un dios o un demonio. El robot se convierte sólo en un medio, un aparato que puede salvar el mundo o destruirlo. Y de hecho, los primeros movimientos de Kôji en lo alto del Mazinger lo convierten en un destructor (porque no sabe manejarlo). Más adelante veremos también que el Doctor Infierno quiere capturar precisamente al Mazinger para utilizarlo contra la humanidad.
Vamos al manga: Go Nagai nos trae un gran dinamismo gráfico, sentido del humor y una sencillez argumental que desemboca a menudo en mucha acción desenfrenada. Grandes juegos de perspectivas, ángulos forzados que proporciona sensación de gran movimiento que te sube la adrenalina. El dibujo introduce paisajes y escenas detalladas, sin embargo no profundiza en algunos primeros planos de rostros que están bastante descuidados pero a medida que avanzan las páginas parece que esto se arregla. Las expresiones faciales me recuerdan al trabajo del gran Ozama Tezuka, pues a menudo el autor juega con la caricatura de los personajes principales dando un aire juvenil y de comedia a la historia. También a medida que avanza el manga, la tensión sexual enmascarada de erotismo light cada vez es más elevada entre Kôji y Sayaka (todo esto no lo recordaba del anime porque éste de hecho fue una adaptación bastante diferente en muchos aspectos al manga original).
La trama gira en torno al descubrimiento del robot gigante que el abuelo de Kôji Kabuto ha construido a escondidas. La muerte violenta de éste hace que Kôji tenga que pilotar el robot y que enseguida se encuentre luchando contra monstruos mecánicos que pretenden conquistar el mundo. El Doctor Infierno, un científico loco que ha descubierto un arsenal inmenso de robots gigantes bajo la isla de Rodas (¿qué suerte eh?), es nuestro malo, la némesis de Kôji. A través de sus lugartenientes, a cada cual más estrafalario, como el barón Ashura (mitad hombre y mitad mujer) o el conde Brocken (cuya cabeza flota en el aire separado del cuerpo) irá enviando estos monstruos titánicos contra Japón. Allí, sin embargo, ya están un poco preparados y el instituto de Energía Fotónica ubicado bajo el monte Fuji ya tiene un robot preparado: La Afrodita A, conducido por la bella Sayaka Yumi. Pero claro, necesitará de la ayuda de Mazinger Z para hacer frente al mal que cada dos por tres asola el país nipón.
En el primer volumen se nos presentarán, pues, estos personajes principales y también algunos secundarios como Boss (líder de una banda juvenil y compañero de clase de Koji y Sayaka). Pero este primer volumen —el mejor, en mi opinión— explora también la condición humana y defiende su integridad. La capacidad de decisión de un piloto frente a robots que sólo siguen órdenes. También cabe decir que los sicarios de barón Arusha y del Doctor Infierno sólo obedecen, sin cuestionarse ningún mandato. De hecho Go Nagai los presenta como ciborgs sin cerebro para pensar plenamente, que no tienen empuje más allá de una obediencia ciega.
El segundo volumen introduce más batallas pero también comienza a aparecer el típico juego sexual adolescente japonés desinhibido y chapucero que en el tercer volumen llega a límites de vergüenza ajena. Pero se va fortaleciendo el rol de que Mazinger Z es un robot justiciero que se utiliza únicamente como defensa. Heroísmo clásico para defender a los débiles que incluye también a Sayaka y su Afrodita A. Hay que decir que a pesar de su puesta en escena más bien juvenil y de humor a veces no ahorra escenas macabras con sangre o descuartizamientos.
El tercer volumen también toca de salpicadura la evolución de la condición robótica. Androides obedientes, máquinas, ciborgs y también robots con autoconciencia como el robot Donau que aparece en estas páginas. Ésta es una historia bastante dramática que da un aire más adulto a la serie y que afecta directamente al hermano pequeño de Koji, Shiro, pero por desgracia parece que el autor no la sabe explotar a fondo y el sobrecogedor final de esta sub-trama no comporta secuelas a nadie. Tengamos en cuenta, sin embargo, que el manga va dirigido a un público juvenil y que no pretende tampoco asentar historias muy verosímiles. Pero creo que es una lástima pues algunas ideas muy interesantes se pierden en la trama cada vez menos fresca.
A partir de aquí, en la segunda parte de este último volumen, los monstruos son cada vez más patéticos y las historias más cortas y sin profundidad. Le falta un rumbo, una dirección en el manga. Por último, Go Nagai, provoca un final contra el Doctor Infierno que acaba con la serie original pero que no resulta del todo satisfactoria por la falta de épica y de espíritu dramático.
Mazinger Z, es pues, un manga imprescindible y trascendente para entender la evolución del género meca que ha envejecido un poco, especialmente en lo que se refiere al pilotaje del robot o a las tramas argumentales sencillas pero que sentó las bases para mucho de lo que vino después: Desde los Gundams ochenteros a los Neo Genesis Evagenlions de los noventa por poner algunos ejemplos.
La presencia imponente de Mazinger Z, aún ahora te deja boqioabierto. El diseño del aspecto del robot (especialmente la cabeza), así como el del planeador de pilotaje, o el acoplamiento a reacción del Jet Scrander (que permite volar a nuestro robot) o el mismo vestido del Koji Kabuto son sensacionales época. Un icono mundial que 50 años más tarde sigue en la memoria colectiva de todos los que nos sentamos a ver nuestra serie de dibujos animados japonesa favorita y que sí, nos marcó como pocas otras series lo han hecho nunca.
Como lector adulto podría pensar y autoconvencerme que Mazinger Z es ahora una obra menor, comparada con otras similares donde la trama y los personajes están mejor definidos, o los arcos argumentales están más meditados, donde quizá el dibujo es más detallado , dónde... pero ¿Qué digo? Quizás tengo la cara y el cuerpo de un adulto más que corre por este mundo pero la esencia de Mazinger Z, el espíritu de la aventura, las ansias de proteger al débil corren por mis venas al igual que hace 44 o 45 años... y es que Mazinger Z es el referente de nuestra infancia y el manga lo he disfrutado como un niño...así que va... ¡Espabilad!. Las hordas de monstruos mecánicos absurdos del Doctor Infierno os esperan. Poneos en la piel de Kôgi Kabuto y chillad todos conmigo mientras se abren las compuertas de la piscina del Instituto de Investigación Fotónica y emerge, como un dios-demonio mitológico, el Mazinger Z. Abrid los ojos, inspirad y gritad: “¡Planeador abajo!”
Eloi Puig
14/07/2024
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