Vaya por delante que mi intención en esta reseña no es analizar de forma profunda y esmerada la evolución de estos cuatro super-héroes de la casa Marvel. No, para eso ya hay gente mucho más preparada e instruida que un servidor (como Raimon Fonseca que prologa los volúmenes) que conoce todos los intríngulis de la primera familia de la casa de las ideas. Mi modesto papel aquí se basa en hacer una serie de reflexiones a los que siempre han sido mis superhéroes favoritos pero sin querer realizar más que un breve ejercicio de nostalgia y homenaje a la capacidad creativa de Stan Lee - que como sabéis nos dejó hace pocas semanas- y toda su pandilla de ilustradores que en aquellos primeros años de la década de los sesenta cambiaron la cultura pop del mundo del cómic para siempre.
Tengo que confesar que sí los 4 Fantásticos son mi grupo de referencia dentro del cómic americano de superhéroes es por simple casualidad. Cuando era pequeño los cómics que me llegaban eran especialmente de ellos, así como algunos de Spiderman y otros personajes Marvel. También algún Batman cayó pero casi nada más por lo que me puse a devorar aquellos cómics tan mal distribuidos por Bruguera que los mezclaba sin ofrecer casi continuidad etc ... pero daba igual ... era lo que tenía y lo que me tragaba. Lo cierto es que nunca había sabido qué números había leído de pequeño y en qué orden pero guardaba en mi recuerdos números entrañables como "L'enfant terrible" o el primer encuentro con los X-men o la aparición de Diablo (dicho lo cual me encantó encontrarlos en este volumen recopilatorio). De hecho, el único periodo que he leído de forma consecutiva (gracias a un amigo que me los dejó, gracias Xavi) fue el que llevó a John Bryne da dirigir de nuestro cuarteto fantástico ... sí, cuando Hulka sustituyó a la Cosa por allá los años 80...
Es posible que no me hubiera puesto de forma sería a leer este volumen que ahora comento si no fuera por un inesperado regalo (gracias Uriel y Mónica) que recibí hace unos meses. Una parte importante de la colección Omni Gold de Panini que agrupa en cada volumen unos 2 años de las tiras regulares de los 4F. En este caso, este segundo volumen titulado La batalla del edificio Baxter nos acerca los números Fantastic Four # 22 al # 43, así como el Fantastic Four Annual # 2 y para redondearlo más se complementa con las historias de El Vigilante que aparecieron el revista Silver surfer # 1 al 7 y Marve Super-heropes # 23. Estamos hablando de cómics que salieron entre 1964 y octubre de 1965 (el caso del números de El Vigilante son posteriores, de 1969) y que ya empezaban a consolidar guiones algo más trabajados que los de los primeros números. Esto es normal, a medida que vas conociendo tus personajes los vas haciendo más interesantes.
Empiezo presentando a los protagonistas (como si hiciera falta) por si hay algún despistado por la sala: En primer lugar, Reed Richards, Mr Fantástico, capaz de estirarse de cualquier manera (y una copia descarada de Plastic man de DC) que siempre me impresionó no tanto por sus poderes sino por los inventos y la tecnología que construía en sus laboratorios. Con él el sentido de la maravilla era incuestionable. En segundo lugar, Sue Storm, la Chica invisible, capaz de volverse invisible (quién lo diría) pero también de crear campos de fuerza impenetrables. Por cierto, novia (y futura esposa de Reed Richards). En tercer lugar Johnny Storm, hermano de Sue y llamado la antorcha humana, capaz de convertir su cuerpo en fuego y volar (este héroe es un reciclado pero no importa demasiado). Probablemente el miembro del cuarteto que menos me ha interesado siempre. Lo he encontrado poco inspirador. Y finalmente la creme de la creme de los 4F: La Cosa, el único miembro del grupo que a pesar de adquirir una fuerza sobre-humana no puede cambiar la forma y debe continuar bajo la apariencia de un monstruo para siempre. Este es mi personaje preferido (tanto de los 4F como de todo Marvel) precisamente por los problemas que siempre ha arrastrado debido a unos guionistas cabrones (pero que hicieron muy bien su trabajo)
¿Qué nos deparan estos números de la serie regular de 1964 y 1965? Algunas cosas interesados como por ejemplo que Sue Storm aprende a controlar los campos de fuerza que la harán el miembro más poderoso del grupo (cuando los guionistas quieren). Ya el mismo número 22 está pensado para que la Chica invisible ofrezca un espectáculo de su repertorio. También encontramos viejos enemigos, algunos de los cuales destacan por su sola presencia como el Dr. Muerte (al que se le dedicó la especial Fantasctic Four Anual # 2) mientras que otros siguen siendo algo ridículos como Namor o el Hobre Topo. Podemos ver por primera vez a Diablo (en una aventura que me encanta) y también a los 4 terribles, que dejando de lado sus absurdas conversaciones sirven en bandeja la preparación de los mejor números del volumen que forman una mini saga bajo la sombra de el ataque en el Edificio Baxter (de ahí el título) y donde podremos empezar a ver que la Cosa es el mejor de los personajes gracias a su monstruosidad que provoca luchas éticas a Reed Richards. Es aquí donde descubrimos a lo que para mí es el auténtico Ben Grimm: Resentido con sus compañeros y con el mundo. El monstruo que debe salvarlos pero que no puede tener una vida normal y donde sólo el amor de su amada Alicia Masters (ciega, por cierto) la ayuda a salir adelante.
Por lo demás, Stan Lee todavía estaba en una fase muy inicial para sacar todo el jugo posible a los 4F pero las aventuras son entretenidas y divertidas. Vemos como se asienta la base de un modo de contar historias que revolucionaron el género. Los diálogos, la dinámica de las viñetas, los talantes tan distintos de los protagonistas hacían que se compenssessin entre ellos. El carácter serio y responsable de Mr Fantástico contrapuesto con las travesuras de Johnny Storm y la Cosa. El amor que va hirviendo entre Sue Storm y Reed Richards... son detalles que se han llevado bien hasta el punto de que poco a poco los guiones se fueron retorciéndo para crear un inmenso culebrón del que se hablaría en años posteriores. Pensad que estamos a mediados de los años sesenta y que las grandes referencias exteriores son la Guerra Fría y la carrera especial. El tiempo pasa despacio y los peinados de la Sue Storm van variando, haciéndose cada vez más modernos (aunque su carácter esté bastante encasillado en la de chica bonita que ayuda cuando puede).
Si los guiones de Stan Lee eran fruto de la época creo que los dibujos de Jack Kirby realmente impulsaron a los 4F de forma gloriosa. Es cierto que Stan Lee tenía buenas ideas (y otras de bastante cursis) como también es cierto que esta época la serie regular de los 4F ayudó a presentar a otros héroes de la casa Marvel que aún no tenían una audiencia fiel (Hulk, los X-men, los Vengadores, Daredevil ...) por lo que estos números sirvieron para agrandar el universo Marvel hasta límites insospechados. Pero sigo diciendo que la evolución del trazo de Kirby se hace evidente a medida que pasa el tiempo. El dinamismo que desprenden sus viñetas transmiten movimiento, excitación, aventura ... está claro que sin Kirby, los guiones de Lee no hubieran funcionado como deberían.
Nada más, no he pretendido hacer una reseña exhaustiva pero sí quería dejar algunas reflexiones que me han rondado por la cabeza durante años. Seguiré con el siguiente volumen y con el otro y con el otro... pues aunque los guiones actuales y naturalmente los dibujos son más verosímiles y espectaculares respectivamente, lo que más me interesa son aquellas primeras décadas de super-héroes donde todo valía y que sembraron un precedente, una forma de presentar aventuras, historias y sentido de la maravilla a más de una generación.
Los 4F son la base de la casa Marvel, que aún no se haya hecho una película decente de ellos es una lástima. Que aún no se haya traducido nunca al catalán es un pecado y una dejadez que puede pasar factura algún día.
Eloi Puig
29/12/2018
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