No soy un gran seguidor de Batman, aunque reconozco que es el único personaje de DC -siempre he sido más marveliano, qué le vamos a hacer- que me ha llamado la atención y del que de vez en cuando he leído alguna cosa. Pero que un icono del cómic americano como es Batman se pasee por Barcelona llama la atención a cualquiera.
Lo cierto, pues, es que me he comprado este álbum especial por dos razones básicas: la primera por curiosidad. Quieras o no me gusta saber cómo retrata el guionista y el dibujante la capital catalana, tan alejada de Gotham City. La segunda porque creo que es la primera vez que una editorial se ha dignado a traducir un cómic americano de superhéroes al catalán. Es triste pero hasta ahora nunca habíamos podido disfrutar de este tipo de cómic en nuestra lengua.
Que sí, que es un caso especial pensado para el Saló del Cómic de Barcelona; cierto, pero eso no saca que despierte el interés del lector catalán. Un hecho: A las pocas horas de abrir puertas se agotaron los 6.000 ejemplares del álbum en catalán - que tenía una tirada más corta que evidencia una vez más la miopía comercial de la editorial. Pocas horas más tarde también se agotaron en castellano y la aventura barcelonesa de Batman fue el éxito de ventas del Saló. Todo eso quizás tendría que hacer plantear a las editoriales dos cuestiones: Primero que estos "bolos" que se pueden marcar los héroes americanos por otras tierras pueden resultar muy interesantes - comercialmente- y que la traducción de sus aventuras a una lengua hablada por casi 10 millones de personas no es ninguna tontería.
Observemos primero el aspecto formal del álbum: Tapa dura, precio razonable (el mismo en las dos lenguas... ¡increíble!), portada impactante de Jim Lee con un Batman recortado con la Sagrada Familia detrás... todo invita a leerlo. Pero la primera bofetada nos la llevamos al abrir la primera página: Encontramos una presentación del alcalde Barcelona... triste que un político tenga que pasearse por las páginas iniciales de un cómic para quedar bien con unos lectores que buscan cultura y no mítines camuflados en discursos - seguro- escritos por terceros.
Pero la historia, por suerte, ha sido guionizada por alguien más -en este caso Mark Waid- y trata sobre una visita de Batman a la capital catalana para buscar a uno de sus archienemigos: Killer croc, un personaje secundario en la larguísima trayectoria del el hombre murciélago que está en Barcelona intentando emular al dragón de Sant Jordi (el título del álbum ya es premonitorio: El caballero y el dragón). Sí, parece ridículo pero el guión intenta mezclar parte de la cultura catalana, especialmente de la famosa festividad de su patrón, Sant Jordi, con un paseo turístico por algunos monumentos emblemáticos de la ciudad y con una aventurilla superficial donde Batman lucha contra el mencionado Killer croc, un hombre mutado en lagarto que pretende emular, como decíamos, la leyenda de Sant Jordi - un poco estúpido si se sabe cómo acaba-.
El guión es sencillo, fácil, poco desarrollado, clásico incluso; en parte por la falta de espacio, en parte para tener que cumplir con algunos requisitos de la visita a Barcelona; sin embargo conserva una cierta lógica y tiene alguno puntos interesantes como el hecho de que los mossos d’esquadra no conozcan a Batman y lo traten igual que a Killer croc o el detalle de hacer que nuestro héroe tenga una base operativa en Barcelona, cosa muy práctica. La historia, pues, avanza entre tópicos e iconos de la cultura catalana: La rosa y el libro, la senyera... incluso el enfrentamiento final quiere acercarse a una lucha entre el caballero y el dragón -cambiando aquí el caballo por la Bat-moto-. Cumple pero no resulta especialmente apasionante. El mismo dibujante, Diego Olmos, comenta que él hubiera hecho una historia diferente -sin despreciar el guión presente claro-.
El dibujo está bastante más conseguido que el guión. Diego Olmos crea un apartado gráfico vistoso y resolutivo pero por mi parte le echo de menos una mayor detallismo en ciertas viñetas -especialmente en las de la Sagrada familia y otros monumentos ... parecen sombras mal enfocadas en algunos momentos-. Por otra parte, las escenas nocturnas, la iluminación de las calles etc…, están muy bien resueltas. No es un dibujo que me haya desagradado aunque he oído críticas negativas con respecto a la capacidad de retratar movimiento en las luchas.
La combinación del guión y el dibujo nos deja una aventura que se lee de un tirón pero que si estuviera ambientada en Gotham City no hubiera atraído la atención de nadie. El hecho, sin embargo, de mezclar la cultura catalana y a uno de los super-héroes más importantes del universo DC la hace un poco especial pero poca cosa más. Recomendada como curiosidad. Si algún día se tuviera que repetir una iniciativa parecida, aconsejaría un guión más firme y sobre todo que el cómic fuera tratado como un bien cultural... no como un medio de propaganda de la ciudad de Barcelona - o de su alcalde-.
Eloi Puig, 10/06/09
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