Alinoé es un volumen independiente de la saga de Thorgal. Es un álbum curioso ubicado unos años después de que Thorgal, Aaricia y el pequeño Jolan huyeran de la fortaleza de Brek Zarith. La familia ha crecido y por lo tanto la pareja protagonista se ha asentado, esta vez en una isla, lejos de la civilización en parte para buscar la paz y en parte para alejar a Jolan de los extraños.
Lo que más llama la atención de este volumen es que Thorgal casi no aparece y que el protagonismo queda en manos de Aaricia y de Jolan. Probablemente lo necesitaran pues hasta ahora Thorgal había acaparado el 100% de la atención del lector y si el guionista pretendía que otros personajes secundarios llegaran a ser algo que simples comparsas, pues había que profundizar en ellos.
Aaricia toma el rol de madre preocupada. La ausencia de Thorgal y los misteriosos acontecimientos que están afectando en la isla la ponen en guardia. Ya no es la joven cándida que se enamoró del bárbaro y se marchó con él. Ahora es una madre y actúa como tal. El instinto de protección es enorme y en esta aventura lo tendrá que seguir para salvar su vida y la de Jolan. La madurez de Aaricia es una evolución lógica y bien hallada.
El capítulo también está dedicado a Jolan, el niño que creció en Brek Zarith en medio de experimentos desconocidos pero que ahora que está en libertad puede manifestar sus poderes sin que éstos estén dirigidos... el subconsciente le gana la partida a Jolan de forma espectacular.
Alinoé es un niño de la edad de Jolan que aparece y desaparece por la isla, que juega con él pero que parece tener una personalidad introvertida que lo hace esconderse a menudo. Poco a poco el peligro se va acercando a la vida tranquila de Aaricia i Jolan, aprovechando que Thorgal está lejos en busca de comestibles. Éste es un álbum donde realmente hay buenas dosis de terror, bien trabajadas y que podrían haber sido determinantes si no fuera por un final abrupto y poco convincente. Es uno de los aspectos destacables de esta aventura... el guionista se preocupa más de ser sutil que de no mostrarnos ninguna lucha o batalla. Y el dibujante, Rosinski, cada vez perfecciona más su estilo realista. Incluso los colores parecen acompañar la vida relajada y algo triste del autoexilio en la isla.
Uno historia de Thorgal sin Thorgal pues, dónde conoceremos mejor en Aaricia y un poco más a Jolan, pero una aventura que parece de relleno a la espera de otras más desarrolladas.
Eloi Puig, 30/09/08
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