Una obra como Watchmen se merece más relecturas de las que le he dedicado. Una obra que pasará a la historia como un clásico indiscutible necesita ser revisada de vez en cuando. Pero tengo que reconocer que esta segunda lectura que he hecho, ha sido causada a raíz de la película homónima que está a punto de estrenarse. Quiero tener las ideas frescas en la mente para juzgar si el film será una buena adaptación o una burda idea basada en el cómic original. Todavía siento rabia al ver cómo destrozaron otra obra gráfica de Alan Moore: La Liga de los Hombres extraordinarios con una película que también tendría que pasar a los anales de la historia pero como uno de los peores trabajos nunca hechos en el séptimo arte. Pero tengo esperanzas. Creo, deseo, que un visionario como Zach Snyder (300) sepa plasmar sobre la pantalla las complejas ideas que Moore y Gibbons crearon entre en 1986 y en 1987 en doce números - que ahora podemos encontrar recopilados.
Watchmen es considerado por muchos como la mejor obra gráfica de la historia. Probablemente por otros no lo sea y tengan sus propias preferencias pero lo que es innegable es que este trabajo orquestado a medias por el guionista Alan Moore y por el dibujante Dave Gibbons alteró muchas concepciones, rompió con muchos estereotipos y sacudió muchos cimientos dentro de el mundo del cómic. Watchmen, según palabras del mismo guionista, nació para demostrar que el cómic era un medio donde todavía no se habían explotado todas las posibilidades, dónde se podían aplicar nuevas técnicas narrativas; en definitiva Watchmen reinventó el cómic para adultos.
Hay que leer Watchmen a dos niveles... el primero es el argumental, con una profundidad inusual en una obra dedicada a los superhéroes -al menos para la época; el segundo es estructural, tanto a nivel de guión como de dibujo: Una obra como Watchmen sería ya una delicia si sólo nos fijáramos en su concepción narrativa y visual... los detalles de las viñetas - hay que fijarse en las noticias que se pueden leer en los diarios, los símbolos, las fechas etc... -, los diferentes ángulos en que puede mostrarse una misma escena, la capacidad de movimiento que nos dan algunas viñetas consecutivas... todo, este cortejo entre el aspecto visual y el puramente narrativo ya da muestras evidentes que Watchmen fue diferente. Los diálogos, fluidos y naturales encajan perfectamente en esta composición gráfica envidiable, pero el dibujo de Gibbons no se queda atrás: Tiene la capacidad de hacernos entender lo que piensan los personaje sin ofrecer más información que unos gestos faciales. Impecable. Incluso la poca estructura lineal de su argumento - con bastantes ramificaciones, flashbacks, idas y venidas- es un ejemplo del hecho de que la obra rompió moldes.
Al final de cada capítulo, Moore nos vierte un montón de información - en prosa- sobre la vida de los justicieros: Memorias, recortes de prensa, entrevistas... todo un volumen de información magnífico para profundizar en todo aquello que la parte gráfica no ha podido mostrar - este trabajo de documentación ficticia también lo repetiría en otras obras guionizadas por él, como V de Vendetta, From Hell o La Liga de los Hombres extraordinarios, por cierto todas ellas adaptadas también a la gran pantalla con resultados muy diferentes. Esta documentación nos servirá para entender las motivaciones y las personalidades tanto de los primeros vigilantes como de los actuales, ya que el cómic presenta dos generaciones de héroes: los que empezaron a imponer la justícia ciega en los años 40 agrupados bajo el nombre de minutemen y los que cogieron el relevo dos décadas más tarde. Aquí intervienen sentimientos como la nostalgia, la envidia, o la simple relación entre ellos para introducir todavía más elementos punzantes en la historia.
El argumento se centra en muchos focos diferentes aunque podríamos decir que relata a un grupo de héroes enmascarados que han caído en desgracia después de unos años dorados. La mayoría de ellos ya no están en activo y sobrepasan los cuarenta - o más- de manera que la nostalgia, el escepticismo y la resignación plana por encima suyo. Pero el asesinato de el comediante, uno de los pocos enmascarados que todavía trabajaba para el gobierno americano propicia una investigación por parte de Rorschach, - quién no se había retirado nunca de su papel de vigilante- que acabará para descubrir una trama de proporciones inimaginables. Ésta es la base argumental, pero entre medio se nos sugieren muchas otras ideas morales y éticas... y también de metafísicas.
Moore quiso romper con el mito de los superhéroes típicos de sellos como Marvel o DC... escribió una ficción donde éstos fueran protagonistas pero en un mundo real. Por este motivo diseñó una ucronía: Nos encontramos a mitad de los años 80 de una realidad paralela, de una ucronía que nació en el momento en que un científico era desintegrado por error en unos laboratorios nucleares a los años sesenta. Su recuperación y los poderes que adquirió después del accidente lo convirtieron en el Dr. Manhattan, el único personaje que realmente tiene superpoderes, en el fondo el único super-héroe verdadero pues el resto de los enmascarados utilizan otras herramientas a su alcance como la tecnología, la inteligencia o la fuerza bruta para mantener su ley. Una realidad alternativa donde gracias al Dr. Manhattan, los EE.UU. venció en la guerra del Vietnam y donde el predominio militar de los EE.UU. en torno al mundo es incuestionable, gracias a los poderes ilimitados de dicho super-héroe.
El escenario en esta ucronía es más complejo: El miedo a la III Guerra Mundial, al enfrentamiento pospuesto entre los EE.UU. y Rusia toma cada vez más forma... al mismo tiempo un acta aprobada en 1977 a raíz de una huelga de policías prohíbe que los héroes enmascarados actúen por su cuenta, de manera que la mayoría lo ha dejado, han abandonado o se han dado a conocer y han hecho negocio vendiendo derechos de imagen y juguetes con su rostro. Mientras tanto, una serie de intelectuales de todo el mundo han desaparecido y encima nuestros justicieros tienen que hacer frente a sentimientos contradictorios sobre si volver a actuar o dejarse llevar por lo que desea la gente.
Porque si una cosa tenían claro Moore i Gibson era que los héroes de esta aventura tenían que parecer -¡Tenían de ser!- más humanos que nunca, con sus carencias e incluso con comportamientos más que discutibles. Un hecho curioso: Existe un diario neofascista - The New Frontiersman- que reclama y exalta el papel de los super-héroes para defender la patria americana. ¿Son los justicieros un ejemplo de fascismo encubierto que no deja trabajar a la policía y a los jueces como tendría que ser?
Aquí es donde podemos insertar uno de los lemas más conocidos que utiliza la obra: ¿Los vigilantes - los watchmen- nos vigilan ... pero quién vigila a los vigilantes? Quién determina que los actos que realizan estos justicieros tienen que quedar impunes ante la ley aunque teóricamente ayuden a la población? Moore filosofa sobre estas ideas de forma excepcional, pero también con muchas otras: Metafísica... puede un super-héroe con el poder de transformar la materia y de ver el pasado y el futuro convertirse en un dios? Megalomanía... Hasta qué punto la muerte de unos cuantos es justificable para garantizar la seguridad de una mayoría? Quién tiene realmente el derecho de tomar este tipo de decisiones? Como decía antes... quién vigila a los vigilantes?
Más cosas: Moore incluye un cómic dentro del cómic... en la realidad de Watchmen los cómics de super-héroes son prácticamente inexistentes - no interesa ya que allí éstos son reales-, Así que Moore propone que el cómic que atraviesa una época dorada en Watchmen son las historias de piratas, unas aventuras que son un paralelismo perfecto de lo que pasa en nuestra realidad con las historias de super-héroes: Son cómics a menudo considerados juveniles y por tanto poco serios, que cuentan con pocas pretensiones pero con algunos guiones muy interesantes. En Watchmen, encontramos pues, los relatos del Navío Negro, unas historias que pretenden dar el mismo contrapunto que los cómics de super-héroes de nuestra realidad y que más de uno también se ha dado prisa en decir que son una metáfora de los comportamientos de cierto vigilante. Todo puede ser, pues los guiones de Moore tienen múltiples interpretaciones, a cada lectura descubrimos nuevos enfoques.
Watchmen ha pasado a la historia, como decíamos, como la obra que hizo salir del armario el mundo del cómic de super-heroes para adultos donde éste fue reconocido casi unanimamente por la crítica y el público y por lo tanto ofreció a nuestra sociedad un nuevo medio con el cual explicar historias. Todo eso y más es Watchmen, una de las obras más difíciles de de comentar debido a su contenido polifacético, pero sin duda un trabajo imprescindible para cualquier persona motivada para conocer una obra maestra. Acaba de publicarse el ensayo W de Watchmen, escrito por un especialista del género como es Rafael Marín, el cual repasa de forma exhaustiva todos los matices de la historia tras el cómic|.
Aparte de las diversas ediciones realizadas en español (Zinco sacó los 12 números originales y posteriormente Norma y Planeta los agrupó en una obra gráfica), en catalán fue publicado -finalmente- en el 2007 por Destino en el lujoso formado Absolute. Imprescindible en cualquier biblioteca.
Eloi Puig, 23/02/09
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Premios: |
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1987 Kirby por l'equipo creativo y guionista
1988 Harvey para guionista, dibujante, colorista, novela gráfica, producción, serie limitada y número unitario #9
1988 Eisner al guionista, equipo creativo, serie limitada y novela gráfica
1988 Hugo (otras formas de expresión)
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