Es normal que una antología de autor trate temas muy alejados unos de otros. De hecho, si una antología no es temática sería del todo lógico que siempre fuera así. Pero no deja de sorprenderme la cantidad de temas y argumentos diferentes que es capaz de abordar Fernando Lafuente, un escritor para mí, totalmente desconocido.
Este eclectisme se evidencia en el título elegido para dar nombre a la antología: Divergencia a más infinito. Y me gusta el nombre, al igual que la portada. Todo ello, entre las muchas antologías que recibo del Grupo AJEC, esta fue la que elegí para leer esta vez. ¿Expectativas? Ninguna, pues como he dicho antes, no conocía al autor, ni tenía ninguna referencia. ¿El resultado? Muy homogéneo, poco destacable por la parte negativa y por la positiva. La mayoría de los relatos aprueban sin problemas, escritos con ganas y bajo la prosa elaborada de Lafuente - una prosa que en varias ocasiones es incluso demasiado elaborada, cargada. A Lafuente le gusta dar muchas explicaciones para dejar las cosas claras. Le gusta hacer de vez en cuando descripciones grandilocuentes que aunque son resultonas, pueden sobrecargar el texto. A veces vale más la pena leer una sola palabra que 3 frases que describen un sentimiento-. Pero ninguno de estos relatos destaca especialmente, como decía por ser especialmente excepcional, y ninguno por resultar incedecentemente malo -incluso el relato que me ha gustado menos, "Invasión alienígena" puede tener su gracia - pero a mí me cogió un tanto frío-.
Como decía pues, este primer cata de los relatos de Fernando Lafuente tienen el defecto de dejar un tanto indiferente, aunque me atrevería a decir que no por su tratamiento del Lenguaje, si no por las tramas argumentales, que o son poco vistosas o dejan al lector un tanto desconcertado.
Haciendo un breve repaso de los 13 cuentos, el mejor sin duda es "Tinta rojo sangre", un relato notable que trata sobre la brujería, integrando un elemento fantàstico en la vida diaria de un profesor de instituto. Bien escrito, tal vez un poco largo pero bien resuelto.
Vamos por el resto: "Pieles rojas" es un relato un tanto enigmático. También está bien escrito, tiene un buen ritmo pero es uno de esos relatos con trampa. No es que esté en contra de estas sorpresas finales - de hecho uno de los mejor libros que leí el año pasado, Génesis, era una novela también engañosa -pero reconozco que hice una mueca, como si me hubieran pinchado y me hubieran vuelto a la realidad. Sin embargo, es un relato con estilo que sabe atrapar al lector.
En "Autopista", la metáfora llevada a la literatura la he encontrado demasiado enigmática. Posiblemente un servidor no haya entendido demasiado bien el mensaje del cuento. Quizás tendré que volver a leer. En cambio "Epílogo" es un ejercicio de metaliteratura, de aquellos que se asientan cómodamente en el fantástico. La vida -o muerte- de un personaje de ficción que se niega a desaparecer-. Corto y bien llevado. Interesante.
"Crónika" por su parte nos trae una trama un poco confusa sobre viajes en el tiempo y partidas en juegos extraños. Me ha gustado de nuevo la prosa aunque el argumento podría pulirse más, a mi entender. "Reválida" vuelve a utilizar la metaliteratura - ¿o metacine? - Para acercarnos a la vida de un personaje de ficción. Esta vez no le ha salido tan bien como "Epílogo" y el cuento no despierta demasiado interés.
"Presagios" es otro de los buenos cuentos que podemos encontrar en la antología. Y directamente lo podemos calificar de más emotivo por estar basado en hechos reales. Las pesadillas de una campista son el eje que vertebra esta historia. Quizás por el hecho de conocer la historia que esconde el argumento ayuda a que le tengamos especial cariño, pero así mismo, el relato está bien narrado. "Divergencia en más infinito" es especial. Le reconozco su originalidad pero me ha costado encontrarle el tono a este cuento de base matemática ... no es mi campo.
"El chino de las tragaperras" y "Escritor de éxito" son los dos cuentos no fantásticos de la antología. El primero es un acercamiento a una obsesión enfermiza. No está mal aunque también resulta un poco largo para mi gusto. Lafuente sabe retratar de forma bastante real una enfermedad como es la ludopatía. El segundo es un cuento más irónico sobre los escritores y el mundo editorial. Pero no me ha acabado de convencer.
"Salto en el tiempo" es un ejemplo de relatos que he encontrado un tanto desmesurados. Parecía que los planteamientos del autor - y la temática, que siempre ha sido de mis preferidas-, podrían ser mucho más de lo que acaba convirtiéndose. La buena prosa - de nuevo-no oculta las deficiencias de una historia con un final poco inspirado.
Finalmente, "El hombre del ascensor" es un buen cuento de terror psicológico sobre una angustia mental que sufre nuestro protagonista, un hombre que cree que en cualquier momento alguien le disparará cuando abra la puerta del ascensor. Tiene un final digno y deja un buen sabor de boca.
La conclusión que saco de todo esto es que el autor tiene imaginación - se evidencia en cuentos como "Divergencia en más infinito" o "Autopista" pero precisamente en estos cuentos les falta un poco de concreción para que lleguen al lector. En cambio, en historias más intrascendentes como "Tinta rojo sangre" o "Presagios", cuentos que de por sí no resultan originales, es donde saca lo mejor de sí mismo, quizá por que se exige menos y deja fluir mejor las palabras. No lo se. En todo caso lo comprobaremos en la próxima antología o novela.
Eloi Puig, 20/10/2011
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