Encara maten els cavalla
CF- DISTOPIA
 
     
 
 
 
 

ENCARA MATEN
ELS CAVALLS

(2023)

Inés MacPherson

Editorial:
La campana
(2023)


Colección:
---

Núm:
467

Páginas:
156


Otras ediciones:

No existen ediciones castellano

 
     
Encara maten els cavalls

He leído varios cuentos de Anna Maria Villalonga pero es la primera vez que me enfrento con una novela suya. Esto no me ha hecho sufrir nada. Su solvencia —como suele decirse— está contrastada. Pero sí que tuve al principio una cierta inquietud pues al echar un vistazo a la contraportada, ésta me decía que la novela rendía homenaje a otra novela de Horace McCoy titulada ¿Verdad que matan a los caballos? Y claro, dentro de mi ignorancia supina, yo no conocía al autor ni mucho menos la novela me sonaba absolutamente de nada (claro que una consulta rápida en la wikipedia me ha hecho descubrir que en castellano se tradujo como Danzad, danzad, malditos y este libro sí lo he tenido por casa). Por suerte, este homenaje no influye en lo más mínimo para disfrutar de la presente obra por sí sola.

Vamos al tema: Aunque Villalonga ha tanteado a menudo con lo fantástico (y por expansión con la ciencia ficción a través de sus narraciones cortas), ésta es la primera vez que se adentra en una trama claramente que se ajusta perfectamente en el género.

Encara maten als cavalls es una historia intimista sobre el día siguiente de una catástrofe planetaria. Una aventura pesimista que nos abre los ojos a un mundo desgastado económica y socialmente después de pasar por tres pandemias mundiales. Millones de personas no han sobrevivido a los virus que han azotado a la civilización, pero la vida de los que están vivos tampoco es alegre y jovial: Las sucesivas crisis económicas han abocado a una parte muy importante de la población a la calle, a malvivir trabajando en pésimas condiciones, a dormir en cualquier sitio. Una nueva casta de vagabundos e indigentes se ha apoderado de las avenidas de las grandes ciudades. Son los no-nadie

(…) “El planeta se llenó con una multitud gigantesca de pobres de solemnidad, supervivientes de los virus pero sin recurso alguno. Fantasmas. Nadie les hizo caso, nadie los tuvo presente. Sólo representaban una carga, un obstáculo a quienes habían cogido las riendas de la reconstrucción tras el descubrimiento de las vacunas. Tenían demasiadas cosas que hacer, demasiado mundo para reparar. La mayoría de aquellos vagabundos se habían convertido en nómadas y nunca habían llegado a cambiar el estatus ni a reincorporarse al engranaje social. Se estaban en la calle, se reproducían en la calle, morían en la calle. (...)

Y nuestros dos protagonistas, Aura y Víctor son eso mismo: no-nadies, desechos de una sociedad enferma que no puede asumir la reinserción de los más desfavorecidos. Aura se agarra a la vida, a salir adelante. No es que sea de cariz optimista, pero su particular historia le empuja a seguir, a buscar nuevas maneras de vivir o de cumplir el objetivo: Ser feliz, o al menos vivir con ciertas garantías. Victor, en cambio, flirtea con la muerte. Fantasea con ella. No ve solución al mundo que le ha tocado vivir. No cree que los gobiernos o la economía o simplemente la gente, jamás conseguirán lograr una vida mejor, un éxito, una victoria. Su meta es morir o al menos no continuar sumergido en él decadente y podrido sistema en el que se ha convertido una humanidad... deshumanizada.

Se complementan. Lo quieran o no, Aura y Víctor forman una especie de simbiosis torpe desde el momento en que se conocieron tras una hilera para conseguir comida a bajo precio. Y sin quererlo, sin ninguna premeditación, siguen juntos dentro de la miseria, en una ciudad que les ignora.

La autora impone un gran ritmo y una prosa que se desliza con facilidad y entra perfectamente. Estructura la novela en capítulos cortos y narra las peripecias y pensamientos de ambos compañeros en primera persona y por separado. Y de vez en cuando cambia la prosa a tercera persona por los capítulos conjuntos.

Anna Maria Villalonga tiene la capacidad, mediante cuatro líneas, de llamar nuestra atención con la ambientación y las dificultades que tienen los protagonistas para sobrevivir, especialmente cuando se enfrentan a un crudo invierno, también derivado del cambio climático.

(…) “La humedad penetra la piel, la carne y los órganos hasta llegar a los huesos. Y se queda ahí. Empapándonos, licuándolos, convirtiéndolos en carcanadas ablandadas e inflamando las articulaciones, que aguijonean con despiadadas ráfagas de dolor punzantes. (...)”.

Debo decir, sin embargo, que me he sentido mucho más cómodo con la primera parte de la novela, cuando la ambientación y descripción de los personajes está a flor de piel. Villalonga en un momento dado le otorga un punto más de dramatismo a la historia con una trama a la altura de la más pura especulación científica. Entiendo lo que pretendía: Dar un nuevo aliciente al lector con una historia más intensa y dramática donde Aura y Víctor tendrán que enfrentarse con la sociedad que se rige por otras normas y valores y que desprecia a los no-nadie como lo que son: escombros prescindibles de una civilización pasada.

Pero la segunda parte de la novela, centrada con este juego maquiavélico donde se ven abocados los protagonistas por necesidad me ha hecho tambalear un poco el sentido de la credibilidad. Quizás lo he visto como poco probable o quizá simplemente el contraste entre el realismo distópico derivado de una catástrofe humanitaria y la inmersión de Aura y Víctor en una actividad un tanto desequilibrante me ha sorprendido más de la cuenta.

En esta última parte quizás he echado más de menos las reflexiones de Víctor y Aura que son las que poco a poco nos estaban llevando hacia el inapelable —aunque previsible— final. En este punto he de decir —y que me perdone la autora si no es así— que me ha parecido que Villalonga arregla, amansa los últimos tramos de la novela para facilitar ciertas decisiones. Quizás no se atrevió a fabricar un final más duro o quizás lo tenía así de claro desde el principio. Sea como fuere, la corriente de la historia nos llevaba casi inexorablemente hacia esta finalización pero vuelvo a decir que me ha parecido más fácil o poco impactante de lo que me esperaba.

En cualquier caso, ésta es una novela corta, muy bien escrita y rápida de leer que nos lleva a través de unos personajes marginados a atisbar un posible futuro distópico a través de una trama sencilla y efectiva, especialmente con un principio muy notable que enseguida te atrapa. La ambientación, los diálogos y la creación de los personajes juegan a su favor. La resolución es la que debía ser, pero la manera a la que se llega a ella quizá daría para debatir un poco más sobre la novela, sobre esta vida que les ha tocado jugar a Aura y Víctor.

Eloi Puig

12/10/2023

 

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