Que las nuevas tecnologías sirven para muchas cosas es evidente. Me picó la curiosidad leer un twitt de una persona que afirmaba con entusiasmo que sólo leyendo la primera página de L’esclau de la sal (El esclavo de la sal) ya sabía que le gustaría la novela. Investigué y descubrí que el mencionado libro tenía como punto de partida la historia de un pueblo de Tárraco en tiempos de los romanos pero que iba más allá e introducida un componente fantástico hablando de dragones. Una premisa que me llamó mucho la atención y que esperaba - como ha sido- vinculara aquellos hechos con un mito para todos nosotros conocidos como es el tema de San Jorgdi. Un simple twitt me ha abierto las puertas a descubrir la obra de Manel Bonany.
A principios del s. IV dC, el Imperio Romano estaba agrietado por luchas internas. La famosa tetrarquía dividía el imperio a ritmos forzados. Cerca de Tárraco, un valle (que podría ser el actual Montblanc, ¿porque no?) está gobernado por un dominus muy exigente, antiguo guerrero ya retirado, que explota las riquezas de sus dominios, especialmente de las minas de sal donde tiene trabajando esclavos como Nigre, un chico sin padres que lucha día a día por sobrevivir y sueña un día en casarse con Úlpia, una liberta del pueblo. Pero el valle no está tranquilo desde que la llegada de una bestia desconocida, nunca vista antes por nadie, siembra el caos entre los animales y las personas .
Esta es la primera novela publicada de Manel Bonany. Un hecho destacable por una razón: La magnífica prosa que ha elaborado no parece provenir de un novelista novel. Cierto es que el autor es dramaturgo y guionista de series de televisión pero en mi modesta opinión, el salto cualitativo de un entorno a otro es muy importante y Bonany lo ha superado con creces. El nivel literario es pues muy notable pero el otro factor que me ha atraído es la trama de la novela, que une bajo varias capas de lectura, mitos y religión por una parte; aventura y romance por la otra ; y también historia y fantasía .
En mi opinión, la religión y el mito de San Jordi son puntos fundamentales de la novela. La convivencia de las antiguas creencias íberas, la actual veneración por el panteón de dioses romanos y la nueva religión monoteísta cristiana que se está propagando por todo el imperio es todavía inestable en rincones como un pequeño valle de la provincia tarraconense. Por un lado los sacrificios continuos a los dioses de Roma merman el ganado y la despensa aunque son aceptados por todos. Por otro lado, los cristianos -esclavos o libertos -ya no son perseguidos como años atrás y tienen libertad de culto; el tercer poder espiritual en discordia está protagonizado por la Vella arrel (Vieja raiz), una curadora que encarna las creencias más ancestrales - y salvajes - que pueden llegar a ser tan efectivas como destructivas. Todo ello hace que la presencia de una bestia infernal en el valle altere las rutinas de estas diferentes visiones del mundo para que estalle el peor de todas ellas. Y Bonany ha sabido por encima de todo proporcionarnos visiones de cada una de ellas.
Aparte encontramos de forma implícita el nexo entre el mito histórico de Sant Jordi - personaje nacido en Lydda, Palestina- y los hechos que se desarrollan en la presente historia. Todo un punto a favor de mezclar con acierto los mitos y la historia. Pero para que este mito se sustentara había que añadir un pequeño elemento fantástico, aunque lo fuera sólo en la forma y así se pudiera unir historia y leyenda de manera coherente. El punto fantástico está enfocado en la figura del dragón pero el autor tiene la suficiente destreza para no definir nunca si la criatura es una simple aberración de la naturaleza o algo más.
Y naturalmente, toda historia de trasfondo épico y además histórico no le puede faltar un poco de trama más banal para unir todos estos elementos. En este caso el peso de la acción recae en Nigre, el esclavo de la sal, el personaje principal a través del cual el autor presenta el mundo rural romano, las divisiones sociales, el día a día en una magnífica ambientación; y claro: el romance, la aventura y la lucha que hacen que las propuestas de nivel más histórico ayuden a ser digeridas.
Esto no quiere decir que Bonany no describa el mundo romano con toda su crudeza: Las torturas, los azotes a los esclavos, el papel puramente sexual de las mujeres, la sangre, las vísceras, la pobreza y los excesos de los nobles. Todo esto da un aire de realismo a la novela, un contrafuerte a los hechos históricos que evidencia una vez más que la ambientación es excelente .
A destacar muy positivamente el comienzo de cada capítulo donde Bonany nos narra una página (en cursiva) que trata sobre lo que vendrá después, a veces bajo una perspectiva lejana o enciclopédica y otros bajo una mirada íntima. Salvo en algún caso, estas introducciones están cargadas de fuerza, son intensas, poéticas y te impiden levantar la vista del libro. Son entradas que ofrecen lo mejor de la prosa del autor. Condensadas en pocas líneas consigue aflorar la desazón y el ansia de devorar el capítulo. El autor se ha lucido aquí .
A mejorar: El tratamiento algo superfluo de algunos personajes secundarios que creo podrían dar mucho más juego como es el caso de de Aristòbul, el administrador cristiano del dominus, o de Georgos de Lydda que sólo se nos presenta fugazmente en un capítulo en la Galia pero que hubiera sido interesante conocer mejor y no sólo sus recuerdos. Y también, quizá podría quejarme de que la novela necesita unas páginas más para finalizar más explícitamente la historia de Nigre y Úlpia, la del valle y la de un complot religioso del que podría haberse extraído más jugo. Con unos acabados más pulidos hacia el final del libro, cerrando la trama de ciertos personajes, el resultado hubiera sido más redondo .
El hecho, pero, es que me ha gustado leerla, he aprendido y me he divertido. Recomendada a todos a quien le guste llenar agujeros en la historia e integrar leyendas y mitos con la realidad del momento.
Eloi Puig , 05/12/13
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