Creo que no se ha dicho todavía lo suficientemente fuerte la labor que la editorial Males Herbes, desde hace casi tres lustros, realiza con su colección Distorsions. Sí, claro, nos acerca literatura extraña en catalán, nos trae a textos que a menudo serían descartados por las grandes editoriales, pero sobre todo nos hace descubrir a autores y autoras de los que nada sabíamos, y que tienen un talento innegable. Pero que con Males Herbes se vuelven más fuertes.
Muchos nombres (y especialmente femeninos) como Elisenda Solsona, Roser Cabré-Verdiell o Elena Bartomeu me vienen a la cabeza íntimamente atados a la colección verde de Males Herbes. Y ahora hay que añadirle el de Berta Creus, otra autora con la que los editores han trabajado a fondo para llevarnos ese fix-up que es Fins a l’última pedra.
Berta Creus ya comentó en alguna ocasión, mientras nos hablaba del libro, que presentó los cuentos a la editorial para ver qué pensaban y que los editores le comentaron —con buen criterio me atrevería a decir— que hacía falta ampliar y profundizar en el hilo conductor... transformarlos en una especie de fix-up. Y así fue, la autora anoiense se puso manos a la obra y los unió en una historia simbólica, misteriosa y sinceramente atractiva para llevarnos esta recopilación de relatos en un formato de novela.
Y es que mientras leía Fins a l’última pedra me daba cuenta de que había historias sobrecogedoras, otras soñadoras de formato más onírico, otras en cambio, más centradas y sólidas y también las que no llegaban a convertirse en cuentos completos: algunas ideas parecían fragmentos, escenas finales de vidas anodinas que encaraban también momentos cruciales llenos de sentimiento: amor inmenso, odio infinito.
Algunos de los cuentos, carecen de consistencia argumental, son fragmentos, esbozos de sentimientos desenfrenados, sutilezas de pensamientos que están tratadas de forma notable por la prosa de Berta Creus. Pero tenemos un grupo de relatos, en cambio, que sí funcionan como una historia cerrada, como un mensaje o una descripción esmerada de hechos, narrados con un estilo literario que más de una vez me ha dejado muy sorprendido.
En cuanto al relato principal, el citado hilo conductor, nos encontramos con un hombre que llega a un pueblo vinculado con su pasado, un pueblo deshabitado, lleno de casas derrumbadas, pero donde una vieja recoge piedras y las lleva lejos, dispersándolas. entre los árboles del bosque. El hombre se ve atraído por el lugar y no puede salir de él y poco a poco va recordando su pasado bajo una cadencia entre hipnótica y melancólica, que te columpia mientras sigues las líneas de texto: su familia, sus viajes... en definitiva, la fuga, triste y culpable que ha sido toda su vida.
(...) La sombra del abuelo no se había quedado en ningún aeropuerto ni pegada debajo de ninguna cama ni ahogada dentro de ningún mar, la sombra del abuelo era la suya y quizá poniéndola a dormir en esa habitación se aquietaría un poco. (...)
De repente, parece que las piedras hablen, que envíen imágenes incandescentes de la memoria colectiva de un pueblo fantasma.
(...) “Las voces le vienen de todos lados, confluyen allí en medio con él, y no las puede distinguir. Agudas, graves, apresuradas, calmadas, histriónicas. Y a la vez hacen una. No puede distinguir sus palabras y aquellas oleadas de vidas le hacen caer al suelo, en medio de la tormenta en la que se encuentra ese náufrago indigente.” (...)
Es una idea muy atractiva que siempre he pensado que debía explotarse más. No es la primera vez que la leo, me recuerda mucho el cuento “Repoblament” de Pol Alonso incluido dentro de la antología Històries limítrofes basado en un pueblo con características similares de las Tierras del Ebro. Y aquí, en Fins a l’última pedra, cada historia que cuentan las piedras va calando en el hombre que lo escucha sin poder evitarlo, sin lugar a donde esconderse o huir.
Lo que destaca más de los cuentos es la forma con que Berta Creus utiliza la lengua, un catalán preciso y cómplice del particular talante literario de la autora, que usa palabras escogidas, expresiones arcaicas y un lenguaje, a menudo, coloquial que te atrapa firmemente. Por tanto, el continente es más sólido que el contenido, un estilo atrevido y penetrante y no tanto la trama en sí y los relatos entrelazados.
Así pues, encontraremos muchas reminiscencias pasadas. Algunas vinculadas con el misterio y el fantástico, lo que me lleva a recordar que Berta Creus es de Sant Martí de Tous, uno de los pueblos más vinculados a las leyendas de Catalunya. Curiosamente, quizás los relatos que más me han cautivado son precisamente los que interviene algún ser legendario. Creo que son los mejor acabados y fundidos. Algunos quizás son pinceladas de mundos oníricos como el que encontramos a “la qui no es pogué retenir”, otros son más despiadados, especialmente “els qui tot ho saben”, quizás el mejor cuento que leeremos, donde aparece la Molsosa. Éste es un cuento narrado a dos voces y es firme, enérgico y crudo. O con “la qui deixà se ser” donde nos topamos con la Tinyosa, otro ser fabuloso de la mitología catalana. Sin olvidar otra buena historia con “la que tenia cua de palla” un relato muy notable sobre la Pesanta.
El relato fantástico e incluso surrealista también está bien representado por una de mis historias favoritas como es "la que fou la més valenta de totes" donde una chica con un corazón enorme no puede evitar ser feliz y sentir alegría por todo y todo el mundo hasta que un día un mal trago le hace decidir a arrancárselo. Uno de los cuentos que más me ha enganchado y que encuentro más originales y bien escritos. Así como también “els que feren història” creo que es uno de los relatos mejor narrados,
También tenemos pequeñas historias de pueblo, de taberna, de Fiesta Mayor. Estos son un grupo de relatos aún más cortos pero que la prosa de Creus nos abduce y nos aboca de forma immersiva a la escena privada o coral que nos está mostrando en ese momento. Destacan relatos como “les que passen per aquí que es un caleidoscopio de sensaciones y de desenfreno en una Fiesta Mayor, o también “la que sempre riallejava en silenci” donde una tabernera repasa mentalmente su parroquia en un soliloquio muy loable. También encontramos relatos con moraleja incluida como “el qui fortuna volia i fortuna trobà” o la notable “la que menja lletres”
Y naturalmente también tenemos una serie de cuentos experimentales, en especial "la que confluí en una olor", un cuento diseñado para ser leído del derecho y del revés. Pero aquí veo un poco un problema: Los experimentos o los relatos demasiado cortos y etéreos no siempre los asimilas completamente y no parecen bien integrados en la historia que nos cuentan las piedras del pueblo. Algunos por incomprensibles como “els qui cauen per sempre” que me dejó totalmente confundido y quise olvidar al instante, otros por demasiado cortos que, como comentaba, parecen reflexiones sin demasiada consistencia. Me vienen a la cabeza los episodios narrados a “el que es perdé pels seus dominis”, “el qui anançà” o “el que mira enrere a alta hora”.
Con esto quiero decir que quizás no todos los relatos se han podido albergar adecuadamente en Fins a lúltima pedra pero que sin el hilo conductor de la historia quizás más hubieran acabado siendo demasiado experimentales y poco satisfactorios. Ha sido una buena idea, pues, insertar todos los cuentos en una historia mística alrededor del pueblo pues muchos de ellos no hubieran aguantado por separado, en mi opinión.
Pero el hecho es que el hilo de Ariadna que suelta la autora atando conscientemente los cuentos a través de la historia del hombre que vuelve al pueblo de sus ancestros es nuestra salvación: Nos podemos coger a él para ver con otros ojos muchas de las historias que nos propone Berta Creus en sus relatos compartiendo una especie de universo local muy rico y diverso. Y esta nueva visión nos amansa la incomprensión de algunos textos y de rebote enaltece otros que ya funcionarían bien de forma solitaria pero que aquí, bajo la sombra y la memoria de las piedras de un pueblo sin nombre, nos cuentan vivencias entrañables, fantásticas e imperdurables.
Eloi Puig
28/04/2024
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