Dicen que quien no arriesga, no gana. Y Juan Antonio Fernández Madrigal tiene claro este concepto y lo aplica de forma meticulosa en la presente obra. Porque hablar de riesgo es quedarse corto ... ¡Más bien deberíamos definir al autor como temerario! Madrigal abre la novela con un capítulo introspectivo, lento, tedioso, poco resolutivo, el cual aporta información confusa y que me ha hecho plantearme abandonar el libro un par de veces ... ¡Y además son 80 páginas! No es poco el riesgo que conlleva escribir un capítulo así. Por suerte, la siguiente parte, Lixalen, ya establece una trama más definida y más adictiva, lo que evidencia una vez más que no nos podemos quedar con la primera impresión.
Madrigal es un autor que le gusta recrearse con los pensamientos íntimos de sus personajes, que expresa su prosa en largos monólogos internos pero a la vez esta está muy cuidada y da muestras de una madurez insólita en un autor que ha publicado relativamente poco. De hecho, Fragmentos de burbuja forma parte de una historia futura que se alarga cientos de años y que el autor tiene ya expuesta en otras novelas y cuentos publicados. Cronológicamente hablando, Fragmentos de burbuja se lee después de Magnífica víbora de las formas y antes de Umma, y aunque la lectura es autoconclusiva y no necesita el apoyo de las otras, sí notamos que la historia forma parte de un universo mayor, más amplio del que no sabemos demasiada cosa (sólo hay que ver el apéndice final donde el autor repasa la historia de la humanidad para darnos cuenta de que hay mucho material anterior y posterior a la presente obra).
Nos encontramos en un futuro no muy lejano, donde la civilización humana ha dejado de existir tal como la conocemos actualmente debido en parte a las propias debilidades (guerras, explotación sistemática de los recursos naturales ...) pero también los efectos colaterales de una guerra vasta y legendaria que enfrenta a una raza alienígena (las bichas, o víboras de las formas) con los nuhomos, avanzados robots creados originariamente por los humanos y que hace tiempo se fueron al espacio exterior. En cierto modo este planteamiento me recuerda a las Crónicas del Gran Tiempo de Fritz Leiber, naturalmente a otra escala -y sin viajes temporales-, donde también allí la lucha desenfrenada entre razas alienígenas utilizaba a los humanos como peones. Este caso es ligeramente diferentes ya que la humanidad importa a las dos facciones hasta el punto que no quieren destruirla, pero sí modificarla de forma drástica para conseguir sus fines.
La implantación en niños secuestrados de jóvenes de ángeles, una especie de prótesis cibernética que ayuda a mejorar ostensiblemente el rendimiento del cuerpo humano y que en algunos casos otorgan una condición casi divina; la casi extinción de la raza humana en libertad; el imminente encuentro entre los alienígenas y los nuhomos, la construcción de la telaraña, una densa red defensiva de la Tierra, y en definitiva el misterio que arrastran los pocos supervivientes de la humanidad que viven bajo el amparo de los nuhomos son elementos que integran una narración densa pero repleta de imágenes evocadoras que llaman la atención al lector y que dotan a la novela de una áurea de ciencia ficción de alto calibre.
Lo cierto es que Madrigal diseña una novela que no es fácil de leer, aunque mejora capítulo a capítulo (hay 5) sobre todo porque nos muestra diferentes puntos de vista de personajes singulares (en este aspecto especialmente destacaría Átrida- ) expresados todos ellos en diferentes tiempos narrativos o bajo perspectivas poco amplias de sus protagonistas que ayudan a crear una atmósfera de misterio, o incluso narrado en una segunda persona llena de vitalidad en el capítulo Lázarothdahali. El autor compone un mosaico de ideas y de trazas argumentales de los que el lector se siente atraído por la curiosidad de saborear un argumento original y bien narrado pero que necesita de toda su atención para captar todas sus ideas.
Una propuesta, como decía, arriesgada y que no gustará a todo el mundo, una primera novela para una nueva editorial que ha apostado fervientemente por el libro en una edición magnífica. Hablamos de la NGC ficción! capitaneada por la incombustible Pily Barba que tiene como objetivo potenciar obras de autores españoles de ciencia ficción, fantasía y terror. Por ahora hay que felicitarla por las cosas bien hechas y por querer dar un toque diferente presentando para la colección una novela difícil como esta.
Eloi Puig, 26/05/10
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