Dicen que la realidad siempre acaba superando la ficción.
Ciertamente eso es lo que pasó durante la guerra. Todos conocemos los datos escalofriantes, los balances de muertos y desaparecidos o los datos técnicos de las campañas para recuperar nuestro planeta, pero hasta ahora nadie se había atrevido a mostrarnos el factor humano de estas estadísticas... cómo la humanidad luchó y se organizó contra la peor plaga de nuestra historia: La Guerra Mundial Z, la guerra contra los zombis.
Max Brooks se ha pasado los últimos años recopilando información y entrevistándose con supervivientes de la guerra para ofrecernos este factor humano. Tal como afirma al mismo autor en el prólogo, era un material el cual en un principio no interesaba a la ONU - que le había encargado un trabajo más técnico. Un material humano pues, que pasa revista a toda la devastación de la lucha contra los muertos vivientes: Desde los primeros brotes del virus hasta las últimas escaramuzas de limpieza, pasando obviamente por los principales acontecimientos que tuvieron lugar durante la guerra.
Brooks hubiera podido narrar la historia de la guerra bajo muchas perspectivas pero ha escogido una forma original y además muy ajustada a la realidad: La entrevista de tú a tú, el testimonio sencillo y sin filigranas, a veces seco y duro, alejado de la épica novelística en que suelen caer este tipo de acontecimientos. Estructurado en capítulos cortos, la lectura de Guerra Mundial Z no tan sólo es amena y digerible si no que crea adicción: Difícilmente podremos dejar sus páginas... y no por un sentimiento de enferma morbosidad si no por el interés que despierta conocer las reacciones de primera mano de personas que sobrevivieron a la hecatombe.
Repasaremos pues de forma peculiar una buena muestra de los hechos claves de la guerra: El origen del virus en China o el primer y polémico plan para salvar la humanidad de la extinción que fue llevado a cabo en Sudáfrica. También los porqués de la autoimpuesta cuarentena israelí o los desgraciados intercambios nucleares entre Irán y el Afganistán. Todo el mundo estaba infestado y en todas partes se respondió en función de las necesidades y las políticas del momento. Podremos recordar cómo se originaron los diversos cambios políticos que durante y después del conflicto tuvieron lugar y que en Guerra Mundial Z también quedan reflejados perfectamente en las entrevistas, pues no existe la censura. Comprobaremos cómo los reparos de China a dar a conocer los primeros brotes del virus y su propagación a través de los donantes de órganos por todo el mundo fue el inicio de la infección; o cómo cambiaron y se adaptaron regimenes como el de Castro en Cuba para hacer frente a la plaga - con mucho éxito por cierto- mientras que en otras zonas como Europa, los EE.UU. o el Japón, el virus hacía estragos y los muertos vivientes se contaban por millones.
El autor realiza un ejercicio sublime a la hora de mostrar los hechos de forma comprensible y cronológica si tenemos en cuenta que el 100% del libro está basado en las mencionadas entrevistas personales. La verdad es que casi podríamos decir que este libro ha sido escrito por la humanidad entera, Brooks sólo ha recopilado a los testimonios más interesantes y sugerentes para que la crónica tenga sentido para las personas futuras que se pregunten cómo fue todo aquello. Así pues, el conflicto se plasma en casi medio millar de páginas a través de charlas con personas de todo el mundo, algunas muy conocidas por nosotros - famosos militares, directores de cine etc... - otros simplemente individuos anónimos que contemplaron con sus propios ojos los puntos de inflexión de la guerra u otros aspectos de la lucha diaria de los civiles en un conflicto para el que ninguno de nosotros estaba preparado.
Los textos huyen bastante del sentimentalismo barato y se centran en las historias que explican alguna cosa más que la pura experiencia personal. Son entrevistas registradas directamente y trasladadas al papel con pocos retoques. En todo momento tenemos la sensación que leemos un texto, no basado en la realidad, si no que retrata detalladamente el conflicto. No sabemos hasta qué punto los entrevistados exageraron o mintieron en sus testimonios, pero para eso tenemos que confiar en el trabajo del autor que nos sirve de filtro.
Las entrevistas entran en la mente del lector de forma fluida y proporcionan una importante información sobre la manera de entender y de sentir de personas de todos los puntos del globo y no sólo de los EE.UU. como otros autores probablemente hubieran insistido en retratar. Y éste es un hecho que honra a Max Brooks pues muestra el alcance a que llegó la desolación provocada por el virus que resuscitaba a los muertos en todos los rincones del planeta de forma que ninguna nación o estado acapara el centro de atención. Ahora bien, diversos textos no están exentos de polémica pues algunos de los entrevistados son personas poco queridas y otros aprovechan para hacer una crítica al sistema económico y político de su país, sea tanto el consumismo masivo capitalista como el protector sistema comunista.
Brooks ha sabido escoger a sus interlocutores con cuidado de manera que sus declaraciones no sólo nos den una opinión subjetiva sobre experiencias personales si no también se hagan eco del trasfondo del momento y sobre todo de cómo vivieron las tareas de organización y de resistencia, las estrategias de batalla, la construcción de infraestructuras o la entrega de suministros. También como resistieron los trastornos derivados de la guerra: Los problemas medioambientales, el hambre, la desaparición de fauna y flora y también, obviamente la aparición de nuevas enfermedades, la locura, el suicidio o el terrible hecho de que muchos niños abandonados durante años se convirtieran en poco más que salvajes.
Un libro pues, imprescindible para conocer de primera mano las experiencias de mucha gente que como nosotros perdieron mucho en la guerra, de personas que lo dieron todo, pero también de aquéllos que aprovecharon la ocasión para enriquecerse... de los valientes, de los cobardes, de los inocentes, de los grandes estrategas, de los desertores, de los presidentes y de los simples contrabandistas... Guerra Mundial Z recoge todo eso y más pues leyendo sus páginas se nos abren un cúmulo de imágenes y recuerdos que creíamos cerrados hace tiempo. Max Brooks ha hecho un gran trabajo, ahora nos toca a nosotros corresponder a esta iniciativa leyendo un libro que habla de nuestra historia reciente... la que todos querríamos olvidar pero a la que le tenemos que rendir homenaje... por todos aquéllos que ayudaron a que la Guerra Mundial Z no extinguiera la especie humana.
Eloi Puig, 14/10/08
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