El cuarto -y último- volumen que recoge el 100% de la ciencia-ficción de un autor clásico como Frederic Brown está en vuestras manos. Muchos lectores se preguntarán si las novelas de estE último tomo están a la altura de las publicadas en el tercer volumen y si vale la pena hacerse con éste.
No. Y sí.
No, no quiero parecer ambiguo ni quedar bien con un autor como Brown; lo cierto es que casi cualquier novela comparada con obras maestras como Universo de locos –publicado en el anterior tomo -es poca cosa lo que significa que siempre saldrá perdiendo. Además, las dos novelas cortas presentadas aquí no son las más populares de Brown; ahora bien, hay que decir también "sí", vale la pena hacerse con el volumen por poseer una edición impecable que finaliza los 4 tomos dedicados a toda la ciencia ficción que publicó Brown. Sólo por eso la compra ya está justificada pues es un autor de la vieja escuela, con argumentos clásicos de la CF pero que dan muchas vueltas a buena parte de la CF actual, pese a los años que han pasado, no tanto en el panorama tecnológico si no más bien en la facultad de un autor para escribir con una fluidez innata y con un estilo tan directo como efectivo, por no hablar de su extraordinaria faceta como relatista.
En la presente recopilación se le nota su amor incondicional por la novela policiaca y de misterio, de hecho las dos obras aquí presentadas no dejan de ser un escaparate para que la pluma de Brown nos ofrezca tramas policiacos en un entorno de ciencia ficción -no faltan jueces corruptos, asesinos carismáticos, cárceles, personajes duros, bajos fondos o investigadores aficionados con grandes dotes deductivas, todo lo que un buen amante de la novela negra clásica espera encontrar. El autor prefiere sólo rozar brevemente la especulación científica y / o social y en cambio centrarse más en los personajes y las tramas policiacas.
Este último volumen contiene dos novelas y también dos cuentos que no dejan ser ser el boceto primigenio de la primera de ellas: El granuja espacial. Las dos novelas son desiguales si las comparamos entre ellas, la arriba mencionada es una historia que bebe mucho del pulp y que no acaba de hallar el argumento que tal vez un lector de hoy día esperaría y desearía; es una historia que en el plano de la fantasía la etiquetaríamos como fantasía heroica, donde el protagonista absoluto -Crag, un delincuente habitual, misógino y homófobo- está a punto de ser juzgado por un crimen que no ha cometido -esta vez no- cuando se le ofrece una oportunidad única de salir en libertad, eso sí, a cambio de un trabajo peculiar. También tenemos a una entidad extraterrestre solitaria que viaja por el espacio sin nada mejor que hacer que buscar otras formas de vida. Muy interesante es el hecho de que el choque cultural que provoca el primer contacto de la entidad sea con una persona indeseable como Crag, pero parece que eso a Brown no le importe demasiado: se centra más en la psicología del delincuente duro y antiheroico que es Crag que en analizar un primer contacto entre un alienígena y la humanidad.
Hasta este punto, la novela tiene un ritmo trepidante y se lee con auténtica fruición; Crag, a pesar de sus carencias sociales es un buen personaje que empatiza con el lector. Pero parece que Brown no sabe que hacer con el invento que ha creado y después del contacto entre Crag y el asteroide viviente -la entidad extraterrestre- se le acaban las ideas. El resto de la novela - un 50% - se centra en aspectos poco interesantes de la mente de un delincuente habitual como su poca predisposición a retirarse de la mala vida a pesar de poseer dinero a mansalva. A partir de este clímax en medio de la narración - por otra parte de un aire pulp delicioso- la novela se vuelve errática ... como queriendo llenar espacios vacíos hasta un final un poco absurdo y sin demasiado sentido.
Al final del volumen encontramos dos relatos escritos años antes sobre Crag: "Puerta a la oscuridad" y "Puerta a la gloria". Sorprende comprobar que más que relatos ambientados en el mismo universo, son las narraciones que, una vez unidas, formarían años más tarde El granuja espacial. La primera no aporta nada de interesante, de hecho ni siquiera se menciona ninguna entidad extraterreste. Varias frases y párrafos son prácticamente iguales a la novela posterior. El segundo relato sí proporciona un tono diferente sobre el origen de la entidad pero con un final de la historia idéntico al de la novela. Sí es cierto que algunos de los diálogos de este segundo cuento entre la entidad y Crag deberían haber formado parte de la novela posterior, pues dan más verosimilitud a ciertas decisiones que toma el asteroide extraterrestre, pero en definitiva no hace falta leer dichos relatos sa no ser que uno quiera revivir El granuja espacial con muy pocas diferencias. Una vez más, pero, hay que reconocerle a Gigamesh la tarea de haber también incluido estos cuentos a pesar de su poco interés, para ofrecer al 100% de la obra de Brown.
Vayamos a la segunda novela, La mente invasora. Esta, tanto argumentalmente como resolutivamente es mucho mejor que El granuja espacial, comentada anteriormente. Es una historia clásica de invasión extraterrestre, aunque en este caso involuntaria, donde una entidad sin forma -sólo tiene un caparazón- la cual todo ella es una poderosa mente, intenta volver a su planeta del que ha sido desterrada utilizando cualquier ser vivo como huésped. Y el planetaTierra, más particularmente la América profunda, está llena de posibles anfitriones para que la mente planee la mejor forma de dejar nuestro planeta.
Pero no tendrá las cosas fáciles, las peculiaridades a la hora de poseer a un ser vivo harán que la novela se convierta en un tira y afloja entre la mente invasora y un científico aficionado a las novelas de misterio. Una batalla de deducciones, de fintas y ataques y de intuiciones y especulaciones - a veces un poco forzadas todo hay que decirlo- que Brown narra bajo un ritmo ejemplar, sin florituras y retratando esa América rural de principios de los años sesenta. Todo ello nos da una obra que se mueve entre la más pura ciencia ficción de carácter clásico y las intrigas y caminos que usa la novela policiaca para captar la atención del lector. Sin duda la mejor aportación de la recopilación.
Eloi Puig, 04/02/10
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