Cualquier novela de ambientación histórica tiene una parte de ficción y una parte de realidad. A veces el equilibrio que se desearía entre las dos partes se transgrede y tenemos una novela basada en hechos históricos pero que no quiere vincularse profundamente con éstos. Utiliza la historia como excusa para ofrecer una serie de personajes en situaciones inverosímiles, cosa que hay que admitirlo es la clave para que a menudo una obra se convierta en best-seller o un similar.
Pero Rosa Fabregat no ha seguido por esta línea. La suya es una obra que no busca aquel golpe de efecto, que no busca sorprender, ni siquiera devenir original utilizando un escenario exótico o una trama enrevesada. Hereus i brodadores (1), me atrevería a decir, es el proyecto más importante a nivel personal que ha hecho la autora pues esta obra lleva no sólo una carga de historia intrínseca que creo hace decantar la balanza hacia aquí en detrimento de la ficción; si no que además su verdadero protagonista es la memoria: Las vivencias y recuerdos de la propia autora, escondidos, enmascarados bajo otros nombres, bajo pequeñas aportaciones ficticias para dar un aire más vivo a las historias de la novela.
Si una cosa, estoy convencido, puede vanagloriarse Rosa Fabregat es de tener buena memoria. Y Hereus i brodadores es el resultado de esta facultad para retener recuerdos pero también para buscar y documentarse sobre buena parte de la historia de su familia cerverenca durante la primera mitad del siglo XX. La novela nos cuenta, mediante la realidad y mezclando la ficción, las vidas de los componentes de dos sagas familiares de la capital de la Segarra. Y eso es todo. Sí, como decía antes, no encontraremos aquí grandes hazañas, ni personajes heroicos, ni tramas desproporcionadas que quieran enaltecer un momento histórico o un personaje ficticio. Hereus i brodadores es una obra intimista que tiene la capacidad de hipnotizarnos desde casi el primer momento para ofrecernos las vidas cotidianas de una serie de personajes, cada qual más entrañable que el anterior, en un marco histórico de trasfondo que es donde se sitúan estas vidas que no fueron anónimas pero que podrían representar a un porcentaje muy alto de la población catalana de la época.
Acontecimientos clave como la Exposición Universal de Barcelona de 1929, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la proclamación -efímera- del Estado Catalán el año 1934, el derecho al voto de la mujer o la posterior Guerra civil y dictadura de Franco son los escenarios históricos por donde transcurren las vidas de las dos sagas familiares, pero la autora hace relativamente poco caso pues le interesa mucho más retratar a las personas que los vivieron: personajes de derechas, de izquierdas, eclesiásticos, republicanos, mujeres sumisas, liberadas, aventureros fracasados, adulterios consentidos... todo lo que puede representar una época está escrito en esta novela.
Especialmente observaremos los escenarios que conoce mejor la autora: Cervera - de dónde es hija-, Lleida - dónde vive actualmente-, pero también ciudades como Barcelona, Santiago de Chile o Ginebra, por citar algunas. De Cervera, el amor que profesa Rosa Fabregat es inevitable. Allí es donde se crían todas las personas de las alcurnias de la novela. Allí es donde seguro la autora jugaba de más joven y de donde ha extraído más recuerdos para plasmarlos por escrito. Es obviamente una sentimiento poco objetivo, pero ¿Quién puede evitar tenerlo cuándo recuerda el pueblo o la ciudad dónde se crió?
La novela está construida en capítulos dedicados a un miembro de la familia. Su historia se une inevitablemente con las otras creando un entramado de vidas complejo y disperso. En algún momento pero se adivina que algunos personajes no tienen bastante empuje o protagonismo para destacar pues no todos son tratados por igual (por ejemplo Ramon y Agustinet tienen poco peso en la novela y estos capítulos quedan descompensados). Curiosamente la narración está realizada por una de las hijas resultante de la unión de las dos alcurnias y también por el fantasma de una tía monja. Quizás aquí podemos entrever el espíritu transgresor y crítico de Rosa Fabregat que no ha podido privarse de incluir un elemento fantástico cuando no era necesario. Hay que recordar que la autora ha estado presidiendo durante años la SCCFF (Societat Catalana de Ciència-Ficció i Fantasia) y que tiene algunos trabajos anteriores dedicados a la ciencia-ficción más especulativa como por ejemplo La Capellana o Embrió humà ultracongelat núm. F-77). Un espíritu crítico que también trata de forma clara en la vida de los personajes de Hereus i brodadores es la sumisión de la mujer en frente al hombre en una sociedad - la nuestra- que todavía ahora arrastra este estigma. La mirada crítica al machismo tradicional de la época es uno de los valores más destacables de la prosa de la autora.
La tarea documental es como he dicho antes importante - demasiada exhaustiva en algunos momentos- y queda bien integrada en la novela pero la parte creativa de la autora es lo que me gustaría destacar. La prosa de Rosa es sensible, pero no sensiblera. Se adentra dentro de los pensamientos y las motivaciones de los personajes, de sus vivencias familiares, de sus anhelos, pero nunca con una intención moralizadora o intentando establecer un vínculo empático con el lector a base de ofrecer hechos dramáticos en exceso. En este sentido, probablemente el penúltimo capítulo contenga algunos de los mejores pasajes de la novela. Es el único capítulo escrito en segunda persona y el que según mi opinión tiene más fuerza de todos. No se entiende del todo su ubicación... hubiera sido un magnífico capítulo final porque el último (sobre Agustinet) es muy descriptivo y parece un poco forzado para un final de novela.
Una novela pues, coral, sin personajes destacados, sin tramas que no sean las de la propia vida de éstos, que en el fondo forman parte de nuestra historia reciente pero sobre todo una novela semi biográfica donde se relatan los recuerdos y vivencias de esta escritora y poetisa de la Terra ferma (2).
- (1) Literalmente: Herederos y bordadoras
- (2) Liretalmente: Tierra firme; coloquialmente denominada la gente que vive en las comarcas cercanas a Lleida.
Eloi Puig, 18/03/09
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