Todos sabéis que una de las noticias más importantes del año pasado (sino la que más) con respecto al género fantástico, aquí, en Catalunya, fue el anuncio que Mai Més Llibres publicaría toda la colección del Mundodisco de Terry Pratchett en catalán. Y los primeros volúmenes que sacó la calle iniciaban por un lado la serie de la Guardia nocturna, con el inmenso ¡Guardias! ¡Guardias! y por otro lado empezaban también la serie de las Brujas con Ritos Iguales.
Esta novela es muy especial por varias razones. Fue la tercera historia ambientada en el Mundodisco, justo detrás del binomio de El color de la magia y La luz fantástica, y como comentaba, el inicio de la serie de las brujas (aunque para algunos, el verdadero principio es el siguiente volumen dado que convergen por primera vez el trío protagonista). Pratchett experimentó con Ritos iguales como establecer las bases de lo que sería el Mundodisco. Para empezar, alejó la forma en que enfocaba las tramas de sus obras predecesoras que habían sido creadas como homenaje y parodia de la literatura fantástica y sus tópicos. Aquí, sin olvidarse de la ironía y los guiños, conducía la acción por una doble vertiente: La de denuncia y la del humor inteligente. Pero por otro lado creo que aún no tenía una visión plena de lo que quería conseguir y que estaba probando un estilo propio que lo haría famoso, especialmente a partir del siguiente volumen.
Las brujas. ¡Oh señores! Esto son palabras mayores dentro del Mundodisco. Esta es una de las series más queridas por los fans —entre los que me incluyo— pero cuando leí por primera vez esta novela (en 2004) me sorprendió un poco. El problema era que la había leído después de Brujerías, una novela que siempre me ha entusiasmado, un puntal dentro del Mundodisco y donde las brujas despliegan todo su potencial. Cuando entonces me puse en la piel del Eskarina, nuestra protagonista, no sentí las mismas sensaciones que me había proporcionado una de mis novelas preferidas del Mundodisco. Pero debo decir que ahora, con la mente poco contaminada lo he disfrutado mucho más y he redescubierto muchos detalles que se me habían pasado por alto la primera vez.
Venga, vamos porque el tiempo vuela y Ritos iguales tiene mucha miga: Todo el mundo sabe que el octavo hijo de un octavo hijo tiene méritos para ser mago. El problema es que cuando un mago muy viejito llega a Culo de mal asiento (un pueblo perdido en las montañas) para hacer el traspaso de su vara mágica a el octavo hijo del octavo hijo del herrero de la aldea... no se da cuenta que este es una niña. Y esta niña se llamará Eskarina y hará temblar tanto los fundamentos de la Universidad Invisible donde estudian los magos como las arraigadas tradiciones de las brujas y en especial de la Yaya Esme Ceravieja. Retened este nombre porque este personaje es uno de los mejor logrados de todo el Mundodisco. Yaya, una bruja como es debido, que viste decorosamente de negro y que chapucea con hierbas y curaciones naturales y que obviamente asiste a los nacimientos de niños y cabras por los pueblos de los alrededores. Tiene una escoba pero no le gusta demasiado volar y tiene carácter. Mucho. Y una mirada que te hace encoger sea lo que sea que hayas hecho. Yaya Ceravieja cree que el aspecto es importante porque condiciona lo que la gente cree saber sobre ti y no deja de ser una forma de ver la magia. Por ejemplo, cuando baja al pueblo siempre se pone un sombrero puntiagudo:
(...) —Es un sombrero de bruja porque usted lo lleva. Pero usted es una bruja porque lleva el sombrero. Hm"(...)
La magia no es lo mismo para los hombres que para las mujeres. La tradición dicta que los hombres deben ser magos y las mujeres brujas. La magia, dice la costumbre, es diferente según quien la aplica. Los hombres magos tiran hechizos a lo loco mientras que las brujas utilizan el sentido común, algo inherente de toda condición femenina. La Yaya lo llama cabezología y cree sinceramente que Eskarina debería aceptar que no está destinada a ser un mago. Es una mujer y por lo tanto se debe dejar de burradas y de las tonterías mágicas que realizan los magos.
"Las mujeres no pueden ser magos —dijo la Yaya, ruda—. Va contra naturaleza. Sería como tener un herrero hembra. (...) El pensamiento de los hombres funciona diferente al nuestro sabes? Su magia es toda números y ángulos y bordes y qué hacen las estrellas, como si esto tuviera ninguna importancia. Todo es poder ".
Como veis tenemos una novela donde la guerra de los sexos es el enfoque principal del autor. Una lucha para romper estereotipos, no obstante, desde los dos lados, pues si bien es verdad que los magos desprecian el hecho de que una niña quiera aprender la profesión, también es cierto que Yaya piensa que hay que seguir las tradiciones y que la niña debería ser bruja. Y de hecho, intenta educarla bajo los conceptos derivados de la cabezología, el sentido común y la eficiencia.
"Pensó en los magos. No venían muy a menudo a Culo de mal Asiento, pero se contaban historias de ellos. Eran sabios, recordó, y generalmente muy viejos, y realizaban magias poderosas, complejas y misteriosas, y casi todos tenían barba. También eran, sin excepción, hombres. (...) Las brujas eran astutas, recordaba Esk, y generalmente muy viejas, o al menos intentaban parecer viejas, y hacían unas magias algo sospechosas, caseras y orgánicas, y había algunas que tenían barba. También eran, sin excepción, mujeres."
Pratchett define a las brujas inteligentemente como "sirvientes de la naturaleza" y basa sus atributos en la historia misma de nuestro mundo de la época medieval (y moderna) donde mujeres que vivían solas, quizás aisladas en el bosque y que ejercían de curanderas, asistían a los partos de los animales de granja y a las embarazadas etc, a menudo eran tratadas de brujas mientras que quizás los hombres que estudiaban las ciencias ocultas, escondidos detrás libros antiguos, Grimorios etc ... simplemente se les trataba de alquimistas. La discriminación femenina llega incluso aquí. Y Pratchett la quiere denunciar. De hecho, en la charla que realizó en 1985 en una convención (antes de escribir esta novela) ya ponía las bases para hacerlo. Una charla titulada "¿Por qué en Gandalf no se casó?" que por cierto encontraréis reproducida al final de esta novela, un detalle más para agradecer a los editores de Mai Més Llibres.
Pero volvamos al libro. Las aventuras de Eskarina, una niña de tan sólo 9 años, que se enfrenta a la dicotomía de seguir las tradiciones que le dicta el sentido común o seguir su intuición y anhelo y practicar la magia de los magos. Este será el eje de la trama de Ritos Iguales. Y Pratchett, que como decía, aquí empieza a ponerse serio en los temas a tratar sin renunciar al humor desbordante que ofrece en sus tramas, consigue acercarnos perfectamente a esta novela feminista a través de los ojos de una niña que descubre el mundo por primera vez y por lo tanto se emociona con todo lo que hasta ahora le estaba vedado por vivir en una aldea perdida.
"Dicen que un poco de conocimiento es algo peligroso, pero no es ni la mitad de malo que un montón de ignorancia"
Eskarina comprobará los peligros de usar la magia sin conocimiento, o el destino que las mujeres tienen establecido en una universidad de magia gestionada por hombres. Sus ojos centellearan ante la fétida y desproporcionada Ankh-Morpork o ante la inconmensurable biblioteca de la Universidad Invisible pero también se enfrentará a la cruda realidad. Sea como sea, Pratchett conduce con paso firme las vicisitudes de Eskarina para que viva en su propia piel los recelos y las injusticias a que se ven abocadas las mujeres desde muy jóvenes pero que también, en buena parte, son estereotipos apoyados por una percepción femenina acomodada a unas costumbres o hábitos ancestrales. La misma Yaya Esme Ceravieja tendrá que cambiar la manera de pensar de forma visceral para adaptarse a los nuevos tiempos y la vida de la ciudad.
Pratchett nos deleita con un final de proporciones cósmicas (que me atrevería a decir es su pequeño homenaje a Lovecraft) y que quizás parece un poco desplazado o exagerado por el talante que estábamos disfrutando de las aventuras del Esk, pero que leído por segunda vez encuentro que le da un aire de épica y también de denuncia sobre lo que puede pasar cuando los magos, los hombres, desatan fuerzas que no pueden controlar... por no usar la cabezología femenina.
Lo que realmente importa aquí, sin embargo, es la lucha de una persona para poder elegir qué quiere ser en la vida, independientemente de su sexo:
"¿Como era que cuando sentía mascullar Yaya sobre la brujería deseaba la magia intensa de los magos, pero cuando oía hablar a Treatle con esa voz tan aguda, lucharía a muerte por la brujería? Sería ambas cosas, o no sería nada. Y cuanto más intentaban detenerla, más ganas tenía".
Naturalmente todos los libros del Mundodisco son referencias a nuestra realidad y nos inducen a pensar diferente para especular como podrían ser de divergentes las cosas si las cambiáramos. Y en este caso, ¿Qué pasaría si las mujeres hubieran recibido el mismo derecho a educarse en profesiones tradicionalmente masculinas, a poseer las mismas oportunidades que los hombres? Quizás su sentido común femenino, esta cabezología, haría de nuestra sociedad un mundo diferente y mejor.
Eloi Puig
17/02/2021
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