Siempre es agradecido ver cómo editoriales pequeñas apuestan por autores poco conocidos publicando novelas de tan difícil aceptación como las de género fantástico - y más en catalán-. Es casi un milagro que editoriales como Pagès Editores nos sigan ofreciendo estas obras de forma más o menos periódica.
Curiosamente Negocis familiars ha sido publicada en una colección genérica -proses- y no dentro de la colección ciencia-ficció. En todo caso comentaremos un acierto y un mal endémico para la presente edición. La nota positiva es que en la contraportada tenemos, aparte de una breve referencia al autor, también un resumen consistente sobre lo que encontraremos dentro del libro. Y eso es un paso enorme- según mi criterio- ya que en la colección ciencia-ficció tenemos serios problemas para saber de que va la novela si sólo leemos la información de la contraportada. Y el mal endémico de que hablaba es el de siempre: Una cubierta que luce poco y en este caso sin ninguna relación con el interior, cosa que provoca un cierto escepticismo por parte del lector que quiere comprar el libro.
Pero alejémonos del mundo editorial que lo que importa es el interior. Albert Garcia Pascual ha escrito una original propuesta sobre realidades alternativas, universos paralelos y mafia casera. Negocis familiars tiene un planteamiento brillante: Max es un sicario de una familia mafiosa que está a punto de ser retirado de circulación por sus mismos amos, pero cuando la muerte parece inevitable, otra realidad cobra vida gracias a su "ángel de la guarda", un post-hombre que al igual que otros velan por el bienestar de sus protegidos. El problema es que este ángel ha salvado tantas veces la vida de Max y ha variado tantas veces nuestra realidad que el ordenador que computa estas modificaciones en el espacio-tiempo empieza a fallar y provocar ciertos desajustes.
Así pues, leeremos la acción de la novela en dos niveles diferentes: El de los post-hombres, que me recuerda francamente a ciertos aspectos de los eternos asimovianos y el de nuestra realidad que a medida que avanza la novela cambia y se modifica a discreción de los parámetros que introduce el ángel de Max hasta el punto que el mismo Max nota que alguna cosa no va como debería a su alrededor.
La novela se centra básicamente en un solo personaje, Max, nuestro sicario, pues sus acompañantes son simples comparsas que no aportan nada ye incluso sobran, especialmente su hijo Vicent-Maietoa que lastra la novela cada vez que aparece: sus comentarios no están a la altura y hacen que la novela busque un tipo de humor absurdo que no le pega nada bien y que desemboca en la incoherencia.
Obviamente la novela no pretende tener ningún rigor científico y está expresada más en clave de humor sutil. Y la verdad es que en muchos momentos funciona este estilo semi humorístico como por ejemplo en algunas escenas memorables relacionadas con unas tablas de ouija donde me he divertido mucho, pero otras veces se le escapa de las manos y se convierte en un recurso muy sudado. También hay que decir que algún capítulo lo he encontrado fuera de lugar - como el de la orgía gastronómica.
La novela es muy amena y bastante entretenida. Mezcla con acierto los género negro y la ciencia-ficción. Albert Garcia escribe de forma sencilla pero deja un rastro detrás suyo una vez has leído un párrafo, quizás por poseer un estilo particular o por utilizar una prosa muy franca, directa. Lo cierto es que el libro se deja leer con placer pero el argumento va degradándose a medida que avanzamos en la lectura. Como decía, la idea, la premisa inicial, me ha atraído mucho: Una especie de humanos evolucionados que vigilan a ciertos personajes para que no les pase nada malo. Pero aquí echo de menos más explicaciones sobre el origen de estos post-hombres y su tecnología. El porqué Max es uno de los escogidos y no otras personas, en definitiva hacen falta más datos sobre la idea de los post-hombres.
Y eso me hace pensar que queda por definir cómo los cambios de realidad afectan a los otros protectores y protegidos ya que cualquier cambio repercute en toda la humanidad siempre. En este punto, el argumento no se aguanta por ningún sitio y queda bastante cojo.
Claro que éste quizás es uno de los problemas -endémicos también- de las novelas cortas: Hay que sintetizar mucho y a menudo nos dejamos argumentos e historias en el cajón que equilibrarían mejor la novela. En todo caso, un libro agradable de leer que consigue ofrecernos una buena idea, desarrollada con frescor pero a la que le faltan diversos ingredientes para que cuaje bien. Puliendo un poco a los personajes secundarios y añadiendo una trama - a nivel de los post-hombres- más trabajada tendríamos posiblemente una obra más redonda. Ahora mismo el adjetivo que le pega mejor es el de prometedora.
Eloi Puig, 11/03/08
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