Sí, vale, de acuerdo, lo primero que me fijé del nuevo libro de Laura Lee Bahr es en el título, más que con el nombre de la propia autora. Parecía un cartel luminoso con bombillas parpadeantes que me lanzaba gritos de aviso como para que no pasara de largo. Entonces vi la portada —esplendida— y más tarde el sello de bizarro de Orciny Press y claro, ya estuvo todo dicho.
Es indudable que una obra con este título y con una trama como la que os comentaré haya vendido en la colección Midian de la editorial Orciny Press. Y es que tal vez más que nunca el argumento que construye Laura Lee Bahr se encuentra en aquel cruce entre las historias pulp, la novela de género (llámale erótica, llámale negra o como quieras) y la gamberrada que una autora brillante se saca de la manga para escribir lo que quiere sin perjuicios ni pretensiones más que pasarlo bien, pero sin renunciar a buena literatura. Casi que estoy describiendo yo solito una nueva forma de definir el bizarro que tanto se afana el máximo responsable de la editorial, Hugo Camacho, a promover y acercarnos (espero que tome nota y un día me caigan royalties ...)
Porno religioso improvisado es esta mezcla y un poco más. Una historia —sin elementos fantásticos este vez— sobre personajes alienados, solitarios, que buscan algo sin saber qué es (excepto quizás la directora de la película que busca a George Clooney, claro). Como decía, personajes que viven sin atreverse a dar un paso adelante en la dirección que realmente su cuerpo les pide.
Tenemos a Dieter, un tipo de origen alemán en horas bajas y enganchado a un secta vampírica, también a Dominique Colt, una chica tímida y poco atrevida que se ve inmersa en una trama de sexo boundage y se convierte de la noche a la mañana en una dominatrix, o a Bertie Snow, un marido ejemplar que busca suicidarse para sentirse liberado. Personajes que caminan sin rumbo y que se dejan llevar por su entorno. Sólo Madeleine Hunter, la directora morbosa, tiene las ideas claras y será el eje de las dos historias de la novela.
Sí, dos. La primera, en el presente, mientras dicha Madeleine busca financiación para rodar una película sobre la vida de Dominique Colt, una asesina que fue juzgada hace un tiempo. Y en la segunda trama, la autora nos llevará a los momentos de la vida de Dominique y de las particularidades que provocaron un asesinato de dos chicos mientras se practicaba sexo salvaje. Poco a poco los vínculos entre las dos tramas se irán entrelazando para formar una historia singular que juega con la comedia, con dosis de sexo BDSM y que nos evocan imágenes tan impactantes como divertidas.
Tampoco es oro todo lo que reluce, no creáis. De las dos historias, me quedo con la del pasado, más sutil, divertida y con personajes mejor construidos. En la trama del presente, con la directora y su amigo depresivo le falta fuerza especialmente en unos primeros capítulos no muy dinámicos; también tengo que reconocer que la trama vampírica no me ha terminado de convencer, aunque tiene buenos momentos. Quiero decir con esto que el carisma de Dominique y de Snow se comen al resto de personajes y degradan al resto a una segunda categoría de espectáculo. Por lo tanto el libro está un poco descompensado, a mi entender.
Sea como sea, la frescura de la prosa de Bahr es incuestionable y nos desliza por la lectura de la novela sin ningún problema. Más aun que con su debut, Fantasma (aunque aquella obra era mucho más compleja e inquietante). Porno religioso improvisado nos ofrece buena lectura y diversión. Quizás con un título más impactante y altisonante de lo que realmente encontraremos en el interior, pero sea como sea, una novela extraña, desconcertante y por tanto, plenamente bizarra.
Eloi Puig
08/09/2020
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