Hace unos meses, durante una entrevista a Antoni Munné-Jordà (AMJ) que realizamos algunos colaboradores de la revista Catarsi, salió un tema interesante. AMJ considera que un autor se tiene que renovar constantemente y no dejarse llevar por estructuras, tramas e ideas que ya le han funcionado en el pasado. La verdadera creación de un escritor es plasmar nuevas formas y maneras de entender una idea ante de la hoja en blanco. No he leído demasiado de la obra de AMJ, tan sólo los cuentos recopilados en El Mirall Venecià y precisamente por este motivo no tengo mucha base de donde sacar mis conclusiones pero creo que al igual que algunos cuentos de la mencionada recopilación ya eran bastantes experimentales, a Poso el comptaquilòmetres a zero (literalmente “Pongo el cuentakilómetros a cero”) la creencia de que hay que innovar constantemente sigue en pie.
La novela forma parte de un ciclo de tres historias ambientadas a la costa de Vilanova i la Geltrú (donde reside actualmente el autor). Ésta es la tercera y última parte. Según el autor se puede leer independientemente y de hecho es así, aunque el lector notará ciertos aspectos que no acabará de ubicar y que yo adjudico al hecho de no haber leer las otras dos novelas (publicadas en un margen de 15 años): La paciència del mar, ambientada en la actualidad y L’única mort, ubicada unos 300 años antes de la nuestra era, según los datos de la contraportada. Por este motivo mi valoración se puede resentir un poco.
Poso el comptaquilòmetres a zero es una novela de viajes en el tiempo. En un futuro indeterminado, donde las condiciones sociales se entreven precarias, un grupo de abuelos se une para convivir en los sótanos de una casa y así protegerse mutuamente de los peligros de una época poco avezada a cuidar a los viejos. Allí pondrán en marcha una misión de rescate de otro congénere que resta en el hospital malherido. Pero una explosión de materia oscura de un centro de estudios próximo alterará la estructura del espacio-tiempo de forma brutal y enviará a los abuelos a un destino inescrutable.
La novela no está pensada para recrear una serie de aventuras de unos abuelos en busca de los amigos perdidos, más bien intenta ofrecernos unos pasajes entrañables en medio de una trama especulativa de pura ciencia-ficción. Es una novela intimista, con un planteamiento claro pero con la mirada perdida entre los recuerdos y un futuro inviable socialmente. Tiene un aire de decadencia, de pérdida de valores, de nostalgia incluso. Nuestros protagonistas - por cierto, siempre sin nombre, siempre descritos por rasgos personales- realizarán un viaje interior y uno de exterior. El primero lo tendrán que hacer para recrear una realidad palpable e intentar salvarse; el segundo será consecuencia de los efectos de la explosión de materia oscura. Ambos viajes combinados dan una perspectiva diferente a este tipo de historias y proporcionan al libro un valor añadido.
La novela está estructurada en tres partes donde hay que destacar la segunda por poseer unas particularidades únicas. Empecé a leer esta segunda parte dentro de un caserón medio reformado de Copenhague, esperando que me viniera el sueño y concentrándome a fondo en la lectura y cometí el error de querer entenderla desde el principio. Este tramo central de la novela está basado íntegramente en diálogos escritos en un estricto presente, sin más descripciones que las que los personajes aportan. Es un tipo de diálogo minimalista, que se va a menudo por las ramas, que no se centra y que resulta a menudo confuso. Pero vista la situación atemporal que tienen que vivir los abuelos, resulta apropiado.
Por suerte, el caserón estaba en silencio y yo tenía bastante tiempo así que me cargué de paciencia y lo reinicié sin más pretensiones que ir pasando páginas a ver qué pasaba. El subconsciente es sabio y cuando te sueltas es cuando mejor vas comprendiendo las nuevas formas de expresión que aplica el AMJ en esta segunda parte: Hace falta dejarse llevar por la corriente, como si en verdad estuviéramos también dentro de la masa fluida de materia oscura donde están inmersos los protagonistas. El resultado es curioso y sorprendente pues acabas por comprender las especulaciones del autor. Es un fragmento más próximo a la new wave anglosajona de los años setenta que quizás al tipo de ciencia-ficción que se escribe hoy día.
Una lectura, pues, diferente. No es fácil de seguir en algunas partes y tampoco es una lectura recomendada para todos los públicos pero sí para quien quiera arriesgarse con una propuesta alejada de los convencionalismos, atrevida... y a la vez entrañable. A destacar la excelente edición que se ha hecho por parte de la editorial El cep i la nansa.
Eloi Puig, 16/08/09
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