CRISTALES DE FUEGO

(2007)

José Antonio Suárez

Editorial:
Parnaso (2006)

Colección:
Vórtice

Núm: 08

Páginas: 201

Si nos encontráramos atrapados en el cuerpo de un tapir parlante que posee la mente y la personalidad de un escritor muerto tiempo atrás, autor de las aventuras de la franquicia de los Elfos Galácticos ® quizás también asumiríamos su carácter cínico y los vicios de este curioso protagonista-narrador de Cristales de fuego, Simón Daldasarre. Si a este estrambótico personaje le añadimos un humano esclavizado mentalmente por un alienígena que no para de reventarse granos de pus, una investigadora planetaria que juega a diplomática y una serie de seres también extraterrestres cada uno más extraño y curioso que el anterior ya tenemos el equipo ideal para protagonizar una buena comedia galáctica.

Pero el caso es que José Antonio Suárez no ha escrito una comedia, si no un space opera en toda regla: Conflictos diplomáticos, grandes batallas espaciales, viajes por la galaxia, descubrimientos fantásticos, intriga, persecuciones ... todo escrito con un dinamismo increíble donde se combina tanto el humor sutil como los toques hard en un argumento que empieza con un despido improcedente para poco a poco transformarse en una historia de proporciones cósmicas.

Hoy en día poco se puede inventar dentro de este género de aventuras, de grandes imperios y de conflictos intergalácticos que es el space opera. No hay que buscar siempre la originalidad y en este caso Suárez tampoco lo hace: Nos encontramos con una galaxia -la nuestra por cierto-, poblada de infinidad de razas con unas tecnologías más o menos equivalentes las unas a las otras, las cuales les permiten viajar a través de túneles cuánticos y acercar distancias que de otra manera serían insalvables. Por una parte tenemos las cinco grandes razas que gestionan la galaxia, entre ellas la humana que por cierto aquí no es tratada precisamente como una de las "buenas". En contraposición tenemos la ALC -Asociación de Libre Comercio-, un cúmulo de razas menos poderosas que se unieron para hacer frente a los intereses económicos de las cinco grandes. Y en medio de todas estas grandes potencias un estrafalario grupo formado por los personajes antes mencionados tendrán que ayudar a solucionar una serie de conflictos mientras investigan sobre asuntos metafísicos que pueden cambiar el rumbo de la vida de nuestra Via Lactea.

Cuando tenemos diversas potencias que mantienen una paz tensa, la causa que hace estallar el conflicto, como siempre, es la económica, en este caso la posesión del lumenio, un mineral superconductor del que dependen muchos. Suárez juega con nosotros mientras plantea litigios territoriales entre razas alienígenas, incorpora ataques terroristas a las negociaciones, promueve las conspiraciones y las traiciones de unos hacia los otros ... hasta el punto que en algún momento la lectura puede llegar hacerse algo densa. Precisamente uno de los pequeños problemas que le encuentro a la novela es que el autor ha querido concentrar demasiada información en pocas páginas. Eso, ciertamente, hace que el ritmo no decaiga pero también provoca que tengamos que leer algunos párrafos dos veces.

El autor, como decía, no escribe ninguna comedia, aunque los personajes hagan parecer lo contrario; en todo caso, éstos pueden ser el contrapunto de temas más serios. El autor no escatima recursos para hacernos llegar teorías científicas y filosóficas narradas con estilo y desenvoltura. Nos habla de éstos temas mientras también incorpora la metafísica, pero todo con la suficiente mano izquierda como para también añadir el humor y el cinismo de Simón Daldasarre, nuestro tapir parlante, y de los otros miembros de la tripulación de la nave Xonxo.

Una novela pues bastante redonda, coherente y muy entretenida que quizás peca de un ritmo demasiado vertiginoso en ciertos momentos y de no dar tiempo al lector para asimilar las complejísimas relaciones políticas de este universo tan rico en razas, planetas y culturas pero que cumple con lo que promete la contraportada, que no es poco.

Eloi Puig, 19/11/07