Está claro que a Robert Silverberg le gustan los temas que
tratan sobre la redención, el pecado y el sufrimiento personal
porqué Alas Nocturnas trata sobre esto mismo
pero a escala muy amplia.
Silverberg inicia aquí una idea que repetiría en
otra novela suya (La genial Regreso
a Belzagor) y la explota un poco más pero
con resultados más insatisfactorios. Puede que el hecho de
haberme leído antes Regreso
a Belzagor tiende
a que mi opinión sobre esta novela sea más negativa
pero el hecho es que la idea central de la historia (La redención
personal de los pecados cometidos) es la misma.
En Alas Nocturnas nos encontramos con una Tierra con
una civilización decadente después de miles de años
liderando la galaxia, con una Tierra donde los humanos se integran
en hermandades muy diferenciadas, las cuales se ocupan de una tarea
concreta y donde el sistema político gobernante parece ser
una herencia del feudalismo. Pero al mismo tiempo se conservan vestigios
de la antigua expansión terrestre: Humanos modificaos genéticamente,
aparatos electrónicos de alto nivel, incluso turismo extraterrestre,
más atraído por la curiosidad de ver al gigante caído
que por las maravillas actuales del planeta.
En el caso de nuestro protagonista, su trabajo consiste en vigilar
si llega la anunciada invasión extraterrestre. Este hecho
resulta al menos curioso y nos ayuda a entrar en la historia. Si
a esto le añadimos el interés "histórico"
que puede comportar que nos expliquen cosas sobre Roma, París
o Jerusalén después de 40.000 años de civilización
humana provoca que al menos las expectativas de la novela sean otras.
Pero en este caso, creo que Silverberg no ha acertado demasiado:
La trama principal está poco desarrollada y acaba siendo
algo inconexa, como buscando desesperadamente una excusa para que
el protagonista Vigía cometa un error que lo lleve a redimirse
a Jerusalén.
No, esta trama no me acaba de convencer, pero gracias a la magnífica
prosa de Silverberg la novela avanza sin problemas y se deja leer
muy bien.
Qué decir del final? Que es calcado a Regreso
a Belzagor, incluso con su optimismo Hippie.
Un final abierto pero esperanzador que esta vez no cala en la sensibilidad
del lector.
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