A veces ocurre que te lanzas al vacío, que compras un libro
sin saber prácticamente nada de él, atraido por una
portada curiosa o por un argumento interesante... Y eso es lo que
me ha sucedido con Chicas muertas, pero la experiencia,
como es el caso, no siempre es satisfactoria.
Chicas muertas es una novela caótica, desordenada,
extravagante. Parte de una idea atrevida: En un futuro cercano,
una plaga provocada por un virus infecta a las "muñecas"
(androides construidos en todo el mundo para desarrollar tareas
de todo tipo, particularmente sexuales) y que provoca que los hombres
portadores de tal virus infecten a su vez a las mujeres humanas.
La niñas que nacen más tarde se convierten, cerca
de la edad adulta, en otras "muñecas": Su piel
se va transformando en plástico y van adquiriendo una insaciable
sed de sexo y sangre. Se convierten en algo parecido a vampiras
ninfómanas.
Esta es la historia de una de esta "muñecas" y
la de su enamorado, un chico humano que está enganchado a
ella, tanto por amor como por vicio, un yonqui de "muñecas"
Hay que reconocerlo...el argumento atrae, da mucho de sí,
pero Calder se complica la vida mezclando demasiados temas. Ambienta
la novela en una sociedad decadente, entre fatalista y ciberpunk
(existen incluso pornocracias) pero que no queda bien definida en
ningún momento, al igual que el argumento de la obra: La
creación de una nueva inteligencia artificial que queda diluida
en conversaciones triviales y escenas de acción innecesarias.
Además, la inclusión de temas tan dispares como la
física cuántica no hace más que confundir al
lector en muchos momentos.
El autor es muy irregular; a veces nos ofrece descripciones minuciosas
y barrocas de hechos que no interesan para nada, a veces nos propone
diálogos rapidísimos donde casi no sabes quien está
hablando, con flashbacks al pasado de forma que coexisten
dos histórias al mismo tiempo. Y este recurso (perfectamente
válido) no está suficientemente atado. Mientras que
los hechos narrados en el pasado son interesantes ya que nos explican
los orígenes de las "muñecas", los hechos
del presente son un desbarajuste de persecuciones, tramas políticas
y sueños oníricos que desvirtuan la idea original.
El autor vuelve a encarrilar el argumento en los dos últimos
capítulos, más tranquilos y con gotas de romanticismo
encubierto, pero el tramo central del libro ha sido tan mal llevado
que no puede secar el mal sabor de boca que te deja esta novela.
Y es una lástima por que el argumento en sí prometía
y se le podría haber sacado mucho más jugo.
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