Espinas fue publicada el año 1967. Casi se podría
considerar de las primeras obras de éxito de Silverberg,
o al menos de las primeras novelas que apuntaban al éxito.
Cómo es sabido el periodo de máximo esplendor de este
prolífico escritor fue a finales de los años sesenta
y comienzos de los setenta.
Espinas, aunque no es una obra redonda sí que apunta
ideas y estilos que más tarde Silverberg puliría de
manera soberbia. Se trata de una novela con un trasfondo sociológico
importante que critica conductas superficiales y que si se publicara
en estos momentos resaltaría como crítica a los reality
shows a que por desgracia nos estamos acostumbrando en los últimos
años.
Silverberg plantea muy bien la novela: Dos desgraciados, dos deshechos
de la sociedad, son escogidos y sobornados por un magnate de los
negocios, para participar conjuntamente en un reality televisivo.
Ellos se llevarán lo que más desean: En el caso de
Monner Burris, un astronauta que ha padecido cambios sustanciales
en su cuerpo, operado y modificado por unos alienígenas,
un cuerpo nuevo; y en el caso de ella, una chica simple de la que
le han extraído óvulos para un experimento genético
que ha propiciado el nacimiento de cien niños, un par de
estos bebes. Chalk, el magnate, es un vampiro psíquico que
se alimenta de los odios y otros sentimientos negativos de la gente.
¿Y qué mejor que ver como dos seres sumamente desgraciados
se acaban de destruir mutuamente?
Silverberg quiso en todo momento hacer un ejercicio de ética
proponiendo como protagonista un ser deforme y torturado que convive
con una chica virgen que tiene cien hijos. El monstruo que la sociedad
rechaza -un tema que trataría de forma suprema dos años
más tarde en El
Hombre en el laberinto- que mantiene una relación de
amor-odio con la chica simple e insegura. Una relación que
tendrá muchos altibajos que aparte de subir la audiencia
también alimentará al vampiro Psíquico.
Las esmeradas descripciones de los dos protagonistas principales
son magníficas, sus motivaciones y sus necesidades también.
El entorno quizás es algo frío dónde sólo
se nos hace una ligera referencia. El autor se centra sobre todo
en los sentimientos, en las sensaciones, no en la ambientación.
En este sentido también me recuerda una obra considerada
capital dentro su bibliografía como es Muero
por dentro (para mí no tan capital, todo hay que decirlo).
Pero lo que quizás falla más es el argumento en sí,
la idea base que se desarrolla poco.
La idea, como decía, está bien planteada pero tras
los capítulos iniciales, narrados con la maestría
habitual de Silverberg, el argumento se va disolviendo y algunas
situaciones se precipitan sin madurar lo suficiente. Así
pues, a la novela le van faltando fuerzas a medida que avanza, pese
a tener un final correcto.
Espinas me ha gustado por su idea original, por el tratamiento
de la ética y por el estilo de Silverberg que parece quiera
aflorar en muchos lugar pero que se guarde para otras novelas más
conocidas. Una obra ideal por empezar a conocer los clichés
de este autor, sus paranoias, miedos y deseos.
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