"Mire a su esposa. Y si no está
casado, mire a la esposa de cualquier hombre. Ahora imagine que
es una bruja. Imagine que todas las mujeres son brujas..."
Ésta impactante bienvenida es la que abre la contraportada
del libro y la que llama más la atención de este clásico
entre las novelas de Fritz Leiber. Ahora podría ceder a las
presiones de algunos amigos que me animaban a que no catalogara
la novela como fantástica si no como pura realidad. En fin,
no caeré en la tentación de hacer un chiste fácil
y más porque la obra me merece un respeto bastante elevado
pero se tiene que reconocer que la ocasión era propicia.
Leiber es un maestro de la literatura. He leído
diversas obras suyas y siempre me he quedado con la idea de que
este hombre era un crack escribiendo. Su desenvoltura a la hora
de abordar cualquier temática, sea ésta de ciencia-ficción,
fantasía o de cualquier género lo encumbran como uno
de los grandes. Su capacidad de ofrecernos historias que entran
por sí solas, sin ningún tipo de resistencia por nuestra
parte es innata. Y Esposa hechicera no es ninguna
excepción.
La novela esconde muchas más cosas de las que menciona. Tenemos ante nosotros una historia que mezcla la fantasía con el costumbrismo de la América puritana de los años 50. Norman Saylor es un profesor universitario que vive feliz y sin problemas, pero un día, descubre que su mujer ha estado practicando brujería defensiva y lo insta a dejar estas supersticiones absurdas. A partir de aquel momento los problemas se sucederán y Saylor se dará cuenta de que vivía en una nube.
Leiber nos plantea de forma divertida y amena y con sólo algunas gotas de terror las tensas relaciones que hay a veces entre los dos sexos, vistos eso sí, bajo el prisma de una sociedad machista. Sí, porque en el fondo aquella América (bueno, y el resto del mundo) de mediados del siglo pasado dejaba a la mujer relegada a un papel secundario y de apoyo de las actividades del marido. Aquí Leiber proporciona a la mujer, a la devota mujer, un papel más místico, más primitivo y mágico y lo enfrenta con nuestro encomiable profesor universitario.
¡Ah! Pero la gracia del libro es precisamente que Norman Saylor es un profesor de sociología y que tiene grandes conocimientos de antropología, de hábitos y costumbres. Todos los hechos que va descubriendo los va racionalizando para meterlos en teorías o comportamientos conocidos por la sociología de manera que poco a poco, todo aquello inexplicable, acaba entrando con calzador dentro de la ordenada cabeza de Norman para provocarle una paranoia creciente.
¿Dónde se esconde la verdad? ¿En las prácticas de brujería de las féminas del campus universitario? ¿En la paranoia de Norman? Leiber deja que lector que lo decida por si mismo. La lucha entre la razón y la magia es constante. Magníficos algunos diálogos internos que sufre el profesor o la encomiable tarea de equiparar la magia a la ciencia. Norman, dentro de su paranoia o en medio de los acontecimientos que está sufriendo en propia piel llega al extremo de racionalizar la magia y la brujería para convertirlas en ciencia, en una disciplina aún por explotar, por ordenar, en una ciencia primitiva que sólo está al alcance ... de un 50% de la población mundial.
Resumiendo, una buena novela del maestro Leiber,
que juega a dos bandas y que nos muestra lo mejor y lo peor de este
género femenino tan atrayente y tan misterioso para la mayoría
de nosotros (oh, simples hombres vulgares) pero del cual no podemos
prescindir ... sea por la incomprensión que despiertan, sea
por la manipulación mágica a la que somos sometidos
sin saberlo (y que siga así, que ya se sabe que la ignorancia
trae la felicidad).
Chapeau, maestro Leiber
Eloi Puig, 25/06/07
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