Probablemente esta
sea una de las novelas de ciencia ficción con menos elementos
pertenecientes a este género. La ambientación en un
futuro próximo y la presencia de algunos ingredientes propios
del género son las únicas razones donde podría
encajar en la ciencia ficción porque la temática principal
de la obra apunta en una sola dirección: La política-ficción,
y además tratada de una forma parecida a como una novela
podría tratar un thriller político hoy en día,
con personajes y situaciones propias de nuestra época.
Pero lo que me llama la atención de la
obra es sobre todo quien la ha escrito. Robert A. Heinlein ha sido
desde siempre un autor criticado y admirado por igual, sobre todo
a raíz de sus supuestas inclinaciones políticas. Estrella
doble es una novela que trata sobre la política principalmente,
sobre el hecho de vivir y convivir con la democracia. Y en esta
historia los personajes defienden la libertad de pensamiento, la
tolerancia hacia otras culturas y razas y la expansión por
el universo de forma controlada y pactada. Defienden, en definitiva
un modelo político basado en la apertura y la libertad. Heinlein
propuso todo lo contrario en la magnífica Tropas
del espacio que viene a ser como la némesis de Estrella
doble.
Esto evidencia una vez más lo que siempre
he defendido sobre este autor: Uno puede expresar libremente ideas
políticas en una novela que no tienen porque coincidir con
las suyas. Mucha gente tilda Tropas del espacio de novela
que exalta el fascismo y a raiz de esto se ha acusado también
a su autor de poseer ideas muy retrógradas. Creo que la presente
narración desvanece cualquier duda que se pudiera tener al
respeto. Las ideas y las motivaciones pertenecen a los personaje,
no al autor. Si un escritor vierte o no sus ideas o experiencias
en un texto no lo sabremos nunca a no ser que él mismo lo
confirme.
Y si pasamos a hablar directamente de la novela,
me atrevería a decir -al menos según mi escasa experiencia
con este autor- que esta es una obra menor de Heinlein. Efectivamente,
está bien escrita, bien llevada y es amena y entretenida
pero no aporta suficientes elementos para considerarla una obra
imprescindible dentro su bibliografía. La novela se desarrolla
de forma muy lineal a través de una narración en primera
persona que impide que la poca acción que encontramos sea
vista o tratada por otros personajes - y en un argumento que gira
en el fondo alrededor de las relaciones y las ideas humanas creo
que es importante, pues de esta manera sólo nos llega la
información de una de las caras de la política-.
El argumentos gira alrededor de un actor - Lorenzo
Smithey- que debe suplantar un alto cargo político en un
momento crítico de su carrera. La interpretación de
este papel le hará descubrir la política interplanetaria
por dentro y los triunfos y frustraciones que se pueden dar en cualquier
carrera política. Un ejemplo que es fácilmente extrapolable
a nuestra sociedad actual -parece que las campañas que imagina
Heinlein no son tan diferentes a las de ahora-. Pero el autor además
nos presenta un cierta utopía política dónde
el partido de nuestro protagonista actúa siguiendo unas pautas
coherentes y alejándose de corrupciones y mentiras - esto
sí que es una utopía política actualmente-
de forma que promueve una figura pública que creo está
realmente muy alejada de nuestra realidad
claro que la ciencia
ficción está para eso: Para especular cómo
podrían ser o evolucionar nuestras vidas en un futuro
aunque en este caso el medio por lograr este conocimiento sea a
través de un asunto de origen político.
En definitiva, una novela que se deja leer pero
que no pasará a la historia - como no sea por haber ganado
un premio Hugo len el año1956- pero que nos puede ayudar
a reflexionar mínimamente sobre el comportamiento de los
nuestros políticos actuales, al menos si tenemos en cuenta
características que todos deberían poseer y que obviamente
no tienen: Integridad, sacrificio y sobre todo honestidad.
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