Tengo que reconocer que el subgénero denominado Steampunk siempre me ha despertado mucho interés. Si encima, hallo
ante mi una magnífica portada de Antoni Garcés (tengo
debilidad por sus ilustraciones) el resultado es que compro la novela
sin saber casi nada de lo que puedo encontrar dentro
grave
error por mi parte porqué precisamente lo mejor de esta noevla
es la portada de Garcés.
Como decía, siempre he tenido una fascinación por
la corriente del Steampunk (punk a vapor), un nombre que
parodia el movimiento ciberpunk de los años 80 y 90. El Steampunk hace referencia a novelas, a ideas basadas en la época victoriana
inglesa, a caballo entre el siglo XIX y el XX cuando la innovación
tecnológica hacía milagros cada dos días y
donde la exploración de la Tierra aún no estaba finalizada
y por tanto abría las puertas a la imaginación y la
fantasía. Hoy en día uno de los máximos exponentes
de esta corriente (aunque con reservas) es China
Miéville y su obra sobre Bas-Lag que no es el Londres sofocante post-industrial pero sí algo
mucho peor
Blaylock fue uno de los fundadores del Steampunk, juntamente
con otros autores, amiguetes suyos, como era el conocido Tim
Powers. De hecho Blaylock realiza un pequeño homenaje
a su amigo Powers proporcionando su apellido a uno de los personajes
de la novela, así como mencionando más de una vez
al fictício poeta Ashbless que tanta importancia tendría
en Las Puertas de Anubis. Pero Blaylock no es Powers y Homúnculo no es Las Puertas de Anubis, de hecho Homúnculo queda como una sucesión de hechos mal atados i de ideas curiosas
que no desembocan en nada.
Para empezar, la novela está mal diseñada, con unos
precedentes que no conocemos y que se nos explican mal durante el
curso de la novela, con unos personajes sin rumbo que no saben por
donde navegan ni que finalidades y motivaciones tienen en medio
de una historia inconnexa y a veces ridícula, llena de zombies,
extraterrestres minituarizados, naves espaciales de pacotilla y
de un dirigible que vuela conducido por un muerto y que nadie sabe
exáctamente para qué sirve (por no hablar de las cuatro
cajas de madera que hacen volver loco al lector)
Realmente, pocas veces he leído una novela tan imaginativa
pero con un argumeto tan poco claro. Al hecho de querer centrar
la acción en muchos lugares a la vez (que no creo que sea
malo) se suma que el autor da muchas cosas por sabidas y que marea
al lector constantemente con situaciones poco lógicas que
no aportan nada a la obra. Encima, algunos errores evidentes de
traducción como el hecho de intercambiar nombres en ciertas
escenas de acción, provocan aún más, esos momentos
de confusión y desconcierto de los que hablaba.
A veces la acción está bastante desarrollada i merece
la atención de un lector paciente que da oportunidades a
Blaylock para que se explique, pero al siguiente capítulo
vuelve a caer en la inercia y a los sinsentidos de que hablaba.
La ambientación de la novela es correcta:Aquel Londres sucio
y decayente de finales del sigle XIX, pero visto a través
de los ojos de unos personajes sin carisma y sin rumbo, mal definidos
y demasiado estereotipados queda en poco más que un escenario
con cierta personalidad.
En general, pues, una novela que intenta captar la atención
del lector con recursos más del fantástico que de
la ciencia ficción, que pretender garantizar una continuidad
pero que acaba siendo un desbarajuste de los grandes, con momentos
curiosos pero mal desarrollada, que si no fuera por mi predisposición
hacía el Steampunk, no dudaría de llamarla
mala.
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