Siempre es más difícil reseñar
a un autor del cual no conoces la obra y del cual no tienes ninguna
referencia que un autor que ya posee un buen rincón de tu
biblioteca. Te preguntas si la novela escogida es la mejor que podías
leer; te cuestionas si tiene otras de mejores o si otros escritos
suyos son de un nivel de calidad inferior. En definitiva, las referencias
qué tienes son nulas y por lo tanto casi no te atreves a
opinar sobre su estilo y obviamente no puedes hablar de ninguna
evolución literaria.
Joan Prats es un claro ejemplo en este sentido.
Ésta es la primera obra que leo del reusense y no es una
primera obra cualquiera: Ha ganado recientemente el premio Pere
Calders de novela corta y eso tiene un mérito añadido.
También hay que decir que no soy un gran lector de novelas
cortas pues básicamente éstas las consumo en antologías.
Así pues esta breve reseña se puede tomar bajo una
perspectiva diferente de las obras que normalmente critico.
L'Illa afortunada (creo que aún
no existe traducción al español) es una obra extraña
que mezcla drama con tensión, pasión con reflexión.
Es una novela escrita con maña, que abre caminos y crea expectativas
pero que no tiene bastante resolución para profundizar en
ninguna de ellas. Nos encontramos en pleno siglo XX, en una época
de descolonización, en este caso en el exótico Océano
Pacífico -un escenario original, hay que añadir-.
Nuestro protagonista, hermano del consul suizo en una isla que pugna
por conseguir su soberania se ve inmerso en una pequeña vorágine
de hechos que le cambian la vida por completo. En el Pacífico
encontrará su amor y encontrará la perdición
de los suyos, en aquellas pequeñas islas se dará cuenta
de los inconvenientes de la vida política y de las complejidades
de las divisiones políticas de nuestro mundo: Todos lo sabemos,
las naciones y los estados no siempre coinciden en sus fronteras.
Y esta premisa que de vez en cuando sale a la luz es el trasfondo
de nuestra historia, eso sí en un escenario tan idílico
como pueden serlo las islas de este océano.
El autor nos da lo mejor de sí mismo
en la primera parte de la novela. Allí nos ofrece un primer
capítulo en el Pacífico magnífico que se cierra
para pasar demasiado rápidamente a una acción desenfrenada
que rompe el ritmo. Eso sí, en medio de esta primera parte
es donde se ve reflejado el trasfondo político de la novela
y donde se nos invita a la reflexión que aportan algunos
de sus personajes sobre el sentido de luchar por el reconocimiento
de tu nación. La argumentación y el refutamiento de
las tesis que defienden si utilizar la lucha armada o el diálogo
en un conflicto de independencia es un tema completamente vivo hoy
día y que podemos extrapolar a muchos lugares de nuestro
planeta, y sin ir más lejos en el estado donde vivimos. Los
sentimientos contrapuestos entre unos isleños con ideales,
hartos de la explotación europea y uno suizo pragmático
que ha tenido la vida plácida de un país rico es la
mejor parte de la obra. La lástima es que cuando ya se habían
repartido las cartas y nos encontrábamos con una historia
con buenos elementos para ser desarrollada, Prats, vuelve a cambiar
el ritmo de ésta para trasladarnos al momento actual y acabar
su narración en base a las memorias del personaje principal.
Sí, como decía, encontramos dos
partes bien diferenciadas de la novela: Una introducción
al escenario donde arrancan las pasiones y donde se plantea un trasfondo
bastante interesante y una conclusión que parte de medio
libro donde ésta se pierde en unos hilos argumentales que
no aportan demasiado interés. Lástima que las historias
apuntadas no se hayan podido desarrollar más a fondo, parece
que el autor haya acortado la novela pues creo que los planteamientos
de ésta dan para más.
Pero si el argumento es irregular y las actitudes
de ciertos personajes algo forzadas a causa de la extensión
de la novela, el estilo de Prats tiene unas características
que te animan a introducirte en la obra: Una prosa suave, muy fluida,
que no se ralentiza con descripciones innecesarias y que utiliza
los recursos literarios con juicio. Una prosa que invita a la serenidad
y a leer con atención, y eso no es poco.
Una novela pues, ligera, bien escrita
y que apunta a más pero un poco faltada de profundidad. Espero
poder leer a Joan Prats en una novela de más extensión.
Creo que entonces veremos el verdadero potencial del autor tanto
con sus personajes como en los hilos argumentales que tendrá
capacidad de crear y desarrollar.
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