Reconozco que nunca hubiera adquirido este volumen de cuentos de George Langelaan si no fuera porque lo intercambié en una parada de Sant Jordi hace un par de años (por cierto, una buena iniciativa que consistía en dar libros que no quisieras a cambio de escoger otros que sí tenían un interés para ti). La cuestión es que durante bastante tiempo, la antología ha quedado en la parte baja de la pila hasta hace unos días en que me planteé rescatar estos libros del olvido.
El título añadido al libro (La mosca) hace referencia al relato más conocido que tiene Langelaan para llamar la atención del lector pero curiosamente hay otras historias que encuentro mucho más interesantes. Los cuentos son de lectura rápida, el autor utiliza un estilo muy ágil que te mantiene interesado en todo momento. Tienen una calidad que no me esperaba y sería un error muy grave que el lector se quedara sólo con el relato de La mosca. No todas las historias pertenecen al género fantástico, pero las que sí lo hacen consiguen que el lector se pregunte más sobre un autor muy desconocido entre nosotros que ha publicado sobre todo cuentos.
Hablemos primero de La mosca. Es difícil leer este relato sin que te venga a la memoria alguna de las dos películas que se han ambientado en él. En mi caso es la última: La Mosca -The fly-, de David Cronenberg (1986). Un factor a tener en cuenta, pues a menudo imaginamos lo que nos insinúa el relato a través del prisma de la imagen de la película y no del texto. También me pasó eso mismo con un famoso relato que fue traspasado al cine, Duelo. En este caso sin embargo, el relato La mosca no llega a ser tan intenso como el film. Tiene un argumento original pero que no aporta grandes dosis de emoción y que queda relegado a una sorpresa que resuelve el misterio (una sorpresa que si has visto la película, ya no tienes). En todo caso el argumento siempre lo consideraré altamente innovador: Los experimentos de un científico entorno a la teletransportación que desembocan en un accidente terrorífico.
Otro cuento de ciencia-ficción que me ha gustado bastante es La dama de ninguna parte, que esconde una crítica encubierta a la investigación nuclear y al lanzamiento de la bomba atómica sobre el Japón. Es una historia que especula sobre la energía nuclear y la vida en otras dimensiones hasta extremos casi fantásticos. Probablemente es un cuento que se anticipó a muchas historias que tratan sobre la vida en otro dimensiones y planos. Su planteamiento es muy simple pero efectivo para la gente que no nos acercamos demasiado a la CF hard.
La otra mano, en cambio es un relato de terror fantástico (quién sabe si Sam Raimi se inspiró en él). En este caso el componente fantástico es el que lleva la batuta. Un hombre empieza a actuar de forma extraña desde que descubre que su mano tiene vida propia. La siguiente decisión de que tomará será cortársela.
El cuento más simpático de la recopilación es sin duda Deducciones desde la butaca. No pretende ser más que una historia entrañable que guarda una sorpresa final. Una historia que se desarrolla en pocos minutos, de cariz policíaco.
Salida de emergencia es la rareza de esta antología: Un relato de temática también policíaca ambientado a la Francia profunda que no tiene ninguno componente fantástico. Está bien escrito y es muy ameno, pero el final resulta poco estimulante y acaba siendo bastante predecible.
Y dejo para el final lo mejor: Vuelta en empezar. Un relato sobre la muerte y el más allá narrada en primera persona y por lo tanto sufrido en propia carne por el protagonista. La idea es muy interesante y está bien desarrollada, pero es la manera en cómo Langelaan nos sumerge a la mente del protagonista lo que me ha llamado la atención. Un anciano siente como su cuerpo se va muriendo en una cama de hospital pero no su mente que continúa despierta y clara. La falta de percepciones en el más allá lo llevarán a cultivar su propia mente para pasar el rato... o los años.
Es mi primer contacto con Langelaan, pero después de leer sus cuentos lo que he hecho es consultar las bibliotecas virtuales para ver qué hay más de publicado de este canadiense en catalán o castellano. Eso da una idea de la buena impresión que me ha causado.
|