No creo que exagere sea firmo que Solaris es una de las
novelas más absorbentes que he leído nunca. Pocas
veces he devorado una novela en cuatro días. Es difícil
que en tan poca cantidad de páginas se hayan desarrollado
tal cantidad de temas interesantes y escritos con tal maestría.
Solaris es una novela de ciencia ficción al 100%.
Una obra que describe los intentos frustados de contacto entre la
humanidad y una entidad alienígena que parece ser el mismo
planeta. La novela está aliñada con unas gotas de
terror psicológico y claustrofóbico: Tres hombres
en una estación espacial intentando comunicarse con un supuesto
ser superior mientras luchan contra sus fantasmas personales, a
veces solo sugeridos; unos fantasmas, por otro lado con conciencia
propia. Todo un misterio.
Es una novela que trata de la incomprensión, del papel que
tiene (o quiere tener) el hombre en el universo, de las ansias de
conocimiento, de la locura y de los sentimientos.
Stanislaw Lem tiene la capacidad de despertar aquel sentido de
la maravilla que tendría que tener cualquier novela de ciencia
ficción, aquel miedo a lo desconocido y aquella reflexión
sobre temas tan trascendentes como la vida, la muerte, la soledad,
el amor
Solaris es una obra breve pero intensa, con capítulos
llenos de diálogos reveladores, unos diálogos naturales
y directos que al menos a un servidor le han parecido fantásticos,
pero también es una obra con pasajes donde se describe con
una maestría increíble el sentido de la maravilla
que despierta la incomprensión del planeta.
No encontraremos en esta obra explicaciones científicas
complejas, ni grandes caracterizaciones de los personajes, hay que
olvidarse de los héroes y de las situaciones fáciles.Solaris es mucho más sencillo que esto, y al mismo
tiempo más complicado, una de aquellas obras que da para
hablar de ella durante horas.
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