La respuesta astuariana a la novela ciberpunk. Con este
flamante subtítulo, la gente de Gigamesh presenta una de
las últimas novelas de de Rodolfo Martínez: El sueño
del rey rojo.
De hecho, definir el entorno en que se mueve esta novela es complicado;
pero al mismo tiempo es también un ejercicio imaginativo
sugerente. Rodolfo Martínez ha creado una novela que desde
fuera se vende como una cosa pero una vez empiezas a leer compruebas
que es algo más profundo y personal. La frase promocional
te llama la atención pero sería un error encasillar
el libro como una historia más dentro del entorno ciberpunk,
más típico de los 80 que de las tendencias actuales.
El sueño
del rey rojo combina elementos propios de
la novela policíaca con reflexiones muy intencionadas sobre
las IA en un futuro próximo donde la red informática
es el auténtico vehículo por donde se mueve la gente
y donde las realidades virtuales, los hackers y la tecnología
punta están en el orden del día. La estructura de
la novela no es simple pero empieza como una aventura policíaca
futurista para acontecer en algo mucho mayor y inconmensurable:
En el estilo por ejemplo de Cuarentena de Greg Egan,
a pesar de que por suerte sin tanta especulación metafísica.
Con eso quiero decir que el planteamiento inicial, simple y sin
demasiados preámbulos, evoluciona para convertirse en una
reflexión en torno a la realidad y la percepción de
la realidad, el verdadero núcleo central a partir del cual
se desarrolla la trama.
Por cierto, la trama: La relación casi enfermiza entre un
triángulo amoroso compuesto por un hacker inválido,
su amiga deseada y el fantasma de su ex -amigo y ex -amante de ella
(un programa informático que recrea las pautas de personalidad
de este) se ven envueltos en una investigación sobre un personaje
que ha muerto y del cual no se posee ningún registro de existencia.
Durante la investigación, descubrirán cosas que van
más allá de su percepción de la realidad y
nos introducirán en uno de los verdaderos aciertos del autor:
El tratamiento de las IA como posibles formas de vida artificiales,
la búsqueda del individualismo, el anhelo de supervivencia
y de libertad de estas, muy al estilo de otras novelas como Ciudad
Permutación (Egan otra vez). El tratamiento del trío
protagonista es uno de los puntos fuertes de la novela: La relación
de amor-odio entre ellos y los vínculos personales tanto
presentes como pasados son descritos con mucho esmero pero a veces
acaban siendo repetitivos también.
Martínez escribe la novela en base a una estructura de flashbacks que centra la acción en el presente o en el pasado según
le conviene, proporcionando información precisa de los acontecimientos
de forma casi milimétrica, ofreciendo así al lector
lo que quiere en el momento oportuno. El mismo primer capítulo
es un ejemplo: Empieza mostrando el presente (la casi conclusión
de la historia) para ir incorporando los flashbacks en el
pasado y combinando además la narración en tercera
persona con la de segunda persona, un elemento original que le da
personalidad a la novela.
Sin embargo, en alguna ocasión el autor nos marea demasiado
con su argumento. Éste está diseñado para que
vaya in crescendo de manera gradual pero a las últimas
páginas se sale de escala y tanto la investigación
en ambiente ciberpunk como la reflexión en torno a la existencia
de vida en las IA se disuelve en una especulación metafísica.
Un final correcto pero que rompe con los esquemas que había
ido proporcionando el autor durante la novela. Pero me ha gustado,
es la primera novela que leo de Rodolfo (Rudy) Martínez y
me ha parecido más que correcta, tanto por el tamaño
(algo más de 200 páginas) como por las reflexiones
que aporta.
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