Afirmar que en este libro se trata algún tema de ciencia
ficción es algo atrevido. La Naranja mecánica tiene ingredientes para ser considerada una distopía pero
roza aquella invisible frontera llamada por algunos mainstream,
o sea cuando una novela de ciencia ficción o fantasía
es publicada y leída por el gran público... simplemente
porqué parece realista, porque sigue la corriente general...
Como decía, La Naranja Mecánica puede pasar
por una distopía en toda regla: Gobierno totalitarista, futuro
de la sociedad incierto, violencia expresada a través de
la milicia, etc, etc... pero todo esto tratado de una forma algo
alejada. No, el tema principal de la novela no es describir y hacernos
vivir una sociedad distópica si no solo algunas de sus consecuencias:
En este caso la ultraviolencia espresada por grupos de jóvenes
que se dedican a apalear, robar e incluso matar en este mundo incierto
en que viven
Burgess realiza un ejercicio profundo para darnos a entender la
forma de pensar del protagonista, Álex, y de sus compañeros.
Con una narración en primera persona vigorosa, Álex
nos muestra su mundo, un mundo que empieza de noche y acaba al amanecer,
un mundo donde deja ir su inconformismo a través de la violencia.
Pero no siempre las cosas le salen bien y en un ataques frustado
se ve encarcelado e inmerso en un proceso de rehabilitación
muy duro, tanto o más violento que los métodos que
utilizaba él mismo por las noches. Esta es pues la historia
de Álex, de la violencia que expulsa cada noche y de la violencia
que lo pretende rehabilitar... un sentimiento que como puede verse
está bien arraigado a lo largo de la novela.
Lo más interesante del libro es que el autor se expresa
en nadsat, el particular dialecto que tienen algunos grupos
de adolescentes. Todo el libro contiene numerosas palabras y frases
hechas en esta jerga pero aunque el principio cuesta digerir qué
nos está diciendo el protagonista, a medida que se avanza
en la trama, el nadsat va formando parte de tu forma de pensar y
te introduce en la piel de los violentos
El argumento es correcto sin ser nada del otor mundo pero esta
forma de expresar los pensamientos, este argot tan casero y a la
vez tan lejano provoca que la novela alcance otra dimensión
y que penetre más en tu cabeza.
Una buena novela pues, que proporciona una mensaje directo sobre
las repercusiones de una sociedad distópica futura. Un mensaje
del cual la sociedad actual puede aprender mucho.
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