El torque de oro es la conclusión de la primera trama argumental que empezó en la anterior novela, La Tierra multicolor, y que nos sitúa en un viaje a través del tiempo de seis millones de años al pasado en la Europa del plioceno. Julian May inició en estas novelas una pequeña saga de cuatro libros donde un grupo de aventureros —o más bien de inadaptados o desencantados— con un presente de maravillas donde la humanidad forma parte del Medio Galáctico viajan al pasado prehistórico de la Tierra buscando objetivos muy diferentes que van desde la redención personal, las aventuras en la prehistoria o incluso la búsqueda espiritual... para encontrarse que una raza alienígena controla este pasado bucólico que todos habían imaginado.
Si en La Tierra multicolor la acción quedaba cortada después de que el grupo del norte —los cuatro personajes que fueron capturados y tratados como esclavos— realizara el sabotaje y destrucción de un importante enclave alienígena, en esta primera conclusión de la saga nos centraremos especialmente en el grupo del sur, aquellos de nuestros protagonistas que a diferencia de sus amigos, fueron invitados a participar y a inmiscuirse en la fastuosa vida de los tanu, en su capital —que hoy día quedaría sobre la isla de Menorca— .
Hay que tener en cuenta que el status quo que mantenían los tanu y los firvulag —el otro aspecto de la raza extraterrestre— se rompió hace unos setenta años con la llegada de los humanos provenientes del futuro por el túnel temporal. La interacción con los tanu, especialmente en el campo reproductivo, ha creado seres híbridos. Por un lado esto ha garantizado que los de la alta raza lograran imponerse durante décadas en los combates ceremoniales contra los deformes firvulag al utilizar los humanos y sus técnicas (como la doma de animales prehistóricos) durante la batallas, pero por otra parte esta mezcla de genes y de costumbres ha empezado a dar un efecto que los tanu no se esperaban: la pérdida del sentido de unión o de pertenencia a una raza y a unas tradiciones ancestrales. A cada año que pasa, pues, la genética mejora pero los problemas de carácter social y culturales también. El engendramiento de híbridos humanos con los alienígenas se convierte, por tanto, en la salvación de la especie, pero también puede ser su condena, la pérdida de la esencia de los tanu.
Julian May, pues, entreteje una novela que pretende establecer un punto de reflexión en torno a la manipulación genética y también en la evolución social de las especies y lo presenta a través de una historia de aventuras pero donde existe un elemento tan crucial que decanta el peso de la narración de manera determinante: Hablo de los poderes psíquicos y de cómo May nos muestra este universo mental que comparten tanto las razas alienígenas como los humanos más poderosos. Estos pueden potenciar estas habilidades cognitivas a través de unos collares rígidos de fabricación alienígena llamados torques que actúan de potenciadores mentales. La trama sobre la evolución de la mente humana y sus poderes psicocinéticos y telequinéticos es intrínseca al argumento y nos abre las puertas a especulaciones increíbles y a soñar con aspectos del universo que poseen un sentido de la maravilla fascinante. Todo lo que rodea a los poderes mentales de los personajes es tan importante que por momentos nos olvidemos de la premisa del viaje en el tiempo que es la que nos ha situado en el escenario prehistórico.
Ahora bien, esto conlleva un desequilibrio con los personajes que no poseen estos poderes y que quedan un poco relegados a la sombra. En el grupo del sur, tenemos a Elisabeth Orme, una poderosísima mentalista y a Aiken Drum, el joven liante que también tiene un poder inmenso y actúa por su cuenta. En cambio, el vikingo Stein Olsen, y el antropólogo, Bryan Grenfell, tienen papeles más secundarios —aunque puntualmente importantes— y se echa de menos fuerza la interacción con grupo del norte donde sólo Felice Landry, la joven con poderes mentales excepcionales será clave en esta segunda novela. El resto de protagonistas son prácticamente relegados al olvido. De hecho, de vez en cuando la autora les recuerda y les da unas líneas de texto pero lo cierto es queda algo forzado.
Entiendo que es difícil otorgar capítulos y páginas a ocho protagonistas pero he detectado una estructura narrativa algo desajustada. No sólo por ofrecer más valor a los personajes con poderes psíquicos sino también en cómo se desarrolla una historia que mezcla muchos elementos y personajes y que no siempre da resultados claros. Un ejemplo es la multitud de secundarios de la raza tanu y sus confabulaciones, traiciones y alianzas que te hacen volver loco.
Pero quizás lo mejor de esta novela sea el final. Tengo que reconocer que me he preguntado a menudo mientras leía los libros porqué una autora estadounidense como Julian May ideó una historia tan original y refrescante como la saga del Exilio al plioceno... y no la ambientó en tierras americanas. Sí, reconozco aquí se mis perjuicios, pero normalmente los americanos tiran mucho para casa en este sentido. Tampoco entendía muy bien por qué escogió el plioceno teniendo a su alcance épocas tanto jugosas como el Jurásico o el cretácico por poner unos ejemplos por todos conocidos, pues al parecer el plioceno fue más bien aburrido. No es hasta finales de esta segunda novela, donde entiendes el porqué la autora sitúa la acción en la vieja Europa y en especial en la cuenca mediterránea y también en esta fecha tan aproximada que es hace 6 millones de años y en este sentido sólo puedo quitarme el sombrero porque el final es de una épica desmedida.
Así pues, en esta primera conclusión de la saga del Exilio al plioceno encontraremos bastante bien cerrados los principales puntos de interés que afectan al grupo verde de ocho personas que viajaron al pasado para huir de sus fantasmas personales. En la Europa prehistórica encontrarán lo que no esperaban y también grandes aventuras. La saga continúa con dos volúmenes más que sigue la historia, titulados El rey nonato y El adversario. ¡Esperemos que la editorial La Máquina que Hace Ping también los publique pronto!
Eloi Puig
14/09/2021
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