¡No sólo de novedades vive el hombre! Y por lo tanto de cuando en cuando remuevo entre la pila de lecturas pendientes para ver qué encuentro. Me gusta intercalar clásicos o libros poco conocidos entre las novedades del momento. En este caso, pero, el hecho que me hizo decidir a leer esta novela fue que aparecía como muy recomendable en la reciente leída Ciencia Ficción. Nueva Guía de lectura de Miquel Barceló. Después de leer la reseña me dije: "Pero si este libro lo tengo en la pila". Y así, era, comprado de segunda mano en algún momento indeterminado del pasado e incluso firmado por el autor, Ian Watson (el hecho de que venga a las calçotades frikis ayuda a que te firme libros).
Empotrados es una novela escrita a comienzos de los setenta y por tanto está inmersa en unos años de marcado acento político en todo el mundo como se observa en el libro. Pero también dedica buena parte de su trama argumental a la reflexión de los trastornos en la mente a que pueden llevar las drogas. Muy setentero vaya. Es una novela difícil de catalogar pues aparecen estraterrestres pero también reflexiones sobre nuevas drogas, crisis políticas al América latina, ideales revolucionarios ... pero sobre todo podríamos definirla como una obra con una clara vocación especulativa sobre la lingüística.
Tenemos dos escenarios concretos: una tribu amazónica capaz de llegar a un límite superior en la comunicación verbal gracias a la injerencia de una droga natural y por otro lado las investigaciones en unos laboratorios medio secretos sobre la capacidad de aprendizaje de niños a los que desde pequeños se les suministra una droga artificial. Estos dos escenarios se verán unidos irremediablemente durante la llegada de una nave extraterrestre donde unos alienígenas buscan parámetros, constantes y toda una serie de pautas idiomáticas para poder comunicarse con unos seres superiores. La unión de estos focos de atención se realizará a partir de los trabajos de Chris Sole y de Pierre, un científico francés afincado en el amazonas; cada uno utilizará sus propios protocolos pero en el fondo llegarán a las mismas conclusiones.
Empotrados es una novela culta, que reclama la atención sobre esta rama de las ciencias sociales que es la lingüística. Y lo hace de forma compleja, con momentos incluso hard, donde Watson intenta desarrollar teorías y análisis sobre la lengua y cómo ésta afecta a nuestro cerebro. Estaríamos ante un caso de ciencia ficción new age con una novela más abocada a las ciencias sociales y a la literatura que a las ciencias físicas.
Pero la lectura es demasiado densa a veces, lenta y poco dinámica. Hasta prácticamente la mitad del libro no se abren campos especialmente interesantes para el lector. Los personajes cumplen pero les falta un poco de empatía. Pero el hecho es que en ocasiones nos parece que la lectura no avance y en otros que el autor la acelera de forma brusca —como durante la presentación de la nave extraterrestre o la resolución final del conflicto— provocando cierta confusión y dejando al lector un poco desconcertado y con ganas de más.
Puedo entender que se considere a empotrados una novela interesante y en su momento innovadora por su reflexión en torno a los idiomas y la lengua —hasta el punto de haber quedado finalista del premio John W. Campbell Memorial y ganadora del premio Apollo francés en 1975— pero por lo que a mí respecta la encuentro poco preparada para el gran público, faltada de intriga y de nervio. Y sobre todo carente de un final coherente. Y eso que las últimas páginas de la novela animan a pensar que Watson tiene la capacidad narrativa de Silverberg o Dick cuando nos traslada por los extraños senderos de las percepciones mentales.
Empotrados sirve como base para estudiar este conjunto de novelas donde la lingüística o almenos las diferentes formas de comunicación son las premisas a seguir para especulaciones de todo tipo. Otros trabajos, pero, me han llegado más, aunque estén enfocados a la comunicación más que en la lingüística, como la novela La persistencia de la visión de John Varley (1978) u otras aportaciones recientes como Embassytown de China Miéville (2011). Empotrados se queda como una referencia que, a pesar de no haber envejecido mal, la veo un poco desestructurada y con poca capacidad resolutiva.
Ian Watson tiene una imaginación desbordante pero al igual que en la otra obra suya que he leído, Conflictes (sólo traducida al catalán), las premisas y las ideas se quedan sin desarrollarse de forma concreta. Y esto puede resentir la valoración global de la novela
.Eloi Puig, 11/12/15
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