Marc R. Soto ha sido uno de los autores españoles que me impresionado más con una antología: El hombre divergente. No es fácil que un grosor importante de cuentos mantengan un nivel de calidad elevado y homogéneo - últimamente sólo he podido comprobarlo con El monstruo en mí de Nacho Becerril. - Pero cuando esto sucede, no lo olvidas fácilmente. Y es encomiable que pequeñas editoriales como esta excelente Viaje a Bizancio Ediciones apueste por publicar libros de cuentos, que todo sea dicho, siempre han sido despreciados por el gran público.
Sea como sea, Marc R. Soto, me dejó con un nivel de expectativas muy alto. Hace poco, durante los últimos momentos de vacaciones de verano devoré casi de golpe los tres cuentos que componen esta recopilación. Como ya dije en su momento, Soto trabaja tanto por la vertiente fantástica del terror como por el lado más cotidiano, el que en mi opinión puede provocar más angustia, pues trata de temas reales; los tres cuentos que aquí se presentan se decantan por este terror casero, aquella sensación que notas cuando lees algo que sabes que no acabará bien. En este sentido el autor es un maestro en narrarnos hechos, pistas, rápidas ojeadas a una historia que notamos no lleva precisamente el camino de la felicidad.
"Sueño de nieve y barro" es el relato más corto ... y podría haber sido el más impresionante: Una narración breve sobre el camino que enfilan juntos dos hermanos hacia el bosque: El primero con la ilusión de ver un oso, el segundo planeando matar a su hermano pequeño por la espalda. Es un ejercicio buenísimo de tensión y angustia pues el lector sabe perfectamente todo lo que le pasa por la cabeza al aprendiz de asesino y cómo quiere llevarlo a cabo. El final es digno, aunque quizás demasiado abierto para mi gusto.
Le sigue "La sonrisa del reloj", un cuento narrado en primera persona, como un enorme flashback terrorífico sobre la inocencia de un niño que se ve alterada por unos instintos poco convencionales: El de matar animalitos ... a ser posible cada vez con más saña, con más violencia o con más premeditación ... para saber qué pasa ... que se siente. Es un relato muy bien llevado también que llega a su climax de forma escalofriante y visceral y que queda ligado con el retorno al presente. También es un terror real, una manera de ver las cosas pero sobre todo de insinuar a otros que ocurrirán en el futuro.
Finalmente, el cuento que da título a la antología "Largas noches de lluvia" es sin duda el más interesante de los tres. Curiosamente no se trata de un relato estrictamente de terror pues las situaciones descritas y la trama en sí tienen más que ver con la novela negra que con el miedo o el escalofrío, pero el hecho de ambientarse en un pueblo de la España profunda, en una época gris y triste como fue la franquista y con una serie de personajes magníficamente llevados por el autor, le da un aire misterioso, melancólico pero también bastante terrible. Creo que aquí más que mostrarnos un cadáver de una persona que yace flotando en la bañera de su casa, Soto nos adentra en una especie de presencia colectiva, un tipo de sentimiento profundo, estancado, arraigado a las costumbres de una aldea aislada. Es ilustrativo que nuestro protagonista, que lleva 20 años viviendo en el pueblo, aunque es considerado un forastero. Esta realidad amarga, la de aquí todos somos uno y los de fuera son extraños es la que se evidencia en una trama que bajo el velo de la investigación policiaca esconde un sentimiento general sólo mostrado raíz de conversaciones sutiles en el texto.
Así pues, una recopilación curiosa y bien escrita. No llega a la altura de su predecesora, tal vez por que le falta ese cuento asombroso, desequilibrador, que uno esperaba encontrar, un hit, sin embargo, la calidad literaria sigue más que vigente y Marc R. Soto puede estar contento. Espero con impaciencia el día que quiera dedicarse a la novela.
Eloi Puig, 24/09/12
|